Hamburguesas
Fui al cine, al Ingenio, en V¨¦lez-M¨¢laga, a miles de kil¨®metros de Washington, y eran americanas trece de las quince pel¨ªculas que echaban en V¨¦lez, y americana es la que vi, El mito de Bourne, abundante movimiento trepidante y violento, pero de una violencia suave, por as¨ª decirlo: no vemos c¨®mo el esp¨ªa veterano se vuela de un tiro la cabeza, sino la cara que pone una se?ora que lo est¨¢ mirando. Las pel¨ªculas estadounidenses se han apoderado de nuestras emociones, es decir, de nuestros juicios m¨¢s inmediatos y directos y de nuestras reacciones nerviosas.
No s¨®lo nos atraen las ficciones de servicios secretos, cr¨ªmenes, guerras, monstruos y amores americanos: tambi¨¦n nos encantan los documentales sobre la realidad de aquel mundo. Ha tenido mucho ¨¦xito Michael Moore con sus reportajes cinematogr¨¢ficos sobre la dinast¨ªa Bush o sobre la costumbre de las armas en el hogar, y ahora llega un documental sobre hamburguesas, de Morgan Spurlock, cineasta que vivi¨® en su propia carne el experimento de desayunar, comer y cenar treinta d¨ªas seguidos en McDonald's, bajo control m¨¦dico y con resultados desastrosos para su salud. Yo, leyendo la sinopsis argumental de esta pel¨ªcula, he recordado lo que dijo una vez Philip Roth, novelista americano: "Los McDonald's son una bendici¨®n para el solitario, el anciano y la gente de poco dinero que est¨¢ de viaje".
Ahora que, seg¨²n la pr¨®xima reforma educativa, los ni?os aprender¨¢n ingl¨¦s desde los tres a?os, entenderemos perfectamente el t¨ªtulo de la pel¨ªcula de Spurlock, Super Size Me. Los ni?os vivir¨¢n una inc¨®moda disociaci¨®n ling¨¹¨ªstica, pues en unas clases aprender¨¢n las palabras camping y parking, y en otras, por las normas de las Academias de la lengua espa?ola, estar¨¢n obligados a escribir campin y parquin, espa?oliz¨¢ndolas, y a o¨ªr rock, en cursiva, cada vez que oigan rock, m¨²sica que parece condenada eternamente a sufrir en Espa?a una deformaci¨®n gr¨¢fica, siempre en cursiva, en una especie de extra?amiento ortop¨¦dico, a pesar de ser compa?era de todos los d¨ªas en todos los idiomas de Europa. La m¨²sica que unifica a Europa es americana.
Hay tambi¨¦n una disociaci¨®n en los resultados de la encuesta sobre la pol¨ªtica de EE UU que este peri¨®dico public¨® el viernes, realizada con otros nueve peri¨®dicos del mundo: la mayor¨ªa de los encuestados tiene mala o muy mala opini¨®n de Bush, y entiende que EE UU no es ahora mismo un pa¨ªs precisamente mod¨¦lico, pero ve con buenos ojos a los americanos. Creo, por lo que oigo aqu¨ª y all¨ª, que ¨¦sa es la impresi¨®n dominante en Andaluc¨ªa, la parte de Espa?a m¨¢s pr¨®xima a EE UU a trav¨¦s de Mor¨®n y Rota. Como me dec¨ªa un buen amigo y maestro: "Bush est¨¢ destruyendo todo lo bueno que EE UU significaba". El novelista Philip Roth acaba de publicar Conspiraci¨®n contra Am¨¦rica, donde imagina qu¨¦ hubiera pasado si el as de la aviaci¨®n Charles Lindbergh, candidato republicano y admirador de Hitler, le hubiera ganado las elecciones de 1940 a Roosevelt, presidente dem¨®crata. Piensa Roth en la posibilidad de unos EE UU sin libertad, sin el ingrediente que hac¨ªa adictiva la cultura americana.
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