El Valencia destroza al Depor
Recital de juego y goles del conjunto de Ranieri en Riazor, donde pas¨® por encima de un rival irreconocible
El vigente campe¨®n ejerci¨® de tal, se asom¨® a Riazor y sembr¨® el p¨¢nico. Un Valencia enorme, implacable, feroz, dio una exhibici¨®n en un territorio habitualmente hostil, donde se lo pas¨® en grande. Pas¨® el Valencia por encima de un Deportivo irreconocible. Encantado de haberse conocido, el conjunto de Mestalla -que hab¨ªa despertado algunas dudas, m¨¢s por la personalidad de su Ranieri y la impopularidad de algunas de sus decisiones que por otra cosa- se dio un fest¨ªn y perdi¨® el respeto al aprendiz de equipo en que se ha convertido el decadente Depor, que ya puede agarrarse a las ausencias, la de Mauro Silva por encima de todas, padre, luz y faro de este conjunto como es, para justificar lo injustificable.
DEPORTIVO 1 - VALENCIA 5
Deportivo: Molina; Manuel Pablo, Andrade, C¨¦sar (Pablo Amo, m. 77), Capdevila; Scaloni, Sergio (Fran, m. 46); Munitis, Valeron, Luque (V¨ªctor, m. 46); y Pandiani.
Valencia: Canizares, Curro Torres, Marchena, David Navarro, Carboni (Moretti, m. 53); Albelda, Baraja (Sissoko, m. 76); Rufete, Corradi, Vicente; y Di Vaio (Fiore, m. 71).
Goles: 0-1. M. 18. Di Viao toca sobre Baraja, que env¨ªa un centro-chut desde la derecha que Corradi empuja.
0-2. M. 36. Rufete centra, Di Viao se adelanta a Molina y marca de espuela.
0-3. M. 43. Vicente regatea a Manuel Pablo y la pone en la escuadra con la pierna derecha.
0-4. M. 45. Baraja env¨ªa al hueco y Rufete marca tras regatear a Molina.
0-5. M. 51. Baraja empuja un centro de Di Viao desde la izquierda.
1-5. M. 64. Jugada de Valer¨®n, que cede a Pandiani para que ¨¦ste controle y marque.
?rbitro: Pino Zamorano. Amonest¨® a Carboni, Scaloni y Munitis.
Unos 28.000 espectadores en Riazor.
Un cuarto de hora resisti¨® el Depor, lo que tard¨® el Valencia en descubrir que las carencias de su ?rival? de ayer son monumentales. El cuadro de Irureta entr¨® de frente al partido, sin imaginaci¨®n pero con cierta valent¨ªa, lo que le sirvi¨® para asomarse de vez en cuando por el ¨¢rea de Ca?izares. Pero aguant¨® entero el Valencia, un equipo que no se deshace ni a empujones, y en cuanto pudo estirarse comenz¨® el recital. Le bast¨® un bal¨®n largo de Marchena, que Di Viao toc¨® con habilidad para la entrada por la derecha de Baraja. All¨ª se supon¨ªa que deb¨ªa estar Capdevila guardando la vi?a, pero Capdevila, como el Depor al completo, no guard¨® ayer ni sus verg¨¹enzas. A Baraja le sali¨® una pifia de disparo, con la fortuna de que en el borde del ¨¢rea peque?a apareci¨®, solitario, Corradi.
Comenz¨® a gustarse el Valencia como hac¨ªa tiempo no ocurr¨ªa. Baraja ejerci¨® de maestro de ceremonias, presente aqu¨ª y all¨¢, presto al quite en defensa cuando no llegaba Albelda, pocas veces, la verdad; r¨¢pido en el despliegue del bal¨®n e imparable en sus apariciones en el ¨¢rea rival. Un ¨¢rea donde C¨¦sar vivi¨® un suplicio ante Di Viao. Cuando la hecatombe era total, Irureta prescindi¨® del central, al que no se le ocurri¨® otra cosa que afear la conducta a su t¨¦cnico, una reacci¨®n indecente cuando a uno acaban de sacarle los colores.
No har¨¢ ruido Di Viao (al que C¨¦sar ni vio) pero sus prestaciones son asombrosas. Estuvo en todas el italiano, r¨¢pido, h¨¢bil, diligente, con el toque necesario en el momento apropiado. Se fue Rufete por la derecha, con la aprobaci¨®n de Capdevila, y su centro lo remat¨® Di Viao no se sabe bien c¨®mo, de espuela, quiz¨¢, sin enterarse ¨¦l mismo de que hab¨ªa sido gol hasta que vio la algaraza de sus compa?eros.
Hasta entonces, el Valencia hab¨ªa sacado petr¨®leo de dos contras de manual resueltas maravillosamente. A partir de ah¨ª, su f¨²tbol adquiri¨®, a ratos, trazas de obra de arte. Llegaba Rufete por un lado, Vicente por el otro; basculaba Corradi en la media punta, con Di Viao abriendo huecos, que ya aparecer¨ªa Baraja para cazar lo que por all¨ª cayera. Firm¨® Vicente el tercero en esa jugada que bien podr¨ªa patentar, regateando con la izquierda hacia dentro para soltar el derezhazo a la escuadra m¨¢s lejana. No sab¨ªa Andrade qu¨¦ flanco cubrir, rodeado como estaba de enemigos, los del Valencia y sus propios compa?eros de defensa. Habilit¨® Baraja a Rufete, al que abri¨® un para¨ªso en el punto de penalti, para que regateara al vendido Molina e hiciera el cuarto.
El Depor no se enteraba de por d¨®nde le ven¨ªan las bofetadas. Lleg¨® el descanso y el p¨²blico se frot¨® los ojos. La marabunta hab¨ªa arrasado Riazor en 45 minutos de cine. Irureta intent¨® aliviar los males poniendo en escena a Fran y V¨ªctor, y lo que se encontr¨® fue el quinto, marcado, ahora s¨ª, por Baraja, tras divertirse un rato Di Viao all¨¢ en la banda izquierda. Marc¨® Pandiani porque a Valer¨®n a¨²n le queda algo que decir con un bal¨®n en los pies. Por entonces, el Valencia ya hab¨ªa echado el tel¨®n a su recital. Le sali¨® todo al equipo de Ranieri y no le sali¨® nada a un Depor que ha perdido el norte, que se ha hecho mayor, que est¨¢ cogido con alfileres y que, a qu¨¦ negarlo, vive da?ado por las bajas. Y como la creatividad, con Scaloni al mando, no s¨®lo no est¨¢ asegurada sino que est¨¢ descartada, pues puede ocurrirle lo de anoche.
El Valencia, ya con todas las dudas enterradas, mantiene cada una de las virtudes que le han hecho grande y, ante un Riazor incr¨¦dulo, se ali¨® con el buen gusto, su asignatura pendiente, si alguna tiene. Con cinco goles en el zurr¨®n se fue de all¨ª tan feliz, demostrando, por si falta hac¨ªa, que a fecha de hoy sigue siendo el campe¨®n.
"Somos los que somos", zanja Irureta
Con unas cuerdas vocales impregnadas de apat¨ªa y que denotaban preocupaci¨®n, Javier Irureta destac¨® la resoluci¨®n del Valencia de cara al gol: "La clave del partido es de lo m¨¢s sencilla: han llegado y pim, pam, pum". Claudio Ranieri le daba la raz¨®n: "El Deportivo no remat¨® la faena y nosotros hemos tenido una efectividad tremenda", reconoci¨® con prudencia el t¨¦cnico italiano.
A Javier Irureta tambi¨¦n le cost¨® asimilar una derrota tan abismal que no se recordaba letan¨ªa similar en Riazor desde el 2-6 -hat trick de Romano Sion- con el que el Compostela del bullicioso Caneda sorprendi¨® a los blanquiazules en 1998. Capeando como sabe el temporal, el t¨¦cnico vasco no pic¨® en el anzuelo-excusa en el que otros quiz¨¢s s¨ª habr¨ªan picado: la ausencia de refuerzos de consideraci¨®n. "Estamos los que estamos, y juntos nos tenemos que romper la crisma", zanj¨®, aunque antes deslizara un elocuente "nos faltan cosas".
De momento, y siendo los que son, Irureta lleva dos partidos perdidos consecutivos en casa, lo nunca visto en sus siete a?os de entrenador en A Coru?a. Para m¨¢s inri, llevan anotados cinco goles, de los que cuatro son del Rifle Pandiani, por 10 tantos encajados, la mitad dfe ellos en la terrible noche de ayer. Un d¨¦ficit en la porter¨ªa injusto con la ambici¨®n que los deportivistas mostraron ayer en los primeros compases del partido, dominando el esf¨¦rico y buscando la sorpresa al primer toque. "Estamos peor que nunca, tenemos que hablar m¨¢s para no conceder tantos goles", balbuc¨ªa Manuel Pablo.
C¨¦sar Augusto Lendoiro, el presidente del club, rest¨® importancia a la debacle sufrida ante el vigente campe¨®n de Liga: "Son s¨®lo tres puntos", simplific¨®.
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