"Ahora existe m¨¢s tolerancia social respecto a la droga"
Pon que soy m¨¦dica, acabado en "a", y que siempre he estado vinculada con la salud p¨²blica". Carmen Moya (Utiel, Valencia, 1952), delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, se presenta sola. Moya, epidemi¨®loga, encarna el nuevo enfoque que el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero quiere dar al tratamiento de las toxicoman¨ªas, con un mayor ¨¦nfasis en la parte sociosanitaria. Por eso, como primera medida, el plan ha dejado de depender del Ministerio del Interior, y ha vuelto al de Sanidad, donde lo cre¨® Ernest Lluch en 1985.
La situaci¨®n a la que se enfrenta Moya no es f¨¢cil. Seg¨²n declar¨® la ministra de Sanidad, Elena Salgado, el martes pasado en el Congreso, Espa?a ocupa el primer lugar en porcentaje de consumidores de coca¨ªna de la UE, el tercero en cannabis y el cuarto en ¨¦xtasis. Adem¨¢s aumenta el uso de otras drogas, como el GHB (llamado ¨¦xtasis l¨ªquido) o la ketamina.
"Ha habido cambios de patrones importantes. Hace unos a?os se consum¨ªa hero¨ªna; ahora se usan otras drogas, como cannabis y coca¨ªna"
"No estamos hablando de datos de escalofr¨ªo como los que se produjeron en la ¨¦poca de la hero¨ªna, pero no podemos bajar en ning¨²n caso la guardia"
"No vamos a optar por pol¨ªticas persecutorias. Yo creo que se pueden hacer confluir las iniciativas de prevenci¨®n con mecanismos disuasorios"
"El problema de las drogas no se puede trasladar en ning¨²n caso a otras sociedades econ¨®micamente m¨¢s desfavorecidas"
"No podemos hablar de la legalizaci¨®n del cannabis, que tiene problemas de salud demostrados. Otro tema es que pueda tener usos terap¨¦uticos"
Pregunta. ?Menudo pa¨ªs ha heredado! ?C¨®mo ha llegado a esta situaci¨®n?
Respuesta. Yo no heredo ning¨²n pa¨ªs. Este pa¨ªs es de todos. Son muchas las circunstancias que han cambiado y que han hecho que cambiaran los patrones de los consumidores. Es important¨ªsimo tener presente que no se trata de comparar la situaci¨®n de ahora mismo con la del a?o pasado ni la de hace cuatro a?os. Tenemos que hablar con una perspectiva de m¨¢s a?os a la hora de hablar de dependencias, que es lo que tiene relevancia. Las tendencias son las que nos van a indicar por d¨®nde tenemos que orientarnos y a qu¨¦ situaciones tendremos que hacer frente.
P. ?Y cu¨¢l es la tendencia ahora?
R. Ha habido cambios de patrones importantes. Primero, ha habido cambios en la sustancia. Hace unos a?os se consum¨ªa fundamentalmente hero¨ªna; ahora se usan otras drogas, como cannabis y coca¨ªna. En segundo lugar, ha habido un cambio en el patr¨®n de consumo. No hace demasiados a?os, el consumo estaba vinculado con la marginaci¨®n, en algunos casos incluso con la delincuencia. Ahora, el patr¨®n es distinto. Es un consumo mucho m¨¢s asociado al ocio, a los fines de semana, a los usos recreativos. Otro tercer elemento de cambio han sido las edades: ahora la gente empieza a consumir m¨¢s joven. Y luego, el ¨²ltimo cambio es el contexto social. El contexto social es distinto. La vida es mucho m¨¢s acelerada, hay mucha m¨¢s competitividad, una globalizaci¨®n de la informaci¨®n.
P. ?Y hay m¨¢s tolerancia respecto a la droga?
R. Ahora hay m¨¢s tolerancia social respecto a la droga, y todo esto conduce a lo m¨¢s importante, que es que hay una falta de percepci¨®n de riesgo. Yo creo que esto es lo m¨¢s importante. Esta falta de percepci¨®n de riesgo nos est¨¢ modificando todos los esquemas.
P. Porque parece que la ¨²nica droga que preocupaba es la hero¨ªna, y ¨¦sta s¨ª que ha bajado.
R. Baj¨® y ahora est¨¢ estabilizada.
P. No parece un gran balance para el plan, teniendo en cuenta que gran parte del descenso del consumo de hero¨ªna debe atribuirse al sida. ?Habr¨¢ que esperar a que aparezca otro sida que se transmita por compartir un porro o un rulo para esnifar coca¨ªna para que baje el consumo de estas sustancias?
R. No, no tiene nada que ver. Son situaciones distintas. Cuando estamos hablando del aumento de la coca¨ªna, no estamos hablando de cifras comparables a la hero¨ªna. Lo que hemos hecho, y lo que hizo la ministra el otro d¨ªa en el Congreso, ha sido una parada y una alerta. Ha sido decir: "?Ojo!", pero sin dramatizar. La situaci¨®n est¨¢ cambiando, y est¨¢ habiendo una tendencia creciente. No estamos hablando de datos de escalofr¨ªo como los que se produjeron en la ¨¦poca de la hero¨ªna, ni much¨ªsimo menos, pero no podemos bajar en ning¨²n caso la guardia, y tenemos que intervenir. Lo que pasa es que la realidad tenemos que hacerla emerger, y hace falta, en algunos casos, ser valiente, y hacer frente a una situaci¨®n que quiz¨¢ es menos conocida. Pero cerrar los ojos es la tendencia que contribuye a la falta de percepci¨®n de riesgo.
P. ?O sea, que no estamos tan mal como parece?
R. Hay que tener en cuenta otro aspecto. La situaci¨®n que tenemos en Espa?a es la que tenemos, pero si nos comparamos con los pa¨ªses del centro de Europa, los crecimientos que tenemos son mayores en algunos casos y menores en otros, pero tenemos las tendencias en el mismo sentido. De hecho, ahora se est¨¢ replanteando no s¨®lo la estrategia espa?ola sobre drogas, sino tambi¨¦n la europea para el periodo 2005-2012. Y entre los temas que van a salir en este replanteamiento est¨¢n los cambios de consumo y estos repuntes que est¨¢n teniendo todos los pa¨ªses.
P. ?Y no ser¨¢, como dec¨ªa el martes la diputada de Esquerra Republicana de Catalunya, Rosa Mar¨ªa Bon¨¤s, que el hombre siempre ha vivido con drogas y que las necesita? ?No le da un poco la sensaci¨®n de que cada vez que se arrincone una sustancia, va a ponerse de moda otra?
R. Bueno, esto es imprevisible. La sociedad moderna nos depara cambios considerables no s¨®lo en los temas de los consumidores de droga, sino en los h¨¢bitos de vida. Yo creo que vamos a vivir con riesgos, pero con riesgos debidos a muchos elementos, no solamente a este tipo de consumos. Son riesgos que la vida moderna nos est¨¢ incorporando que no existen en el Tercer Mundo. El problema de las drogas no se puede trasladar en ning¨²n caso a otras sociedades posiblemente m¨¢s desfavorecidas econ¨®micamente.
P. ?En qu¨¦ se va a notar la vuelta del plan a la ¨®rbita de Sanidad?
R. Cuando Ernest Lluch cre¨® el plan, en 1985, la situaci¨®n era muy distinta a la que tenemos en esta sociedad. Entonces est¨¢bamos en plena epidemia de la hero¨ªna, y exist¨ªan problemas sociales muy importantes vinculados a ese consumo, entre ellos la delincuencia. Pero ya entonces los objetivos que se marcaron fueron sociosanitarios, que son los que se han marcado con la vuelta del plan a Sanidad.
P. ?Cu¨¢les son las l¨ªneas con las que va a actuar?
R. Est¨¢ claro que la prioridad es la prevenci¨®n, actuar sobre j¨®venes y grupos vulnerables. Tambi¨¦n hay que mejorar lo que son los sistemas de informaci¨®n, revisar los indicadores que tenemos para que nos sirvan para detectar las nuevas situaciones. Es voluntad nuestra mejorar los sistemas de informaci¨®n, y dar transparencia a los resultados. Vamos a conocer c¨®mo hemos llegado a esta situaci¨®n y c¨®mo vamos cambiando. Y otro elemento importante es potenciar la investigaci¨®n, la cl¨ªnica, la b¨¢sica y muy especialmente la epidemiol¨®gica. Yo creo que son l¨ªneas que tenemos que impulsar, y es nuestra voluntad y nuestro deseo hacerlo.
P. Adem¨¢s de las campa?as, ?con qu¨¦ otros aliados cuentan?
R. Un elemento importante que tenemos que llegar a garantizar en el plan es la estrecha coordinaci¨®n y colaboraci¨®n con las comunidades aut¨®nomas, que tienen las competencias transferidas. Hay que asegurar una buena coordinaci¨®n con las comunidades aut¨®nomas y con la sociedad civil a trav¨¦s de las ONG, que tienen una posici¨®n importante en el plan. Todos estos elementos tienen que colaborar. Nuestra intenci¨®n es buscar el consenso con todos para establecer cu¨¢les tienen que ser los criterios estrat¨¦gicos.
P. Despu¨¦s de la postura del PP en el Congreso el martes, ?van a conseguir su apoyo?
R. Yo creo que el tema de las drogas es un problema de la sociedad, de todos. El plan se crea en el a?o 1985 por consenso, y nuestra voluntad es el consenso en todas las directrices que lo van a componer. ?ste es nuestro deseo y por esto vamos a trabajar.
P. ?Y actuaciones dedicadas a j¨®venes?
R. Est¨¢ el tema de la educaci¨®n. Las estrategias globales educativas, familiares, de la sociedad civil, tienen que ser un tema que nosotros hemos de establecer. Estas estrategias tienen que ir incorporando a la familia, a la sociedad civil, a la escuela. Todo esto forma un reto al que tenemos que hacer frente. Los profesores pueden transmitir el tema de la percepci¨®n de riesgo, y lo pueden hacer muy bien, porque conocen su lenguaje y su sensibilidad.
P. Con una m¨¦dica al frente, ?no hay peligro de que les acusen de aflojar la presi¨®n sobre la represi¨®n del narcotr¨¢fico?
R. No, para nada. La prioridad es el impacto en t¨¦rminos sanitarios y sociales que tienen los consumos de estupefacientes, pero esto no quiere decir que no tengamos ahora que trabajar en estrecha colaboraci¨®n con la otra parte de la prevenci¨®n, que es la reducci¨®n de la oferta. ?sta es la que llevan los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, y es un trabajo que seguimos manteniendo estrechamente. Compartimos el mismo edificio, y estamos trabajando conjuntamente con unas relaciones excepcionales. Cada uno es cada uno, pero los dos juntos somos la lucha contra la droga.
P. Aparte de a la cabeza del consumo interno, Espa?a figura en informes como el del Observatorio Europeo de Drogas como una de las principales v¨ªas de entrada de estupefacientes en la UE. ?Qu¨¦ opina de ello?
R. Es una cuesti¨®n de situaci¨®n geogr¨¢fica. Espa?a es, por cercan¨ªa con el Magreb, una l¨ªnea de entrada normal, pero no hay m¨¢s causa que la cercan¨ªa con donde se produce. Imagino que con la hero¨ªna y los pa¨ªses lim¨ªtrofes de Afganist¨¢n pasa lo mismo.
P. ?Por qu¨¦ el alcohol y el tabaco son legales, y el cannabis, por ejemplo, no?
R. Por un tema de salud p¨²blica. Por eso no podemos hablar de la legalizaci¨®n del comercio del cannabis, que tiene problemas de salud claramente demostrados. Otro tema es que pueda tener otros usos terap¨¦uticos.
P. Pero el tabaco y el alcohol tienen otros problemas de salud claramente demostrados. ?Cu¨¢l es la diferencia?
R. Estamos hablando de drogas legales e ilegales, y en la definici¨®n de las toxicoman¨ªas las asumimos todas. Una de las pol¨ªticas que la ministra de Sanidad ha hecho suyas es el enfrentamiento con estos consumos importantes, el del tabaco y el alcohol, que tienen un peligro cierto. Cada a?o se atribuye la muerte de 60.000 personas al consumo de tabaco. Y el
consumo de alcohol est¨¢ relacionado con los accidentes de tr¨¢fico, que fundamentalmente tienen un importante n¨²mero de bajas entre los colectivos de j¨®venes. Pero es que tambi¨¦n estamos con una percepci¨®n baja de riesgo en estos consumos, porque son consumos que est¨¢n integrados socialmente. Esto no quiere decir que tengamos que comparar cu¨¢les son mejores y cu¨¢les son peores. Todas son malas. Pueden ser terribles para la salud.
P. ?Se conocen cifras similares a las del tabaco en muertes asociadas a otras drogas?
R. No, es distinto. Cuando se habla de tabaco, es que s¨ª que hay una relaci¨®n causal muy demostrada, o si habl¨¢ramos de accidentes de tr¨¢fico, s¨ª que podr¨ªamos hacerlo con el alcohol. Es una epidemia real y su vinculaci¨®n con el consumo de alcohol es muy estrecha. El resto puede producir otro tipo de lesiones que a lo mejor no son tan a corto plazo.
P. O sea, que la legalizaci¨®n de la venta del cannabis ni se plantea.
R. Definitivamente, no. Esto no es nuestra intenci¨®n. Otra cosa es el llamado uso terap¨¦utico. Todos aquellos usos que puedan repercutir en la mejora de la salud de las personas por cualquier circunstancia se incorporar¨¢n. Y parece que s¨ª hay indicaciones de que el cannabis puede tener usos terap¨¦uticos en casos de personas relacionadas con tratamientos citost¨¢ticos (c¨¢nceres) o con la anorexia, porque disminuye los v¨®mitos y el malestar. Pero siempre acompa?ado de un rigor cient¨ªfico. Si las indicaciones est¨¢n comprobadas con estudios potentes, rigurosos metodol¨®gicamente, ah¨ª s¨ª que no estamos para nada cerrados. Al contrario, todo lo que repercuta en el bienestar de los ciudadanos tiene que ser un problema nuestro, y lo es. O sea, que en esto no podemos aislarnos ni enrocarnos y decir que no.
P. ?C¨®mo van a combatir el aumento de los consumos de alcohol, tabaco, coca¨ªna y cannabis, que son los m¨¢s frecuentes?
R. Uno de los elementos que integran la prevenci¨®n es la informaci¨®n. Pero tiene que ser rigurosa, avalada cient¨ªficamente. Cuando hablemos de esto, tenemos que hablar de estudios que den consistencia a nuestras afirmaciones, y ¨¦ste es uno de los intereses que el plan quiere hacer suyos. Cualquier decisi¨®n que vayamos a tomar en nuevas estrategias y nuevas orientaciones la queremos sustentar cient¨ªfica y t¨¦cnicamente.
P. ?No hay peligro con la informaci¨®n cient¨ªfica de dar un manual de instrucciones?
R. S¨ª. Todo son obligaciones: usted debe hacer esto, no debe hacer esto otro. Intentaremos en lo posible no caer en eso, que no se diga: "Esto es demasiado cient¨ªfico". Parece que el rigor tiene que ser complejo de entender. Lo que es cient¨ªfico y est¨¢ avalado cient¨ªficamente por la evidencia no tiene que ser complejo en su comprensi¨®n. Se tiene que explicar de forma asequible a todos los ciudadanos, que son los que lo tienen que integrar en su vida. Si es complejo o lo ven dif¨ªcil, extra?o o no relacionado con su vida, dif¨ªcilmente lo incorporar¨¢n a ella.
P. La experiencia que hay en campa?as dirigidas a j¨®venes, como algunas para prevenir el sida, es que no llegan. ?C¨®mo va a combatir esto?
R. Hay que tener en cuenta que los j¨®venes tienen otro lenguaje. Adem¨¢s, muchas veces se cae en mensajes tremendistas que no s¨¦ si son los m¨¢s adecuados. Yo creo que se les debe orientar dici¨¦ndoles que son adultos de alguna manera y que tienen que ser responsables de sus decisiones. Invit¨¢ndoles a ser ellos los protagonistas, d¨¢ndoles los elementos suficientes para tomar decisiones. ?ste es el elemento que queremos trasladar.
P. ?Y qu¨¦ puede hacerse con el que decide que sabe lo suficiente y que por eso mismo esa noche va a fumarse un porro o a meterse una raya?
R. Lo que no vamos a hacer es optar por pol¨ªticas absolutamente persecutorias. Yo creo que se pueden hacer confluir las iniciativas de prevenci¨®n con mecanismos disuasorios sin ser en ning¨²n caso punitivos. Ser¨¢n los t¨¦cnicos en c¨®mo orientar los mensajes los que nos faciliten la labor de tratar de que los mensajes les lleguen sin que les produzcan rechazo, que no nos vean como esas personas mayores que vienen solt¨¢ndoles rollos, doctrinas. Si no, tenemos poco que hacer.
P. Otro grupo tradicionalmente m¨¢s vulnerable es el de los adictos en las c¨¢rceles. ?Qu¨¦ van a hacer con ellos?
R. Una de las cosas que desde el plan se quieren impulsar es el tema de la atenci¨®n a los m¨¢s vulnerables, y un colectivo que se ve muy afectado y en el que tenemos que reforzar las intervenciones es el de las c¨¢rceles, tanto los hombres como las mujeres. Ah¨ª tenemos que intervenir facilitando la remisi¨®n del da?o y tambi¨¦n el tratamiento. Hay que facilitar el tratamiento dentro de la c¨¢rcel y cuando salgan de la c¨¢rcel. Darles continuidad a esos tratamientos. ?sta es una de las intenciones que se quieren potenciar con el Ministerio del Interior de una forma prioritaria.
P. Hasta ahora, programas de reducci¨®n de da?os como la dispensaci¨®n controlada de hero¨ªna han tenido muchos problemas administrativos. ?Va a cambiar la actitud del Gobierno?
R. Aqu¨ª ahora hay un par de programas de dispensaci¨®n de hero¨ªna en marcha, y tenemos que esperar a ver qu¨¦ resultados nos dan y si son aplicables con car¨¢cter general. Pero parece ser que la metadona, bien administrada, vigilada y facilitada, no est¨¢ dando malos resultados. Contribuye a la reducci¨®n del da?o, de los problemas de infecciones y de salud asociados con el consumo.
P. Usted apuesta por la metadona como una alternativa para los heroin¨®manos. ?Hay un equivalente para los cocain¨®manos?
R. ?ste es un problema, que no hay una metadona para cocain¨®manos. Hay experiencias e iniciativas; hay algunos centros y compa?¨ªas que est¨¢n intentando buscar alguna vacuna, un tratamiento, pero de momento son s¨®lo investigaciones, una iniciativa que no podemos eludir.
Una experta en epidemiolog¨ªa
SI LAS DROGAS son una epidemia, Carmen Moya es la persona indicada para combatirlas. Desde que se licenci¨® en medicina y cirug¨ªa por la Universidad de Valencia, ha estado ligada a la epidemiolog¨ªa y la salud p¨²blica.
La Delegaci¨®n del Plan Nacional sobre Drogas (PND) del Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero es s¨®lo el ¨²ltimo de sus cargos oficiales. Moya pasa de puntillas por su periodo m¨¢s pol¨ªtico, el de delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana entre 1995 y 1996. Prefiere recordar su labor al frente de la Direcci¨®n General de Salud P¨²blica de la Consejer¨ªa de Salud de la Generalitat, o su ¨²ltimo cargo como jefa del Servicio de Docencia del Instituto Valenciano de Estudios en Salud P¨²blica. Tambi¨¦n ha sido fundadora de la Sociedad Espa?ola de Epidemiolog¨ªa.
Pero tanto cargo y reconocimiento (en 1984 fue condecorada con la Orden Civil de Sanidad, con categor¨ªa de Encomienda, por el Ministerio de Sanidad y Consumo) no le han quitado el aire progre. Habla muy deprisa -se reconoce nerviosa durante la entrevista- y afirma que no pondr¨ªa los muebles estilo imperio de su despacho en la sede madrile?a del Plan Nacional en su casa ni aunque tuviera un "comedor enorme". "Son de la ¨¦poca de [Juan Jos¨¦] Ros¨®n y de [Baltasar] Garz¨®n", casi se disculpa. En los cinco meses que lleva en el cargo ni se hab¨ªa dado cuenta de que los brazos de algunas de las sillas son retorcidos cuellos de cisne, afirma.
Por supuesto, no fuma -por lo menos en p¨²blico-, y sus colaboradores alaban su informalidad y su trato directo. "Y no s¨®lo en el vestir". La chaqueta se la quita cuando acaba la formalidad de la entrevista. Y se le escapa una queja: "?Qu¨¦ fr¨ªo que hace en Madrid!".
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