Machismo municipal

La negativa, por parte del Ayuntamiento de Alcoi, a aprobar una moci¨®n para que la mujer se incorporara a la fiesta de Moros y Cristianos en igualdad de condiciones con el hombre nos ha dejado perplejos. No voy a decir que la actitud adoptada por los se?ores concejales nos haya sorprendido, pues no ha sido as¨ª. Desde hace algunos d¨ªas, el asunto se ven¨ªa comentando en la prensa local y los pron¨®sticos apuntaban a que las cosas se producir¨ªan exactamente del modo como lo han hecho. Lo que sucede es que una cosa son las c¨¢balas, las suposiciones que se hacen sobre un suceso, y otra ver que esas suposiciones quedan confirmadas. Y confirmadas de la peor manera que pudi¨¦ramos imaginar.

Ver a una veintena de concejales oponi¨¦ndose en p¨²blico a la igualdad de derechos de la mujer es un espect¨¢culo para el que no caben paliativos. Nos descubre un pa¨ªs en el que, por debajo de la f¨¢cil ret¨®rica sobre el progreso y la igualdad de g¨¦neros, contin¨²a fluyendo el machismo m¨¢s intratable. Que los protagonistas de la historia sean, en este caso, los representantes del pueblo de Alcoi no hace m¨¢s que a agravar las cosas. Los se?ores concejales ten¨ªan sobre sus espaldas una responsabilidad y no han estado a la altura de su condici¨®n de representantes p¨²blicos. Sobre esto no cabe duda alguna.

De nada han servido aqu¨ª las razonables recomendaciones formuladas por el S¨ªndic de Greuges. Bernardo del Rosal no ha tenido m¨¢s remedio que considerar hostil la actitud del Ayuntamiento de Alcoi, que una y otra vez ha desatendido sus ruegos. Todos los intentos que el S¨ªndic ha realizado para que no se continuara discriminado a la mujer en las fiestas de Alcoi han resultado infructuosos. Llegados a este punto, s¨®lo cabe decir que si la situaci¨®n no averg¨¹enza a los propios alcoyanos, lo mejor es dejarlo estar.

El comportamiento del Partido Popular no ha provocado extra?eza, pues responde a su habitual forma de actuar. Sedano se ha limitado en este caso a templar gaitas para evitar cualquier contratiempo que le produjera un desgaste pol¨ªtico. Sus concejales han seguido al pie de la letra la doctrina, sin apartarse de ella un solo momento. No podr¨ªamos decir que se trate de una actitud decorosa, aunque resulta comprensible en un partido conservador.

Pero si hay una conducta que no admite justificaci¨®n es la mantenida por el Partido Socialista. Los equilibrios realizados por los socialistas alcoyanos para sortear la situaci¨®n no han convencido a nadie, y es probable que ni siquiera a sus propios correligionarios. La abstenci¨®n a la que se han aferrado, alegando no se sabe qu¨¦ extra?os vicios de forma, equivale, de hecho, a un alineamiento con el Partido Popular. Al no oponerse de manera concluyente, los socialistas alcoyanos han aceptado que la mujer contin¨²e discriminada en la Fiesta. ?sa es la realidad, por mucho que ahora pretendan disfrazarla. Que ¨¦sta sea la conducta de un partido pol¨ªtico que pretende, nada menos, impulsar la transformaci¨®n de la sociedad, resulta parad¨®jico. Con su actuaci¨®n, los socialistas alcoyanos han demostrado ser unos pol¨ªticos de horizonte limitado, extremadamente limitado. Es dif¨ªcil pensar que, en esas condiciones, constituyan una alternativa progresista para gobernar la ciudad.