Zapatero, en ?taca
El cronista ni siquiera considera las palabras de Zaplana acerca de la intervenci¨®n del presidente del Gobierno en la ONU. A Zaplana, en su propio desatino, el adversario se le antoja desatinado; a Zaplana, en su propia debilidad, el adversario se le antoja d¨¦bil. Pero en Nueva York, Rodr¨ªguez Zapatero apelo a la legalidad internacional y a su estricto cumplimiento que obligaba y obliga a todos por igual, incluso a quienes en un alarde de bravuconer¨ªa se la saltaron a la torera, en un gesto condenado tambi¨¦n por Kofi Annan. Y si por un casual el presidente del Gobierno tuviera un ¨¢pice de escolar voluntarioso, el ex Aznar, con su incongruente, arbitraria y penosa lecci¨®n en la Universidad de Georgetown, ya tiene plaza, por muy acreditados m¨¦ritos, en el ¨ªndice de Florido Pensil, que es "escuela nacionalcat¨®lica y espejo fiel del fascismo postizo del r¨¦gimen y de la estulticia de los constructores de su ideolog¨ªa". Su interpretaci¨®n hist¨®rica de la invasi¨®n de los moros, y su siete siglos de expulsi¨®n, expuesta en un ingl¨¦s de mozo de cuerda y en clave de Al Qaeda, es, por una parte, rancia, reaccionaria y absurda, y, por otra, un disparate que lo descalifica, y una invitaci¨®n rabiosa al racismo y al odio, entre pueblos y creencias, tan respetables unos como otras. Por supuesto, Zaplana ha alabado de su se?or tantas y tan alucinantes haza?as, que no hacen m¨¢s que poner en cueros vivos la cala?a de quienes pretenden, o lo parece, emularlas o cuando menos enaltecerlas. Y siendo as¨ª, tan evidente, ?c¨®mo pretenden los del PP, en el congreso que tienen ya a la vuelta de la esquina, ocupar un centro imposible, cuando encima cargan, y cada vez m¨¢s, los escombros de una derecha autoritaria y montaraz? Dif¨ªcil lo tienen, si a¨²n no han sabido ni tan solo asumir las flagrantes derrotas que sucesivamente les han infringido sus adversarios pol¨ªticos, y reflexionar, en vez de recurrir sistem¨¢ticamente al insulto y al desprecio de quienes los han barrido democr¨¢ticamente del escenario del poder. Son apenas una sombra de lo que fueron, que fueron un rato arrogantes, muy absolutos y m¨¢s insoportables. Que vayan encajando, pues, que la verdad los har¨¢ libres de su ofuscaci¨®n, que les volver¨¢ el seso y hasta puede que su lugar en el calendario, antes de que la presidencia de honor los marque como un punta de ganado vacuno.
Esa misma presidencia de honor, sometida al imperio de la impudicia pol¨ªtica, a la que Rodr¨ªguez Zapatero, en presencia de un Camps discreto, la puso en su sitio en¨¦rgicamente, durante su intervenci¨®n en el paraninfo de la Universidad de Alicante, cuando inaugur¨® el curso en su 25 aniversario, sin los fantasmag¨®ricos marines de anta?o comandados por Zaplana, y facilit¨® datos esperanzadores para la docencia y la investigaci¨®n acad¨¦micas, y en un momento dado, ya al final de su discurso, casi remontando la cerrada ovaci¨®n, tras recordar a Gil-Albert y Kavafis. recit¨® unos espl¨¦ndidos versos del poeta valenciano del siglo XIII, que escrib¨ªa en ¨¢rabe, Ibn- al-Abbar, y a quien, en su delirio, Aznar ya hab¨ªa fichado como confidente de Al Qaeda, ignorando que la poes¨ªa es un arma cargada de futuro, y puede que tambi¨¦n de sufragios.
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