En clave europea
ZAPATERO HA PREPARADO cuidadosamente la visualizaci¨®n del giro en pol¨ªtica exterior en dos fases. La primera fue el gran golpe: la retirada de las tropas de Irak. Despu¨¦s del regreso de vacaciones ha llegado la segunda: una secuencia de fotograf¨ªas que empieza en Madrid, con la cumbre con Chirac y Schr?der, y culmina en la Asamblea General de las Naciones Unidas, con antesala en la cumbre contra el hambre. Esta serie iconogr¨¢fica sintetiza perfectamente las opciones de Zapatero: Europa, multilateralismo, alianza de civilizaciones, legalidad internacional, disminuci¨®n de desigualdades. No es un discurso original, pero representa un cambio radical respecto a los referentes de la pol¨ªtica exterior liderada por Aznar: EE UU, divisi¨®n de Europa, guerra preventiva, conflicto de civilizaciones, reducci¨®n de la cooperaci¨®n con los pa¨ªses m¨¢s subdesarrollados. Dicen que la izquierda y la derecha son lo mismo. No ser¨¢ en pol¨ªtica exterior.
Con el af¨¢n de superar las tensiones generadas por las distintas posiciones sobre la guerra, Francia, Alemania y Rusia aceptaron el principio de que una vez destrozado Irak era inter¨¦s de todos reconstruirlo y ayudarle a encontrar el camino de la democracia. Con esta idea se blanque¨® la ocupaci¨®n en las Naciones Unidas (que no la guerra, como ha recordado Kofi Annan) y se han buscado formas m¨¢s o menos indirectas de participaci¨®n de los no beligerantes en la reconstrucci¨®n. Zapatero, sin embargo, ha expresado dudas sobre la utilidad de que Estados Unidos siga en Irak y ha presentado abiertamente una idea de la lucha contra el terrorismo que rechaza los presupuestos de la Administraci¨®n americana. Ni la guerra preventiva es el camino, ni todos los terrorismos son lo mismo. Los problemas se resuelven analizando sus circunstancias, intentando ver las causas y buscando los aliados adecuados en cada lugar: tambi¨¦n en el mundo ¨¢rabe, que los hay.
Naturalmente, la fuerza de Espa?a en el mundo es la que es. Su incidencia ser¨¢ siempre limitada. Y se equivocar¨ªan Zapatero y sus aduladores si quisieran convertirlo en una especie de anti-Bush. Pero Zapatero ha llevado a la ONU ideas que muchos dirigentes y sobre todo muchos ciudadanos comparten. Y es ¨²til que estas posiciones rompan la simplificaci¨®n Bush-Al Qaeda en torno a la que la Administraci¨®n americana quiere que gire el mundo.
Por casualidad o no, el mismo d¨ªa que Zapatero se presentaba ante las Naciones Unidas, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar inaugur¨® curso en Georgetown. El ex presidente, esmer¨¢ndose como siempre en ser m¨¢s bushista que Bush, llev¨® hasta el rid¨ªculo esta visi¨®n del mundo seg¨²n la cual en la escena mundial s¨®lo cuenta la guerra preventiva, liderada por Estados Unidos, contra el terrorismo, ¨²nico e indivisible, liderado por Bin Laden. La afirmaci¨®n de que el atentado de Madrid no fue motivado por la guerra de Irak, sino por la resistencia espa?ola a los "moros" en el siglo VIII y la fabulaci¨®n de una identidad y unidad de la naci¨®n espa?ola ya por aquellos tiempos, confirma dos cosas: que los controles de calidad de la Universidad de Georgetown no son muy exigentes y que un nacionalista espa?ol cuando se suelta el pelo no tiene nada que envidiar a los nacionalistas vascos o catalanes m¨¢s reaccionarios.
El discurso de Zapatero abus¨® de la ret¨®rica del buen coraz¨®n y las mejores intenciones. Y se equivoc¨® conceptualmente al utilizar la expresi¨®n "alianza de civilizaciones", porque significa aceptar el principio de Huntington de que el islam y Occidente son dos civilizaciones. Pero la idea de buscar la cooperaci¨®n con los amplios sectores del mundo ¨¢rabe que rechazan el terrorismo y el islamismo pol¨ªtico es un camino con m¨¢s futuro que atizar permanentemente el discurso de la incompatibilidad entre el islam y la democracia. Los ciudadanos laicos y dem¨®cratas de estos pa¨ªses han encontrado a menudo la hostilidad de EE UU y de otras potencias europeas que no han tenido reparo en lanzar contra ellos a los islamistas o a dictadores corruptos pero manipulables.
Zapatero apel¨® a la legalidad internacional. Y reclam¨® a los pa¨ªses que no lo han hecho que firmen los tratados establecidos, empezando por el Tribunal Penal Internacional. Toda potencia tiende al abuso. M¨¢s si se siente ¨²nica y portadora de una misi¨®n universal. Zapatero le ha recordado su obligaci¨®n de cumplir la ley. Pero lo m¨¢s interesante es que, en contra de quienes auguraban todo tipo de desastres si Espa?a romp¨ªa su sumisi¨®n a EE UU, Zapatero ha demostrado que es posible, si se tiene una mayor¨ªa social a favor, hacer una pol¨ªtica exterior distinta de la que ordenan en Washington. La clave es que Europa est¨¦ por la labor.
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