Testamento intelectual de Galbraith
Hace un a?o, la editorial Cr¨ªtica (que ha editado en castellano una buena parte de la obra de este economista norteamericano de origen canadiense) publicaba Galbraith. Obra esencial, una selecci¨®n de los textos m¨¢s importantes del autor, desde La sociedad opulenta hasta El crash del 29, pasando por El nuevo estado industrial. En ese libro aparec¨ªan las ideas seminales de quien, sin duda, ser¨¢ considerado uno de los pensadores m¨¢s extraordinarios y uno de los principales divulgadores de la econom¨ªa del siglo XX y principios del XXI.
Precisamente el d¨ªa en que aparece esta cr¨ªtica en Babelia Galbraith cumplir¨¢ 96 a?os. No es muy arriesgado entender por tanto que seguramente este ¨²ltimo libro, La econom¨ªa del fraude inocente. La verdad de nuestro tiempo, ser¨¢ una especie de testamento intelectual de las ideas que ha dispersado a trav¨¦s de tantas d¨¦cadas de vida profesional y docente. ?Y cu¨¢les son esas ideas? Que la principal instituci¨®n del capitalismo es la gran corporaci¨®n y en ella mandan los directivos, la tecnoestructura, y no sus propietarios: los accionistas; que la especulaci¨®n forma parte del sistema y se repite generaci¨®n tras generaci¨®n, pillando como afectados a los peque?os inversionistas, menos avispados y sin tanta informaci¨®n como los grandes; que la sabidur¨ªa convencional econ¨®mica est¨¢ trufada de falsas ideolog¨ªas y que no existen leyes naturales de la econom¨ªa, sino construcciones ideol¨®gicas con ganadores y perdedores; que, al rev¨¦s de lo que se piensa, los sectores p¨²blicos no solamente no han avanzado en el conjunto del sistema productivo sino que, cada vez m¨¢s, est¨¢n penetrados por los intereses privados, como demuestra el complejo industrial-militar, etc¨¦tera.
LA ECONOM?A DEL FRAUDE INOCENTE. La verdad de nuestro tiempo
John Kenneth Galbraith
Traducci¨®n de Jordi Pascual
y Luis Noriega
Cr¨ªtica. Barcelona, 2004
119 p¨¢ginas. 11,90 euros
Este libro sale en una coyun-
tura muy determinada: la caracterizada por el fraude de muchas grandes corporaciones (el paradigma es el esc¨¢ndalo Enron) que han estafado a sus accionistas, trabajadores y pensionistas, que han utilizado la contabilidad fraudulenta para saltarse a los organismos de regulaci¨®n; que han contado con la complicidad de los auditores y de los analistas; y que en muchas ocasiones han actuado en connivencia con el poder pol¨ªtico, al que han financiado en sus aventuras electorales. En esas grandes corporaciones, el poder de los directivos (la burocracia, aunque se le niega esta consideraci¨®n a la tecnoestructura de la empresa privada, como si s¨®lo hubiese burocracia en las administraciones p¨²blicas) es tan grande que han convertido a los organismos de las empresas -consejos de administraci¨®n y juntas de accionistas- en ritos ceremoniales sin contenido.
Sostiene Galbraith que muchos consejos de administraci¨®n son cuerpos seleccionados por la direcci¨®n de la empresa y, por tanto, est¨¢n subordinados a la misma; que habitualmente tienen un conocimiento superficial de la sociedad a la que representan; que mediante unos honorarios la direcci¨®n informa a los consejeros de forma rutinaria sobre las cuestiones que ya han sido decididas en otra parte, incluso en el caso de las remuneraciones de los propios directivos que la burocracia se ha encargado de establecer. En cuanto a las juntas de accionistas, los infieles que incitan a la acci¨®n ante lo que consideran heterodoxo son ignorados y sus propuestas sistem¨¢ticamente rechazadas. El remedio universal que las corporaciones aplican cuando su marcha econ¨®mica no es buena son las reducciones en¨¦rgicas de plantilla, sin tener en cuenta el despido de aquellos que mayor responsabilidad tienen en los resultados.
Como consecuencia de ese
poder de las corporaciones, y del que tienen los directivos dentro de ellas, Galbraith opina que no es correcta la definici¨®n de econom¨ªa de mercado que se da al sistema econ¨®mico en el que vivimos. En el mundo real, las corporaciones llegan muy lejos en su af¨¢n de fijar los precios y crear la demanda, y recurren para ello al monopolio, al oligopolio, a las t¨¦cnicas de dise?o y diferenciaci¨®n del producto, a la publicidad y dem¨¢s maneras de promover las ventas y el comercio. En estas circunstancias, hablar de sistema de mercado como alternativa al capitalismo cl¨¢sico (en el que los due?os mandaban en sus propiedades) es presentarlo bajo un disfraz anodino que oculta una realidad m¨¢s profunda. La creencia en una econom¨ªa de mercado en la que el consumidor es soberano es uno de los mayores fraudes de nuestra ¨¦poca. La calificaci¨®n de "sistema corporativo" es mucho m¨¢s adecuada para analizar lo que ocurre.
Con todo, lo que el economista define como "el fraude inocente" de la econom¨ªa no tiene que ver con las irregularidades legales que se cometen, sino que son consecuencia de las creencias personales y sociales de quienes participan en ¨¦l. "En este sentido no da lugar a un verdadero sentimiento de culpa y lo m¨¢s probable es que los involucrados aprueben su propio proceder y se sientan justificados".
La metabolizaci¨®n de los mitos del mercado, la rendici¨®n ante el enga?o y la falsedad se han hecho end¨¦micos y forman parte de "la verdad de nuestro tiempo". Galbraith se ha rebelado contra ellos durante toda su vida y tambi¨¦n lo hace en su testamento intelectual.
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