Vanguardia
Vanguardia es un t¨¦rmino militar y este marchante jud¨ªo odiaba que esta denominaci¨®n se aplicara al arte, porque ¨¦l hab¨ªa sido fusilado tres veces. Sucedi¨® en el campo de exterminio de Auschwitz cuando los nazis, ante la inminente llegada de los rusos, pasaban por las armas de forma convulsa a centenares de prisioneros con el ¨²nico objetivo de vaciar los pabellones. Ten¨ªa 15 a?os. Frente al pelot¨®n de fusilamiento la primera vez se desmay¨® por puro terror un segundo antes de que sonara la descarga. Cay¨® en el foso bajo un mont¨®n de cad¨¢veres; a trav¨¦s de ellos en la oscuridad de la noche trabajosamente logr¨® salir a la superficie y se confundi¨® con los supervivientes en el patio, pero poco despu¨¦s, en una segunda leva indiscriminada, fue llevado de nuevo al pared¨®n. Esta vez aprovech¨® la experiencia. Como un velocista que empieza a correr una d¨¦cima de segundo antes de que suene el disparo y anulan la salida, este muchacho jud¨ªo se desplom¨® sin que le hubiera llegado la bala todav¨ªa, s¨®lo que el jefe del pelot¨®n no repar¨® en esta infracci¨®n y dio por v¨¢lido el fusilamiento. Su padre era marchante de arte en Berl¨ªn y ya hab¨ªa sido gaseado en ese mismo campo junto con toda la familia. Antes de morir le hab¨ªa dado un consejo. Le dijo que en los momentos en que se sintiera m¨¢s degradado se aferrara a la belleza de una melod¨ªa o al fragmento de un cuadro para purificarse. En medio de la miseria de Auschwitz el muchacho imaginaba la luz que despide el pa?uelo de la infanta Margarita, pintado por Vel¨¢zquez. Su padre le hab¨ªa ense?ado a descifrar el misterio de aquellas pinceladas impresionistas cuyo resplandor hab¨ªa inaugurado la pintura contempor¨¢nea. Mientras estaba por segunda vez palpitando vivo bajo un c¨²mulo de fusilados record¨® la imagen de aquel pa?uelo que la infanta tiene en la mano y sab¨ªa que esa luz le guiar¨ªa siempre a trav¨¦s de los muertos. Cuando por tercera vez fue llevado al pared¨®n ya era un experto, no s¨®lo en desplomarse una d¨¦cima de segundo antes de tiempo, sino en agarrarse a esas pinceladas luminosas de Vel¨¢zquez para salvarse. Aquel muchacho jud¨ªo hoy es un marchante famoso, con galer¨ªa en Berl¨ªn, y se niega a llamar vanguardia, una palabra b¨¦lica, de ¨ªndole fascista, a cualquier actividad que tenga alguna relaci¨®n con la belleza. En su opini¨®n nada hay m¨¢s revolucionario en pintura moderna que el resplandor del pa?uelo de la infanta Margarita, de Vel¨¢zquez, iluminando la salida del foso por debajo de un mont¨®n de cad¨¢veres de cualquier clase.
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