En una Buenos Aires bipolar
LA LITERATURA argentina guarda a¨²n nombres casi secretos para esta orilla del Atl¨¢ntico. Libros que circulan entre lectores voraces y cuya leyenda crece en el boca a boca, convirti¨¦ndose en contrase?a de asombros y complicidades. Para los buscadores de tesoros va este dato: El traductor, de Salvador Benesdra (1952-1996), ¨²nica novela de un escritor tan at¨ªpico en la p¨¢gina como en la vida. Escrita en vena de desmesura, la trama une una pasi¨®n dispar entre dos seres tan distintos como un paraguas y una m¨¢quina de coser (delicia surrealista narrada por un macho rioplatense), con crisis ideol¨®gicas, comicidad inesperada, locura, desencanto y una fauna de humillados que recuerda al mejor Roberto Arlt. Lejos de los consumos masivos (4.500 ejemplares se han vendido desde 1998), la novela ha sido reeditada por De la Flor; se negocia su traducci¨®n a tres idiomas y en 2005 se estrena la pel¨ªcula, dirigida por Oliverio Torre.
El traductor, un sorprendente mamotreto de m¨¢s de 600 p¨¢ginas escrito en Buenos Aires entre 1992 y 1994, cuenta los complejos amores de Ricardo Zevi, treinta?ero largo, jud¨ªo, ex trotskista e hiperracional, y Romina, una belleza "aindiada" diez a?os menor, provinciana, adventista y anorg¨¢smica. La novela fue finalista del Premio Planeta argentino en 1995, pero no se public¨® hasta 1998, dos a?os despu¨¦s del suicidio de Benesdra, en una edici¨®n pagada parcialmente por su familia y tras varios rechazos editoriales (una historia de portazos que recuerda La conjura de los necios, devenido luego en imperdible de las letras estadounidenses). Ya en la calle, la cr¨ªtica lo compar¨® con Rayuela y con los libros de Alfred D?blin y Robert Musil por su aguda disecci¨®n de la vida en la ciudad contempor¨¢nea: una Buenos Aires polif¨®nica en la que Zevi se debate, desespera entre el fracaso sentimental y la racionalizaci¨®n empresaria e intenta entender (traducir) las contradicciones de un mundo que se resquebraja como una hoja seca.
Vida y literatura van de la mano en esta historia. Cuando salt¨® al vac¨ªo desde el balc¨®n de su apartamento, tragedia de la que s¨®lo se han rescatado razones fragmentarias, SB ya hab¨ªa coqueteado con la muerte. Ten¨ªa 43 a?os, un libro de autoayuda in¨¦dito (El camino total), tranquilidad econ¨®mica y escaso contacto con el ambiente literario, una distancia que explica en parte la originalidad de la novela. Envolvente, el mon¨®logo desenfrenado de Zevi hipnotiza al lector y analiza los derrumbes conjuntos de la URSS y de Turba, la editorial "progre" en la cual trabaja el protagonista, inspirada para algunos en el peri¨®dico argentino P¨¢gina/12, donde SB hab¨ªa sido redactor. Todo ello, mientras traduce y refuta a Brockner, un autor de ultraderecha hijo de la ficci¨®n, e intenta sacudir la frialdad de Romina, arrastr¨¢ndola de la lectura problematizada y el tenis de mesa a la sordidez de la prostituci¨®n, esperando que el fervor deportivo llegue a la cama. "Las condiciones estaban claras. Yo ten¨ªa que encontrar la felicidad bajo esas coordenadas: casi casado con una puta fr¨ªgida, sin m¨¢s trabajo que un puesto ocioso en una empresa que estaba a punto de estallar por sus conflictos laborales pendientes, y sin la menor idea de lo que podr¨ªa hacer de mi vida cuando pasara ese caos al que s¨®lo soportaba pensar como transitorio". El delirio y el psiqui¨¢trico agravar¨¢n esa lluvia ¨¢cida.
Ni el oficio de traducir ni la experiencia de la locura eran s¨®lo literatura para Benesdra, hab¨ªan sido estaciones de su propia vida. El nombre de Zevi, s¨ª lo habr¨ªa encontrado en un libro, La historia de los jud¨ªos, de Paul Johnson, a quien entrevist¨® en 1991: corresponde a un rabino de tiempos de Mendelsohn que padec¨ªa, como su protagonista y como ¨¦l mismo, un trastorno bipolar. Reh¨¦n del insomnio, pol¨ªglota autodidacto (manejaba seis idiomas) y periodista de pol¨ªtica internacional y econom¨ªa, Salvador Benesdra hab¨ªa comenzado a escribir su novela en el autob¨²s, port¨¢til mediante, con la ambici¨®n de ganar un premio literario y dejar el periodismo, que ejerc¨ªa con tensiones dada su actividad sindical. Amigos y familiares guardan an¨¦cdotas memorables. Cuentan que no habl¨® hasta los tres a?os y que a su infancia tartamuda le siguieron signos de genialidad: a los 12 a?os ya hab¨ªa le¨ªdo las obras completas de Lenin, a los 15 hab¨ªa afiliado a su profesor de literatura al Partido Obrero y, ya universitario, liquid¨® en dos a?os la carrera de psicolog¨ªa, que nunca ejerci¨®. Esas voces recuerdan tambi¨¦n la enfermedad, los "brotes" y el infierno, y aseveran que El traductor es, en gran parte, un reflejo de su vida y obsesiones.
Raquel Garz¨®n (C¨®rdoba, Argentina, 1970) es autora del libro de poemas Riesgos de la noche (Alci¨®n).
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