Juan Goytisolo frente al mal
He aqu¨ª el momento clave en la ya larga y anfractuosa carrera literaria de Juan Goytisolo, aquel que marc¨® para siempre la evoluci¨®n y el sentido de su obra entera, que aqu¨ª se defini¨® de una vez y hasta hoy, pero que dur¨® casi un decenio entero, algo ins¨®lito en ¨¦l, que desde el principio escrib¨ªa y publicaba sin parar, superando toda suerte de dificultades. Hasta la muerte de Franco, Juan Goytisolo hab¨ªa publicado 17 libros, aunque s¨®lo seis hab¨ªan podido aparecer en Espa?a y dos de ellos adem¨¢s fueron despu¨¦s repudiados por el escritor.
Aunque, dado el buen recuerdo que conservo de algunos de los primeros -Juegos de manos, Duelo en 'El Para¨ªso', El circo (repudiado) y Fiestas-, bien merecer¨ªan la reedici¨®n en estos tiempos de recuperaci¨®n a los que ahora se dedica el escritor, sin dejar por ello de publicar otros nuevos como los recientes Tel¨®n de boca (2001) y El lucernario (2004).
Tr¨ªptico del mal
Juan Goytisolo
El Aleph
Barcelona, 2004
750 p¨¢ginas. 29,95 euros
De todas formas, este Tr¨ªptico
del mal es una de sus mayores recuperaciones, pues recoge las tres novelas fundamentales de su carrera, las de la ¨¦poca del cambio, la clave del arco que une las dos grandes etapas a las que he aludido: Se?as de identidad (1966, aunque revisada dos a?os despu¨¦s corrigiendo sus primeras opiniones sobre la revoluci¨®n cubana), t¨ªtulo feliz y ya m¨ªtico en nuestra literatura; Reivindicaci¨®n del conde don Juli¨¢n (1970), ahora reducido al nombre de su personaje, y Juan sin Tierra (1975), una de las ¨²ltimas novelas prohibidas por la censura de Franco poco antes de su muerte.
Esta "trilog¨ªa de hecho" es m¨¢s conceptual que f¨¢ctica, ya que s¨®lo la une una hipot¨¦tica voz narrativa que podr¨ªa ser llamada "tr¨ªptico de ?lvaro Mendiola" como si la voz del personaje -ficticio pero muy basado en su propia vida- pudiera unirla en sus rebeliones te¨®ricas, aunque haya preferido para esta reedici¨®n (y reuni¨®n) calificarlo por su sentido final, con una concepci¨®n que le parece m¨¢s adecuada pues la ha llamado "del mal", que quiz¨¢ sea m¨¢s religiosa de lo que su propio autor hubiera preferido. Pues la fascinaci¨®n que sobre Juan Goytisolo ejerce "el mal", lo que hasta le ha llevado a "bajar a los infiernos" tantas veces, posee un trasfondo que se origina en su primera formaci¨®n y que planea sobre todas sus rebeld¨ªas, lo que no deja de ser un espejo para casi todos sus lectores hasta ahora mismo, entre quienes me cuento, desde luego.
De ah¨ª que este triple espejo
sea un modelo en el que podemos reflejarnos con toda facilidad, al menos en lo que concierne a su "conversi¨®n vanguardista", ejemplo en su primera parte, Se?as de identidad, donde se recogen las huellas de los experimentos que padeci¨®, desde los de las letras hispanoamericanas de su tiempo, los del nouveau roman franc¨¦s, o de sus contactos con los situacionistas de aquellos a?os -Guy Debord publicaba sus memorias "estalladas" poco antes, ahora recuperadas- lo que dio lugar en sus manos a un libro admirable, bien que luego pronto corregido al darle la espalda a la revoluci¨®n castrista (y pienso que sus or¨ªgenes familiares cubanos tambi¨¦n le marcaron en todo ello), porque Juan Goytisolo ha estado siempre en los ant¨ªpodas de toda correcci¨®n pol¨ªtica en el momento que cab¨ªa, pues cada ¨¦poca tiene la correcci¨®n que se merece y que cada palo d¨¦ las vueltas que necesite.
Tras esta primera rebeli¨®n ¨¦tica y est¨¦tica lleg¨® la rebeld¨ªa nacional total, la de ese exabrupto te¨®rico y pr¨¢ctico que fue (reivindicaci¨®n del conde) Don Juli¨¢n, o la negaci¨®n de su propio pa¨ªs, de su historia, de su pol¨ªtica y de su cultura, su mejor blasfemia, que es literariamente quiz¨¢ el mejor de sus libros de todos los tiempos, aquel en el que la rebeli¨®n brutal y la negaci¨®n le inspiraron su mejor hermosura textual.
Y como final, ese Juan sin Tierra, que supuso el descubrimiento del mundo ¨¢rabe y musulm¨¢n que le llevar¨ªa hasta la negaci¨®n de su propia lengua, aunque lamento que hayan desaparecido en esta edici¨®n las l¨ªneas finales escritas en lengua ¨¢rabe. Quiz¨¢ sea mejor as¨ª, pues nunca Juan Goytisolo renunci¨® del todo a su lengua natal, pues se limit¨® a expresar en ella todas sus corrupciones o, al menos, todas las convulsiones a las que le han arrastrado siempre sus infiernos personales, que ¨¦l siempre ha sabido convertir en colectivos, contra los que nos arrastra felizmente a seguir combatiendo sin parar, menos mal.
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