Una idea controvertida
El flujo inmigratorio es, sin duda, uno de los grandes retos de la reci¨¦n ampliada Uni¨®n Europea. Quiz¨¢s el mayor cuando se constata que cada a?o intentan la entrada ilegal medio mill¨®n de personas -miles de ellos terminan la aventura ahogados- y que unos 400.000 solicitan asilo. La soluci¨®n no es sencilla. Precisamente por ello los Veinticinco no deber¨ªan precipitarse con f¨®rmulas tan controvertidas moral y jur¨ªdicamente como la creaci¨®n de centros de transici¨®n fuera de sus fronteras, concretamente en el norte de ?frica, para inmigrantes irregulares y solicitantes de asilo. El reciente acuerdo alcanzado por los ministros de Justicia e Interior de la UE arroja bastantes dudas, pese a que la mayor¨ªa de los pa¨ªses lo respalden. El Reino Unido lo sugiri¨® en 2003. Espa?a ha planteado reservas de principio. Varias organizaciones humanitarias lo han criticado ante las lagunas y riesgos que comporta.
Las presiones de Alemania e Italia, los principales promotores, han hecho que al final los dem¨¢s se hayan sumado a la iniciativa, que arrancar¨¢ con car¨¢cter provisional en los cinco pa¨ªses del norte de ?frica sobre todo para acudir en auxilio de quienes son interceptados en alta mar. Controlados te¨®ricamente y financiados principalmente por la Comisi¨®n Europea, estos lugares ser¨¢n supervisados por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. Los ministros los han denominado eufem¨ªsticamente "puntos de acogida".
Pero, independientemente de las etiquetas, la idea es tan turbadora que exige requisitos que hoy por hoy no se dan en los pa¨ªses magreb¨ªes donde se establecer¨¢n. S¨®lo dos (Argelia y T¨²nez) han firmado y ratificado la Convenci¨®n del Refugiado de 1951 de la ONU. Marruecos -que, por otra parte, ha expresado escasos deseos de sumarse al proyecto-, Mauritania y Libia a¨²n no lo han hecho. Tr¨ªpoli se muestra entusiasta tras asegurarse apoyo financiero y equipamiento militar de Italia. Libia est¨¢ considerada como uno de los puentes de entrada a Europa de ilegales africanos. Sin embargo, ni all¨ª ni en los dem¨¢s pa¨ªses norteafricanos hay garant¨ªas de que los refugiados temporales disfruten de los est¨¢ndares sociales m¨ªnimos y de una protecci¨®n efectiva de los derechos humanos.
Sorprende, por ¨²ltimo, que el siempre sensato comisario europeo de Interior y Justicia, Ant¨®nio Vitorino, se haya sumado a una iniciativa sobre cuya concepci¨®n se ha mostrado otras veces reticente. Quiz¨¢s porque sepa que ser¨¢ muy dif¨ªcil de aplicar.
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