?Cuesti¨®n de estilo o de estilete?
Hace tan s¨®lo unos d¨ªas -en el ejercicio de mi condici¨®n de diputado en el Parlament de Catalunya- solicit¨¦ un libro de estilo al director general de la Corporaci¨®n Catalana de Radio y Televisi¨®n, Joan Maj¨®. Este libro, a mi entender, de forma pactada, deber¨ªa marcar el l¨ªmite de los conceptos y la terminolog¨ªa usada por los profesionales del ente.
Los ciudadanos son los propietarios ¨²ltimos de la informaci¨®n que reciben y los periodistas, los mediadores entre aqu¨¦llos y ¨¦sta. La petici¨®n se formul¨® desde la convicci¨®n de que una radio y una televisi¨®n p¨²blica precisan de un cierto control de calidad.
El lenguaje y los conceptos que usan tienen que ser suficientemente neutros para que cualquier ciudadano pueda asumirlos como propios, independientemente de su ideolog¨ªa u opci¨®n pol¨ªtica.
Hablar de "selecci¨®n espa?ola" no supone un tr¨¢gala, ni soslayar en absoluto la identidad catalana
Previamente, consciente de los calificativos a los que me iban a someter los guardianes de la fe nacional / independentista, dej¨¦ clara mi convicci¨®n de que Catalu?a es una naci¨®n; que su ¨¢rea de extensi¨®n cultural va m¨¢s all¨¢ de los estrechos l¨ªmites administrativos de un mont¨®n de provincias; que la unidad de la lengua es indiscutible, etc¨¦tera.
Toda una prueba del algod¨®n. Pero, por lo visto, fue in¨²til. El diputado, y amigo Josep Huguet, de ERC me obsequi¨® con el anatema, y un art¨ªculo de Isabel-Clara Sim¨® insinu¨® que s¨®lo palpito de emoci¨®n ante la palabra Espa?a. En este pa¨ªs, cuando sacudimos las inercias hay quien pasa r¨¢pidamente de una cuesti¨®n de estilo a otra de estilete.
Lamentablemente, los defensores de la fraseolog¨ªa patri¨®tica han contraatacado tildando la iniciativa de "espa?olizadora". Es una pena. Dec¨ªa un buen amigo m¨ªo que el desconcierto de los nacionalismos intransigentes se produce cuando uno denuncia las patra?as m¨ªsticas que los envuelven.
Cuando les dices que s¨®lo son capaces de afirmar una identidad propia confront¨¢ndola con otra ajena, a esa turbaci¨®n acostumbran a responder siempre con la violencia. Enti¨¦ndase bien: la violencia no siempre se ejerce en su forma convencional. Acusar a alguien de ser lo que no es, insistir en calificar al cr¨ªtico de las met¨¢foras independentistas de agente al servicio de "lo espa?ol", es violencia. Pero esto ser¨ªa motivo para otro tipo de art¨ªculo.
Unos medios de comunicaci¨®n con vocaci¨®n de servicio p¨²blico, nacionales y no nacionalistas, tienen que ser capaces de garantizar contenidos sin carga pol¨ªtica a?adida, sin terminolog¨ªa ni cosmovisi¨®n partidaria. As¨ª, por ejemplo, cuando en la radio p¨²blica catalana -seguramente sin mala fe y sin esp¨ªritu expansionista- se habla de los equipos mallorquines o valencianos como entes pertenecientes a los "Pa?sos Catalans" no puedo dejar de pensar que es un desprop¨®sito.
Tambi¨¦n me lo parece la omisi¨®n artificial y reiterada de la palabra Espa?a, y el empecinamiento en hablar de la selecci¨®n estatal de f¨²tbol. ?Con lo f¨¢cil y entendedor que es llamarla selecci¨®n espa?ola a palo seco! Nada de todo ello supone un tr¨¢gala, ni renuncia del credo independentista, ni soslayar en absoluto la identidad catalana.
Las ondas no tienen frontera, se cuelan en miles de hogares.
Las emisiones de Televisi¨® de Catalunya y Catalunya R¨¤dio llegan a lugares y zonas poco proclives a comprender la terminolog¨ªa neocolonialista que algunos incorporan a su lenguaje fruto de una percepci¨®n particular de lo que es este pa¨ªs.
La resultante no es positiva ni hermanadora, sino todo lo
contrario. Crea recelo y prevenci¨®n. Flaco servicio, pues, a la causa que se pretende defender. Me consta que hasta el propio ex presidente de la Generalitat Jordi Pujol no era partidario de utilizarla, desconfiaba de esa terminolog¨ªa consciente de las susceptibilidades que despertaba fuera de Catalu?a. Su nacionalismo era pr¨¢ctico y no est¨¦rilmente est¨¦tico.
Insisto. Las emisoras de la Corporaci¨®n Catalana de Radio y Televisi¨®n, por su condici¨®n de servicio p¨²blico -es decir, pagadas con los impuestos de todos los catalanes y supeditadas a control parlamentario-, tienen que dotarse de mecanismos que favorezcan el ejercicio libre de la profesi¨®n period¨ªstica al tiempo que ofrecen al ciudadano garant¨ªas de objetividad no s¨®lo en el proceso de la noticia, sino tambi¨¦n en el background de la misma.
Joan Ferran es diputado portavoz adjunto del Grupo Parlamentario del PSC
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