Reinserci¨®n

Se llama Paco, es un chico de 45 a?os que cumple condena en Picassent por haber protagonizado un amago de atraco con un destornillador, como fiel gui¨®n del argumento cinematogr¨¢fico de la pel¨ªcula Atraco a las 3, movido por unos condicionantes familiares marcados por el dolor, la enfermedad y la falta de recursos b¨¢sicos. Fue el s¨¢bado pasado que vino aqu¨ª a Malilla a casa de mi amigo Pascual.

Ven¨ªa a ayudarnos a colocar una l¨¢mpara de techo aprovechando un permiso de fin de semana. Sus ojos azules mediterr¨¢neo estaban jalonados por unos surcos de dolor que ha tejido en todos estos a?os de su vida de presidio. Educado, tratable y agradecido permaneci¨® en su visita a Malilla al tiempo que nos ayudaba con esmero.

Dado que est¨¢ a punto de acceder al tercer grado, me interes¨¦ en saber si en la prisi¨®n existe redenci¨®n por trabajos prestados, tal y como el hace atendiendo con primor tareas de jardiner¨ªa, cocina, etc. Me dijo que no, me cont¨® que precisa un permiso de trabajo para agilizar los tr¨¢mites de acceso al tercer grado. La prisi¨®n le ha servido para cultivar su mundo interior, a trav¨¦s de la lectura. Est¨¢ ciertamente redimido. Pido a quien corresponda, al juez de vigilancia penitenciaria, un trato acorde con un ciudadano que ya ha purgado sus males, que est¨¢ plenamente integrado y deseoso de volver a la sociedad; aquella misma que un d¨ªa abandonara en mor e inter¨¦s de la fatalidad m¨¢s cruda y real.

Otros, mientras permanecen impunes ante su fatalista gesti¨®n human¨ªstica, imparten clases magistrales para Georgetown sin mayor rubor que el que acu?a su biso?a persona y falta de rigor : ajenos a esta vida que se nos va aqu¨ª y en Irak.