Los jueces isl¨¢micos condenan a dos mujeres en Nigeria a morir lapidadas
La pena se les aplica por tener relaciones sexuales sin estar casadas
El pulso islamista al Gobierno federal laico de Nigeria no cesa, y una vez m¨¢s las v¨ªctimas son las mujeres: dos han sido condenadas por tribunales religiosos a morir lapidadas, acusadas de tener relaciones sexuales fuera del matrimonio en el norte?o Estado de Bauchi. Los hombres implicados han sido absueltos por falta de pruebas, pero el hecho de que las mujeres est¨¦n embarazadas no las deja eludir la pena capital. Las sentencias son recurribles.
Hayara Ibrahim, de 29 a?os, divorciada, fue condenada el pasado d¨ªa 5 en la zona de Tafewa Balewa despu¨¦s de confesar que hab¨ªa mantenido relaciones sexuales con Dauda Sani y quedado embarazada. Seg¨²n la shar¨ªa, el tribunal isl¨¢mico aplaza la lapidaci¨®n hasta que concluya la lactancia del hijo. En cuanto al hombre, los jueces concluyen que "no hay evidencia que le relacione con la alegaci¨®n presentada por la acusada, y por consiguiente se le pone en libertad por falta de pruebas".
La otra mujer, Dasi Adamu, de 26 a?os, fue condenada el 15 de septiembre en la zona de Ningi tras admitir que se hab¨ªa acostado 12 veces con un hombre de 35 a?os, que neg¨® esas relaciones y ha sido liberado.
Hasta hoy todas las sentencias similares han sido finalmente rechazadas, pero los 12 estados del norte donde se aplica la shar¨ªa desde 2000 porf¨ªan contra el poder federal, laico. En 2002 y 2003 varias condenas de lapidaci¨®n fueron revocadas por el Tribunal Supremo de la shar¨ªa, despu¨¦s de grandes campa?as internacionales de repulsa encabezadas por organizaciones como Amnist¨ªa Internacional (AI): los casos m¨¢s famosos fueron los de Safiya Husseini y Amina Lawal, cuyas hijas eran pruebas de cargo para la condena. AI reuni¨® m¨¢s de 10 millones de firmas en Espa?a para solicitar su absoluci¨®n.
El n¨²mero de sentencias similares de tribunales isl¨¢micos en el norte es impreciso. Se sabe que en Bauchi hay otros tres condenados a muerte, y 23 sentenciados por robo aguardan la amputaci¨®n de la mano derecha.
Nigeria afronta grav¨ªsimos problemas pol¨ªticos, con insurrecciones armadas en el delta del N¨ªger (zona petrolera, con explotaciones de multinacionales como la Shell, en la que el Gobierno federal se ha visto obligado a una tregua con los rebeldes) y asimismo el constante intento de secesi¨®n del norte, con mayor¨ªa de poblaci¨®n musulmana (50 millones). La prensa nigeriana, que batalla contra la corrupci¨®n, prefiere no provocar demasiado a los poderes que pueden ocasionar una brutal guerra civil en un pa¨ªs de 130 millones (50% musulmanes, 40% cristianos, 10% animistas) y que est¨¢ saliendo a duras penas de la dictadura militar. El Gobierno federal democr¨¢tico tiene apoyos en la poblaci¨®n laica y cristiana, pero la shar¨ªa exhibe un alto prestigio como ant¨ªdoto contra la delincuencia organizada, que asola la periferia de ciudades dif¨ªcilmente gobernables como Lagos (unos trece millones de habitantes).
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