El inagotable Leonard Bernstein
Yo soy un fan¨¢tico de la m¨²sica. No puedo vivir un solo d¨ªa sin escuchar m¨²sica, sin tocar m¨²sica, sin estudiar m¨²sica o sin reflexionar sobre ella. Y todo esto independientemente de mi actividad profesional como m¨²sico". Nada mejor que las palabras del propio Leonard Bernstein (1918-1990) para explicar la pasi¨®n musical que determin¨® su vida. Ecl¨¦ctico, exc¨¦ntrico y extrovertido, Bernstein no fue s¨®lo un simple compositor, un director de orquesta, un pianista, un pedagogo dedicado a difundir la m¨²sica a trav¨¦s de sus libros o sus legendarios programas de televisi¨®n. El milagro Bernstein es la suma de todas las facetas de una personalidad vital y arrolladora, de un m¨²sico completo y dotado como pocos para transmitir su pasi¨®n.
Deutsche Grammophon (DG) ha reeditado buena parte de las grabaciones que realiz¨® en los ¨²ltimos a?os de su vida, a partir de su firma en exclusiva con el sello amarillo en 1976, y junto a esta edici¨®n -23 compactos reunidos en cinco ¨¢lbumes bajo el t¨ªtulo The Leonard Bernstein Collectors Edition- lanzar¨¢ en enero de 2005 un ¨¢lbum de cinco discos -in¨¦ditos en el soporte digital- que rescata sus primeras grabaciones realizadas en 1953 y 1954 en Estados Unidos. El ¨¢lbum American Decca Recordings supone un retorno al primer Bernstein: cinco grabaciones hist¨®ricas realizadas al frente de la New York Stadium Symphony Orchestra en 1953 y 1954, cinco a?os antes de asumir la cotitularidad de la Filarm¨®nica de Nueva York junto a uno de sus mentores, Dimitri Mitropoulos.
Bernstein ten¨ªa entonces 35 a?os, llevaba tres casado con Felicia Montealegre y gozaba ya de fama como compositor -hab¨ªa estrenado la sinfon¨ªa Jeremias, la ¨®pera Trouble in Haiti, la comedia musical On the town y el ballet Fancy Free- y como director, en Estados Unidos, Israel y en Europa, tras la triunfal Medea, de Cherubini, en 1953 en la Scala de Mil¨¢n, protagonizada por Maria Callas. Decca le ofreci¨® grabar cinco obras maestras del gran repertorio, y esos hist¨®ricos registros, nunca editados en disco compacto, son una fuente de sorpresas.
Las partituras son una introducci¨®n en regla al universo sinf¨®nico rom¨¢ntico -Tercera Sinfon¨ªa de Beethoven, Segunda de Schumann, Cuarta de Brahms, Sexta de Chaikovski y Novena, del Nuevo Mundo, de Dvor¨¢k- y con su habitual visi¨®n pedag¨®gica, Bernstein acompa?¨® las versiones con una gu¨ªa de audici¨®n comentada por ¨¦l mismo que explica, de forma sencilla y clara, los secretos de la m¨²sica. Un anticipo del esp¨ªritu divulgativo que animar¨ªa los hist¨®ricos Conciertos para j¨®venes que la cadena de televisi¨®n CBS escribi¨®, present¨® e interpret¨® al frente de la Filarm¨®nica de Nueva York entre 1958 y 1972.
Si el ¨¢lbum que rescata estas cinco sinfon¨ªas se dirige primordialmente al coleccionista, la denominada The Leonard Bernstein Collectors Edition constituye una apasionante muestra de su arte interpretativo que puede satisfacer tanto a los mel¨®manos que poseen una bien nutrida discoteca como a los que se est¨¢n iniciando en el mundo de la m¨²sica cl¨¢sica. La selecci¨®n incluye las integrales sinf¨®nicas de Beethoven y Brahms, el inacabado ciclo Sibelius, un ¨¢lbum consagrado a Haydn y otro con obras de diez compositores estadounidenses. Y los resultados son esplendorosos.
Aunque muchas obras de
las reunidas en la colecci¨®n ya hab¨ªan sido grabadas por Bernstein con la Filarm¨®nica de Nueva York, con excelentes resultados durante su etapa con CBS/Sony, la presencia de la inimitable Orquesta Filarm¨®nica de Viena a?ade una extraordinaria exuberancia sonora al ciclo de las nueve sinfon¨ªas de Beethoven grabadas en directo, con soberbia calidad, entre 1977 y 1979. Un Beethoven de arrolladora energ¨ªa y vitalidad r¨ªtmica, contrastado y emocionante, de los mejores que existen.
Tambi¨¦n grabado en directo, en conciertos celebrados entre 1981 y 1982, el ciclo de las cuatro sinfon¨ªas de Brahms transpira pasi¨®n y suntuosidad sonora, pero revela tambi¨¦n cierta autocomplacencia en la belleza sonora -ciertamente la sonoridad de la Filarm¨®nica de Viena lo permite- y algunos caprichos en la elecci¨®n de los tempi. El ¨¢lbum se completa con estupendas versiones del Concierto para viol¨ªn y el Doble concierto para viol¨ªn y violonchelo, con solistas de la talla de Gidon Kremer y Mischa Maiski, y persuasivas lecturas de la Obertura tr¨¢gica, las Variaciones sobre un tema de Haydn y la Obertura para un festival acad¨¦mico.
El ¨¢lbum Haydn re¨²ne cuatro sinfon¨ªas (n¨²meros 88, 92, 94 y 105) y dos grandes obras corales -La Creaci¨®n y la Misa en tiempos de guerra- en las que dirige al Coro y la Sinf¨®nica de la Radiodifusi¨®n B¨¢vara. El dinamismo y la intensidad expresiva de las lecturas muestran a Bernstein como un consumado int¨¦rprete de Haydn, sin obsesiones historicistas, con una vitalidad y alegr¨ªa contagiosas en las sinfon¨ªas, y con una grandeza espiritual en las obras corales.
M¨¢s excelencias en el ¨¢lbum Sibelius, que re¨²ne las Sinfon¨ªas Primera, Segunda, Quinta y S¨¦ptima, grabadas en vivo con la Filarm¨®nica de Viena en sus ¨²ltimos a?os (1986-1990): lecturas sensacionales, de una carga emocional y una tensi¨®n dram¨¢tica alucinante. Canto de cisne de un m¨²sico al que se le escapaba la vida -padec¨ªa c¨¢ncer de pulm¨®n pero segu¨ªa apareciendo en p¨²blico con un vaso de whisky en una mano y un cigarrillo humeante en la otra-. Un Sibelius arrollador, complementario a la fabulosa integral grabada en los setenta con la Filarm¨®nica de Nueva York, para un ¨¢lbum que incluye las Variaciones Enigma, de Elgar, con la Sinf¨®nica de la BBC (1982), y los Cuatro interludios marinos de la ¨®pera Peter Grimes, de Britten, grabado en su ¨²ltimo concierto, el 19 de agosto de 1990, al frente de la Sinf¨®nica de Boston.
Al margen de la colecci¨®n queda a¨²n mucho Bernstein en los archivos de Deutsche Grammophon, como int¨¦rprete de su propia m¨²sica, ya editado en otra colecci¨®n, y como uno de los mejores int¨¦rpretes de Mahler, cuya integral de las sinfon¨ªas y sus ciclos de lieder fueron reeditados en un magn¨ªfico ¨¢lbum.
Pasi¨®n americana
BERNSTEIN SIEMPRE se defini¨® como "un compositor que dirige orquestas" y mantuvo a lo largo de toda su vida un firme compromiso en la defensa y divulgaci¨®n de la m¨²sica americana. Siguiendo el ejemplo de otro de sus grandes mentores, Sergu¨¦i Koussevitzki, program¨®, dirigi¨® y grab¨® sin desmayo partituras de los compositores estadounidenses. Y el ¨¢lbum de la edici¨®n titulado The Americans, ofrece un vigoroso retrato de esa pasi¨®n por la m¨²sica de sus compatriotas: seis discos con 24 obras de Georges Gershwin, Aaron Copland, Charles Ives, Samuel Barber, Roy Harris, William Schuman, Ned Rorem, David del Tredici, Lukas Foss y Ernest Bloch, brit¨¢nico de nacimiento, pero nacionalizado en Estados Unidos en 1924. En las grabaciones, realizadas en concierto y en estudio, dirige estas obras al frente de las filarm¨®nicas de Los ?ngeles, Nueva York e Israel. La selecci¨®n de obras es excelente. La interpretaci¨®n, siempre guiada por su arrollador poder de comunicaci¨®n, tambi¨¦n lo es. La Segunda sinfon¨ªa, de Ives, que el propio Bernstein hab¨ªa estrenado en 1951, m¨¢s siete breves piezas orquestales, entre ellas La pregunta sin respuesta; los dos discos consagrados a Copland, con siete obras que dirige como nadie, entre ellas la Tercera Sinfon¨ªa, El sal¨®n M¨¦xico, Primavera Apalache o el Concierto para clarinete, con Stanley Drucker como solista: y la inimitable lectura de Schelomo, de Bloch, son una maravilla en manos de una batuta que derrocha convicci¨®n y talento. Tambi¨¦n se incluyen in¨¦ditos en disco compacto, como la cantata b¨ªblica El cantar de los cantares, de Foss, y el curioso Concierto para viol¨ªn, de Rorem, con Kremer como solista de lujo. Y no faltan cl¨¢sicos populares como la Rhapsody in blue de Gershwin, con Bernstein como solista y director, y el famoso Adagio para cuerdas, de Barber. J. P. S.
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