El debilitamiento relativo de Barcelona
?Pierde Barcelona peso econ¨®mico y se hace m¨¢s pueblerina? Para Leopoldo Rod¨¦s, conocido empresario y mecenas barcelon¨¦s, la respuesta es que s¨ª. Sin embargo, para Pedro Nueno, profesor del IESE y consultor de empresas, Barcelona es una ciudad muy atractiva para vivir y no ha perdido peso econ¨®mico ni capacidad de competir. Mi opini¨®n es que no se trata de un problema de peso, sino de tama?o y de modelo econ¨®mico y empresarial.
Los tres fuimos invitados la semana pasada por el presidente del C¨ªrculo Ecuestre, Manuel Corominas, a una cena coloquio para debatir sobre el presente y el futuro de Barcelona y Catalu?a. El riesgo era caer en el manido debate Barcelona versus Madrid. Pero Rod¨¦s situ¨® el problema en un escenario m¨¢s interno y provocativo. No duda que Barcelona es una de las ciudades del mundo m¨¢s c¨®modas para vivir, pero en eso reside parte del problema. Le gustar¨ªa que fuese menos c¨®moda y m¨¢s ambiciosa e innovadora. Teme que se transforme una ciudad residencial y deje de ser una ciudad industrial. Ofreci¨® ejemplos para sostener su pesimismo.
Sin embargo, los indicadores convencionales no muestran una p¨¦rdida de peso econ¨®mico de Barcelona y Catalu?a en relaci¨®n con el conjunto de Espa?a. El PIB mantiene su proporci¨®n, se mantiene el liderazgo en oferta de empleo cualificado, las exportaciones ganan cuota y la creaci¨®n de empresas contin¨²a fuerte.
Pero esta evidencia no parece sosegar los esp¨ªritus. La cuesti¨®n que alimenta la desaz¨®n es el temor a que Barcelona est¨¦ perdiendo de forma irreversible centros de decisi¨®n econ¨®mica y cultural, y que no sea capaz de mantener en el futuro el liderazgo industrial y la capacidad de generaci¨®n de riqueza -de hacer nuevos ricos- que tuvo en los ¨²ltimos 150 a?os, y de que pierda tambi¨¦n la capacidad de seducci¨®n que una sociedad moderna, abierta y europea tuvo para muchos espa?oles y latinoamericanos en las pasadas d¨¦cadas.
Hoy esa capacidad de liderazgo y de atracci¨®n parece haberse debilitado. Los j¨®venes que quieren abrirse camino en la vida, ascender en la escala social y hacerse ricos, ya sea en el mundo profesional o en el de la empresa, y los que buscan un ambiente estimulante para la creaci¨®n cultural y art¨ªstica, no ven a Barcelona como el lugar para lograr su ambici¨®n. El medio ambiente cultural y empresarial se ha hecho demasiado endog¨¢mico.
Si aceptamos este diagn¨®stico surgen toda una serie de cuestiones. ?Cu¨¢les son las causas? ?Por qu¨¦ si la productividad de la econom¨ªa catalana es muy pobre, la capacidad de I+D reducida y la innovaci¨®n d¨¦bil, los empresarios no reaccionan? ?No ser¨¢ acaso que las necesidades de las empresas catalanas para seguir sobreviviendo son menores de lo que creemos? Pero si es as¨ª, ?a qu¨¦ aspiramos, simplemente a sobrevivir?
En la botica de los economistas hay explicaciones y remedios para todos los gustos. Para algunos, la causa est¨¢ en el centralismo del Estado, que ha obstaculizado el crecimiento catal¨¢n, y en la falta de poder pol¨ªtico auton¨®mico para decidir el propio futuro. Pero, de forma aparentemente contradictoria, durante el largo periodo en el que el Estado ha estado fuertemente centralizado y Catalu?a no tuvo poder pol¨ªtico alguno, ya fuese durante la Restauraci¨®n o durante el r¨¦gimen de Franco, la econom¨ªa catalana funcion¨® bastante bien y surgi¨® una clase empresarial que se enriqueci¨®. Por el contrario, los s¨ªntomas de debilidad econ¨®mica y cultural han coincidido con el momento en que el Estado se ha descentralizado y Catalu?a goza de un grado de poder pol¨ªtico como nunca tuvo con anterioridad.
Sin embargo, no hay que sacar la conclusi¨®n de que ha sido la autonom¨ªa la causa de nuestras debilidades y de que mejor nos hubiera ido con el centralismo. Dejando de lado ahora el hecho de que ciertas pol¨ªticas estatales (privatizaciones, infraestructuras y pol¨ªticas regulatorias) han actuado en la ¨²ltima d¨¦cada como elementos neutralizadores de los efectos econ¨®micos de la autonom¨ªa pol¨ªtica, para comprender las razones de fondo del debilitamiento relativo del liderazgo econ¨®mico y cultural de Barcelona hay que entender la mutaci¨®n que han sufrido las bases econ¨®micas y culturales del modelo hist¨®rico de crecimiento catal¨¢n a partir de la creaci¨®n del mercado ¨²nico europeo y de la globalizaci¨®n de los a?os noventa. El desarrollo econ¨®mico catal¨¢n se produjo a lo largo del ¨²ltimo siglo y medio, coincidiendo con la creaci¨®n del mercado interior espa?ol. Las bases econ¨®micas de ese mercado fueron la existencia de una moneda propia, la peseta, y de unas aduanas. Moneda y aduanas permitieron dise?ar pol¨ªticas monetarias, pol¨ªticas de tipo de cambio y pol¨ªticas comerciales que favorecieron la aclimataci¨®n de la industria. Eso, combinado con el trabajo y el esfuerzo, dio lugar a un modelo de desarrollo econ¨®mico, social y cultural muy din¨¢mico y exitoso. Pero con la puesta en marcha del mercado ¨²nico europeo y la introducci¨®n del euro, hemos perdido la moneda y las aduanas. Y aquella cultura abierta y din¨¢mica se ha hecho muy endog¨¢mica. Es decir, las bases de la prosperidad pasada han desaparecido y ahora necesitamos establecer otras nuevas para seguir manteniendo el liderazgo y el dinamismo innovador y emprendedor dentro del nuevo mercado marco europeo y mundial. Y en esas estamos. ?Qu¨¦ queremos ser ahora que no tenemos moneda propia ni aduanas? ?A qu¨¦ aspiramos, a vivir de forma acomodada o a crear nueva riqueza? ?C¨®mo ha de cambiar el tama?o de las empresas y la endog¨¢mica tradici¨®n de gesti¨®n familiar para afrontar los nuevos retos? ?C¨®mo atraer a los mejores hacia Barcelona? ?Qu¨¦ papel han de desempe?ar el Estado y la Generalitat en ese cambio de modelo? Las respuestas tomar¨¢n su tiempo. Y mientras tanto, nos veremos invadidos por ese sentimiento de debilidad econ¨®mica y cultural.
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