Espa?a y Euskadi salen del armario
Las manifestaciones y desfiles del orgullo gay conmemoraban este a?o los 25 a?os de los llamados "disturbios de Stonewall". El 28 de junio de 1969, gays, lesbianas, drag queens y otros pioneros y pioneras se enfrentaban a la polic¨ªa, primero con monedas y horas m¨¢s tarde con lo que fuera, en unos disturbios que constituyen el momento fundacional del movimiento de liberaci¨®n homosexual. En sus rutinarias redadas en Christopher Street, en el Greenwich Village de Manhattan, la polic¨ªa tomaba los nombres de los all¨ª presentes, informaba a sus padres y publicaba despu¨¦s su identidad en los peri¨®dicos. Aquel d¨ªa, los clientes del Stonewall Inn decidieron que ya era suficiente.
En Espa?a la lucha ha sido mucho m¨¢s lenta, pero con la llegada del Gobierno Zapatero, muchas cosas est¨¢n cambiando para los homosexuales. Ya en la campa?a electoral, el entonces candidato a la presidencia pon¨ªa un acento desconocido en nuestro pa¨ªs en la discriminaci¨®n de los gays, lesbianas, bisexuales y transexuales ("y otros animales dom¨¦sticos", como dir¨ªa un amigo m¨ªo gay). Desconozco los motivos profundos que ten¨ªa el actual Presidente para poner tanto ¨¦nfasis en una causa a¨²n sin una fuerte respuesta social. La presi¨®n inteligente del movimiento gay y la cercan¨ªa con el presidente de algunos de sus miembros habr¨¢n jugado un papel fundamental. Pero, para explicarlo, creo que es necesario mencionar esa extra?a sensibilidad que est¨¢ demostrando Zapatero. Una sensibilidad que ya hab¨ªamos renunciado a exigir a nuestros pol¨ªticos.
Lo ¨²nico que ha hecho el Gobierno es poner fin a la violaci¨®n de los principios constitucionales de igualdad y dignidad
El gobierno ha mantenido sus promesas, y el ordenamiento jur¨ªdico espa?ol podr¨¢ presumir de ser el tercero en el mundo, junto a B¨¦lgica y Holanda, en reconocer el matrimonio gay, con el valor (simb¨®lico y jur¨ªdico) a?adido de incluir el derecho a la adopci¨®n. Poco a poco, Espa?a sale del armario. Mi amigo sostiene que el 10% de la Humanidad es gay, as¨ª que hagan sus cuentas, revisen los cat¨¢logos del colegio, miren a su alrededor en la oficina y saquen sus propias conclusiones. Sin embargo, en Estados Unidos soplan otros vientos. El pasado 30 de septiembre, el Partido Republicano forzaba la votaci¨®n en la C¨¢mara de Representantes de la propuesta de enmienda constitucional para prohibir el matrimonio gay. La propuesta, que hab¨ªa sido rechazada ya en el Senado, volvi¨® a ser derrotada por 227 votos en contra y 186 a favor. A¨²n as¨ª, el influyente congresista republicano Tom Delay segu¨ªa afirmando al salir de la votaci¨®n: "Esto es s¨®lo el principio, se lo aseguro, porque esta naci¨®n proteger¨¢ el matrimonio". En la campa?a electoral en curso, no oir¨¢n en boca ni de Kerry, ni de Edwards, y mucho menos del Presidente Bush y del Vicepresidente Cheney, nada parecido a las promesas de Zapatero en campa?a, sino todo lo contrario.
Durante el fin de semana del orgullo a finales del pasado junio, el New York Times contaba la historia de cuatro j¨®venes gays, latinos y negros, despojados de un hogar por unos padres incomprensivos o ultra-religiosos. Apenas existen dos docenas de camas en albergues para j¨®venes gays, lesbianas y transexuales en la ciudad, con lo que la calle es su ¨²nica alternativa. Eran pocos los motivos para "el orgullo" de estos descastados. "La calle les consumir¨¢, si no es que acaba con ellos", dec¨ªa el responsable de uno de estos centros de acogida. Por no mencionar el Sida...
En Egipto, procesos multitudinarios contra homosexuales han provocado cadenas de protestas internacionales. En un pa¨ªs como Afganist¨¢n, por ejemplo, el t¨¦rmino homosexual no existe. En Teher¨¢n, o¨ª hablar de un parque en el que varones gays se disfrazan de mujeres para poder ligar, pero mi interlocutor no pod¨ªa afirmarlo.
Es mucho lo que queda todav¨ªa por andar, aunque no hace falta ir tan lejos para darse cuenta. Pregunten en cualquier lugar del barrio de Chueca, en Madrid, la historia de los que all¨ª viven. Averig¨¹en por qu¨¦ se fueron de sus pueblos a la capital. Escuchen la parodia que deben interpretar cada vez que vuelven a casa por Navidad. La homosexualidad cuestiona conceptos centrales en toda sociedad como la familia, el matrimonio y la sexualidad, y hace temblar algunos de los presupuestos (o prejuicios) de la moral cristiana o musulmana.
Mientras, la jerarqu¨ªa cat¨®lica espa?ola ha desaprovechado una gran oportunidad para mostrar un rostro m¨¢s bondadoso y avanzado, negando el derecho del Gobierno a legislar sobre "un derecho inexistente". No soy quien para juzgar la cercan¨ªa o lejan¨ªa con el mensaje de Jes¨²s de la postura oficial de la Iglesia cat¨®lica sobre la homosexualidad. En cualquier caso, como ciudadanos, tenemos el deber de recordar a la Conferencia Episcopal que los derechos no preexisten al ordenamiento democr¨¢tico, que no es Dios o la naturaleza quien dicta nuestros derechos y deberes, sino la voluntad com¨²n de la ciudadan¨ªa seg¨²n los principios del voto de la mayor¨ªa y la protecci¨®n de las minor¨ªas. Como ya se ha dicho, lo ¨²nico que ha decidido el Gobierno es poner fin a la violaci¨®n de los principios constitucionales de igualdad, libertad y dignidad de todos y todas en que incurr¨ªa el C¨®digo Civil.
Las Instituciones vascas, por su parte, han demostrado valent¨ªa y pedagog¨ªa social con nombramientos como el de Omer Ok¨¦ como Director de Inmigraci¨®n del Gobierno Vasco o, m¨¢s recientemente, el de I?igo Lamarca como Ararteko. Quiz¨¢s llegue el d¨ªa en que, al m¨¢s puro estilo Airbag, la ciudadan¨ªa vasca elija un Lehendakari negro, gay, y quiz¨¢s mujer. Pero la pregunta es: ?Aceptar¨ªa el Lehendakari Ibarretxe pasarle la makila a una Lehendakari negra, lesbiana... pero no nacionalista?
Borja Bergareche es abogado.
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