?Un mundo m¨¢s seguro?
La autora defiende la Alianza de Civilizaciones propuesta por Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero ante la Asamblea General de la ONU.
Ha pasado m¨¢s de un a?o desde que se inici¨® la guerra contra Irak y ni sus m¨¢s firmes defensores podr¨ªan seguir afirmando que tenemos hoy un mundo m¨¢s seguro. Lo cierto es que la situaci¨®n en Irak no puede ser m¨¢s ca¨®tica, m¨¢s inestable y con un futuro m¨¢s incierto. Por mucho que la ONU haya apoyado al Gobierno de Alaui, aunque la comunidad internacional lo haya reconocido como leg¨ªtimo y ponga todo el empe?o en su estabilizaci¨®n, la realidad nos pone de manifiesto la enorme dificultad que tiene para imponer su autoridad y controlar la creciente inseguridad reinante en el pa¨ªs. Han muerto -hasta el momento- entre 10.000 y 15.000 iraqu¨ªes, y muy pocos recuerdan ya que las tropas de la coalici¨®n les liberaron de la tiran¨ªa de Sadam Husein. Muy pocos creen que haya merecido la pena la ca¨ªda del dictador si lo que han obtenido a cambio es destrucci¨®n y muerte. Y muchos -la mayor¨ªa- consideran a las fuerzas internacionales desplegadas en su pa¨ªs como fuerzas de ocupaci¨®n. Han muerto m¨¢s de 1.000 soldados extranjeros y las cifras de secuestros aumentan de forma alarmante, al tiempo que aumenta el horror y la impotencia para evitarlos.
Tras el 11-S, EE UU perdi¨® la oportunidad de consolidar una alianza a nivel mundial
Irak es cada d¨ªa m¨¢s inseguro y, a¨²n peor, sus perspectivas de mejora se ven muy lejanas. Han proliferado los grupos terroristas y, junto a ellos, cientos de personas que est¨¢n dispuestas a matar y morir sin ning¨²n motivo. Lo que hace unos meses surgi¨® como resistencia ya ha perdido dicha condici¨®n, confundida ahora con el odio ciego y el terror.
No es hoy Irak un lugar m¨¢s seguro tras la guerra, pero tampoco lo es el mundo. ?De qu¨¦ han servido tantas v¨ªctimas, tantas p¨¦rdidas, tanto dolor? Hablemos claro: de muy poco. La ca¨ªda de Sadam Husein no pod¨ªa justificar la guerra. No pod¨ªa justificar la inestabilidad que se ha provocado en una zona tan convulsa y delicada. No hab¨ªa armas de destrucci¨®n masiva, ni v¨ªnculos entre el r¨¦gimen de Irak y Al Qaeda. No representaba Irak un riesgo inminente para Occidente. No exist¨ªa base legal para intervenir, ni legitimidad internacional para actuar. La guerra, no s¨®lo no fue autorizada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, sino que, adem¨¢s, quebr¨® el delicado equilibrio y consenso que exist¨ªa a nivel internacional. La guerra abri¨® una brecha entre Estados Unidos y Europa y puso en riesgo el entramado de relaciones de confianza en las que se tiene que basar la cooperaci¨®n entre los pa¨ªses.
Despu¨¦s de los terribles atentados del 11 de septiembre, el mundo entero expres¨® su apoyo y solidaridad a Estados Unidos, expres¨® su disponibilidad a establecer un marco estable de cooperaci¨®n que marcara las bases de un nuevo orden de paz y seguridad. Pero tras esa primera intenci¨®n, lo cierto es que perdimos una gran oportunidad. Estados Unidos perdi¨® una gran oportunidad de consolidar una alianza a nivel mundial capaz de responder al terrorismo internacional. Se trataba de recuperar la fuerza del multilateralismo.
El terrorismo global se ha convertido hoy en la amenaza m¨¢s clara para la seguridad internacional, amenaza que es muy dif¨ªcil de combatir porque el enemigo es difuso y no tiene patria. Conocemos las tr¨¢gicas consecuencias cuando el ataque se produce, pero ?contra qui¨¦n y d¨®nde reaccionar? Nuestras armas convencionales, los aviones y tanques m¨¢s sofisticados, poco pueden hacer para defendernos contra alguien que decide colocarse una bomba en su cuerpo y provocar una masacre en cualquier lugar del mundo.
No significa esto que no sea ¨²til hoy la respuesta militar, sino que no puede ser la ¨²nica respuesta. Tenemos la obligaci¨®n de buscar nuevos instrumentos frente a los nuevos riesgos del terrorismo internacional. Se est¨¢ haciendo en la Uni¨®n Europea y tambi¨¦n en nuestro pa¨ªs con mayor coordinaci¨®n y recursos en pol¨ªtica antiterrorista, pero es s¨®lo el comienzo. Si analizamos los documentos de los servicios de informaci¨®n de Estados Unidos, la Uni¨®n Europea y algunos pa¨ªses ¨¢rabes, podemos comprobar que en ellos ya se expresaba el temor a la extensi¨®n de este tipo de terrorismo. Quiz¨¢s nadie pudo prever y evitar la dimensi¨®n de la cat¨¢strofe que tuvo lugar en Nueva York, Madrid o Besl¨¢n, pero ?fuimos capaces de trabajar juntos frente a un enemigo com¨²n?
Si existe la convicci¨®n mayoritaria de que estamos en presencia de un terrorismo de naturaleza yihadista (que no islamista), quiz¨¢s ha llegado la hora de que empecemos a hablar de las causas (nada que ver con justificaci¨®n alguna) de este tipo terrorismo. Aunque a algunos nos provoque incomodidad hablar de causas ante el horror de los atentados, no podemos dejar de indagar en las mismas si queremos luchar eficazmente contra esta amenaza del siglo XXI. ?Nos hemos preguntado alguna vez por qu¨¦ hay personas que celebran los asesinatos de miles de inocentes? Por terrible que parezca, ocurre. ?Qu¨¦ impulsa a determinados j¨®venes a matar y morir en nombre de la religi¨®n? ?C¨®mo la defensa de un territorio y una identidad puede llevar a una matanza indiscriminada? Algo ha estado pasando y puede continuar si no ponemos freno a ello.
Hay algunas iniciativas que ya se est¨¢n adoptando, pero necesitan tiempo, coordinaci¨®n y proyecci¨®n multidisciplinar.
1. En primer lugar, es necesario hacer una apuesta clara por el multilateralismo como forma de gestionar la realidad internacional. La colaboraci¨®n, cooperaci¨®n y coordinaci¨®n entre los distintos pa¨ªses se ha convertido en la ¨²nica opci¨®n para resolver los problemas globales.
2. En este sentido, debemos abordar la reforma de las organizaciones internacionales. Es urgente que se realicen los cambios organizativos necesarios para que organismos como Naciones Unidas y el Fondo Monetario Internacional adopten decisiones y puedan exigir a todos los Estados su cumplimiento.
3. Tambi¨¦n es urgente que la OTAN introduzca los cambios que requiere la cambiante situaci¨®n internacional, sobre todo para la defensa contra el terrorismo global.
4. El reforzamiento de las estructuras supranacionales ser¨ªa otra de las v¨ªas m¨¢s ¨²tiles para fortalecer los mecanismos de cooperaci¨®n entre los Estados, como estamos viendo hoy en el seno de la Uni¨®n Europea y en las relaciones de la Uni¨®n con el resto del mundo.
5. En relaci¨®n a la cooperaci¨®n interestatal, la medida inmediata m¨¢s eficaz para luchar contra el terrorismo ser¨ªa el intercambio de informaci¨®n entre los servicios de inteligencia de los diferentes pa¨ªses. El trabajo conjunto en esta direcci¨®n se convertir¨¢ en la mejor manera de prevenir ataques terroristas.
6. Al mismo tiempo hay que trabajar para recuperar la debilitada relaci¨®n transatl¨¢ntica entre Estados Unidos y Europa, pues dif¨ªcilmente podremos lograr ¨¦xitos globales si no es mediante esta alianza estrat¨¦gica.
7. El mejor ejemplo de la necesidad de sumar esfuerzos lo tenemos en el conflicto de Oriente Medio, pues los ¨²nicos momentos en que hemos atisbado una salida es cuando todos hemos trabajado en la misma direcci¨®n. Hoy la lucha contra el terrorismo necesita la paz entre Israel y Palestina, ya no es un asunto regional, es de todos.
Y, en paralelo, tenemos que combatir en dos frentes: contra el fundamentalismo religioso, que alimenta el odio y la destrucci¨®n contra todos aquellos que no comparten un mismo modelo de vida, un determinado sistema pol¨ªtico o una misma visi¨®n del mundo. Esto se lograr¨ªa con una aproximaci¨®n de valores compartidos por todos, pero tambi¨¦n con la estabilidad pol¨ªtica y democr¨¢tica de pa¨ªses como Afganist¨¢n. Y el segundo frente lo situar¨ªa en la lucha contra el hambre, la pobreza y la exclusi¨®n. No podemos afirmar que la miseria sea la causa del terrorismo, pero est¨¢ claro que un mundo m¨¢s justo es, adem¨¢s de una exigencia ¨¦tica, un mundo m¨¢s seguro. ?stas han sido algunas de las claves utilizadas por Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en su discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas. Discurso que pone en marcha una iniciativa cargada de esperanza y confianza en el futuro: la Alianza de Civilizaciones.
Trinidad Jim¨¦nez es secretaria de pol¨ªtica internacional del PSOE.
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