Generaciones juntas

La presentaci¨®n de la Orquesta de la Comunidad de Madrid en la Bienal de Venecia ha sido tambi¨¦n, en buena medida, la de la ¨²ltima m¨²sica espa?ola, ¨¦sa que para muchos se encuentra en un momento que hay que aprovechar, repleta de talento y con posibilidades de demostrarlo. Luis de Pablo (1930) les lleva casi 40 a?os a Jos¨¦ Mar¨ªa S¨¢nchez-Verd¨² (1968) y a Gabriel Erkoreka (1969), de manera que siguiendo esa teor¨ªa tan discutible como c¨®moda que ustedes ya conocen, se juntaban dos generaciones de m¨²sicos espa?oles a los que, en lo cronol¨®gico, completar¨¢ Francisco Guerrero en el segundo de los conciertos de esta miniserie hispana. La verdad es que lo escuchado hace ver dos cosas: la frescura permanente del maestro y la maestr¨ªa que empiezan a atesorar los que ya lo ser¨¢n. Adem¨¢s, estos j¨®venes tienen algo que no es f¨¢cil de explicar pero que el escuchador avezado nota inmediatamente: son exportables, son tan buenos como los dem¨¢s, son -largo de explicar- indudablemente modernos y, adem¨¢s, cada uno tiene su propia personalidad.

Sutil y elegante

En el coqueto teatro Malibran hubo de todo y todo bueno. S¨¢nchez-Verd¨² se mueve en Taqsim por ese territorio que hay que decir tan suyo porque ¨¦l lo quiere bien mestizo, y del que saca una l¨ªnea discursiva, sutil y elegante. Habla de su obra como de "preludio instrumental", y es cierto, pues semeja un fin¨ªsimo tel¨®n que se abriera ante el oyente. Afrika, de Gabriel Erkoreka, demuestra una libertad de planteamientos tan admirable como aguda. De un lado, la marimba que suena a veces como una txalaparta -sensacional Pedro Carneiro- y, de otro, la invitaci¨®n a Stranvinski a personarse en cuerpo y alma en el segundo movimiento o el modo de resolver el camino hacia la estabilidad que marca el tercero.

Luis de Pablo realiza en Vendaval un ejercicio de construcci¨®n y de expresi¨®n verdaderamente admirable, con un tercer tiempo -Danza- que pertenece a lo mejor de su obra y un Final en el que no anda lejos la sombra del B¨¢rtok del Concierto para orquesta. Es, simplemente, y nada menos, el resultado del dominio del creador ante su est¨ªmulo. Preciosa la pieza de Fausto Romitelli (1963-2004), un disc¨ªpulo de Donatoni que juega en Flowing down too slow con los avances sonoros de lo que se llaman artistas digitales, Dj Spooki entre ellos. No le demos a la intenci¨®n m¨¢s importancia de la que tiene y atendamos a sus resultados, de una belleza honda que convierte lo que parec¨ªa mec¨¢nico en puro drama. Jos¨¦ Ram¨®n Encinar, al mando de una ORCAM segur¨ªsima, fue ese maestro que se entrega con alma y vida y que los traduce con inteligencia y amor. Su trabajo fue decisivo para que el ¨¦xito sonriera a todos.