?Privados o p¨²blicos?
All¨ª donde podamos y como podamos hemos de defender nuestra vida privada, nuestra privaticidad, que dicen algunos finolis. Ardua tarea e incluso misi¨®n imposible para las gentes de pan llevar desde que casi todo el mundo vive en colmenas y los tabiques est¨¢n construidos con papel de hostia. Tanto m¨¢s sabiendo que decenas de organismos oficiales, agencias m¨¢s o menos turbias y entes de rara naturaleza, sin excluir iglesias y universidades, se dedican a escucharnos y filiarnos con ni se sabe qu¨¦ prop¨®sitos. A lo mejor, sin otro fin que el de convertirnos en destinatarios de env¨ªos publicitarios una vez espiados nuestras querencias y debilidades. En fin que, aun con la batalla perdida, hay que resistirse a que nos conviertan en una ficha, acaso una mera pulsaci¨®n en el ordenador al alcance de cualquier individuo interesado en escudri?ar nuestra vida y pecados.
Una llamada Ley Org¨¢nica de Protecci¨®n de Datos junto a una agencia especializada en ello nos amparan contra el allanamiento de nuestro marco privado. Debo suponer que algo hemos salido ganando, aunque sigamos siendo torpedeados por el implacable buzoneo. Que recuerde, alguna carta recib¨ª instando la venia para utilizar mis datos personales m¨¢s elementales, como nombre y direcci¨®n. Pero no parece que haya mucho margen para el optimismo a la vista del tr¨¢fico de listados y ficheros, por no hablar de los fallos que se denuncian en la custodia de expedientes e historias personales.
Viene esto a cuento de un expediente sancionador contra el sindicato de CCOO de la Diputaci¨®n de Valencia por publicar en su p¨¢gina web datos sobre trabajadores de la corporaci¨®n. Al parecer, el citado sindicato ha infringido dos art¨ªculos de la referida ley y ha cometido presuntamente un delito grave, o as¨ª se califica la divulgaci¨®n de ciertas caracter¨ªsticas del puesto de trabajo, su titular, forma de provisi¨®n, funciones, emolumentos y otras informaciones similares. Sanci¨®nese, si as¨ª procede, pero no sin manifestar nuestra extra?eza en este caso concreto y a¨²n lamentando que el correctivo se ejecute, pues a nuestro entender la publicaci¨®n de estos datos relativos a los trabajadores de la funci¨®n p¨²blica constituye la mejor profilaxis contra su corrupci¨®n: el dolce far niente, el amiguismo, clientelismo, sueldos de f¨¢bula o miserables etc¨¦tera.
Por otra parte, ?acaso habr¨ªa que considerar privados unos datos que previamente han debido de aparecer a la luz p¨²blica y que, a mayor abundamiento, han o habr¨ªan de estar disponibles a la atenci¨®n de los administrados? Nos estamos refiriendo a anotaciones exclusivamente vinculadas al puesto de trabajo en una corporaci¨®n financiada por los contribuyentes y -te¨®ricamente- fiscalizada por sus representantes pol¨ªticos y sindicales. Nada, pues, habr¨ªa de ocultarse por mor de la transparencia y la mejor aplicaci¨®n de la democracia.
Pero no es eso lo que opina la Federaci¨®n de Servicios P¨²blicos de UGT, a cuya instancia se ha instruido el expediente sancionador. Algo que me confundi¨® porque pens¨¦ que esta facci¨®n sindical tambi¨¦n combat¨ªa por una Administraci¨®n p¨²blica transparente como un vaso de agua clara. Nada m¨¢s claro e higi¨¦nico que tender al sol el perfil laboral de los funcionarios. Incluso habr¨ªan de ser estos los primeros interesados en sacudirse la fama y maledicencia que secularmente han criado.
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