El montaje de la colecci¨®n Flick revive el pasado nazi del fundador de la dinast¨ªa
El canciller alem¨¢n inaugura con pol¨¦mica la exposici¨®n de 400 obras en Berl¨ªn
El canciller federal de Alemania, el socialdem¨®crata Gerhard Schr?der (SPD), inaugur¨® ayer en Berl¨ªn la exposici¨®n de 400 obras de la colecci¨®n Friedrich Christian Flick en medio de una fuerte pol¨¦mica por el pasado nazi del abuelo del donante. Schr?der hizo caso omiso a las voces de quienes atacan al donante por el pasado nazi de su abuelo, que amas¨® la fortuna familiar y estaba considerado como el hombre m¨¢s rico de Alemania. La colecci¨®n de 2.500 piezas se ver¨¢ en los pr¨®ximos siete a?os como donaci¨®n a la ciudad.
En el proceso de N¨²remberg se conden¨® al fundador de la dinast¨ªa Friedrich Flick, que muri¨® en 1972 a los 89 a?os en Constanza, a siete a?os de c¨¢rcel como criminal de guerra por haber abastecido de armas hasta el final de la II Guerra Mundial a la Alemania nazi.
Desde "intento de lavar las manos manchadas de sangre" a "colecci¨®n de Herman G?ring", el jefe nazi de la fuerza a¨¦rea, o el recuerdo de haber explotado en muchos casos hasta la muerte a los trabajadores extranjeros condenados a trabajos forzados. Todo esto y mucho m¨¢s tuvo que escuchar y soportar en los ¨²ltimos meses Friedrich Christian Flick, que acaba de cumplir 60 a?os, como Schr?der, tras la decisi¨®n de donar durante siete a?os a Berl¨ªn su colecci¨®n de arte contempor¨¢neo.
Se compone la colecci¨®n de 2.500 obras que se expondr¨¢n durante el periodo de la donaci¨®n y se cierra as¨ª un hueco de una fase de la historia del arte poco representada en los numerosos museos de la capital alemana. Nam June Paik, Cindy Sherman, Bruce Naumann, Paul McCarthy, Martin Kippenberger son s¨®lo una peque?a selecci¨®n de los 40 artistas expuestos.
La exposici¨®n de 400 obras se inaugur¨® ayer en el Museo Hamburger Bahnhof, de Berl¨ªn, y all¨ª se ha logrado una concentraci¨®n de pintura, escultura, fotograf¨ªa, instalaciones o v¨ªdeos que se extienden sobre 13.000 metros cuadrados. Todo este c¨²mulo de arte pas¨® a segundo plano ante el volumen de la pol¨¦mica. En la hora y media de la conferencia de prensa para presentar la exposici¨®n con m¨¢s de cien periodistas no se formul¨® a Flick, los organizadores y a la ministra federal de Cultura Christina Weiss ni una sola pregunta sobre las obras o relacionada con el arte en s¨ª.
En el Museo Hamburger Bahnhof se ha logrado una extraordinaria combinaci¨®n entre la arquitectura y las obras de Friedrich Christian Flick. El costo de la renovaci¨®n, ocho millones de euros, corri¨® a cuenta del donante. Los gastos de mantenimiento los paga la Fundaci¨®n del Patrimonio Prusiano que administra los museos de Berl¨ªn. Adem¨¢s de la herencia de una fortuna que se considera amasada en parte con la sangre de los trabajadores esclavos del nazismo, se acusa a Flick de no haberles pagado indemnizaciones y tambi¨¦n de evadir impuestos al residir en Suiza, donde la voracidad del fisco es menor que en Alemania. El padre de este Flick tambi¨¦n fij¨® en su d¨ªa su residencia en Austria. Se trata del mismo Flick que a principios de los ochenta desencaden¨® un esc¨¢ndalo de sobornos que implic¨® a todos los partidos pol¨ªticos alemanes, con excepci¨®n de Los Verdes, y cuyas salpicaduras llegaron a Espa?a y al PSOE. Todo esto origin¨® la frase del ex presidente de Gobierno Felipe Gonz¨¢lez: "No recib¨ª ni un duro, ni una peseta, ni de Flick, ni de Flock".
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