Sergio Rodr¨ªguez exprime al Bar?a

Noticia en Vistalegre. M¨¢s all¨¢ del resultado incluso, de la meritoria victoria del Barcelona y de la entusiasta r¨¦plica de Estudiantes. Un chaval, de nombre Sergio Rodr¨ªguez, tom¨® posesi¨®n entre las estrellas del baloncesto espa?ol. Se manejaban ya magn¨ªficas referencias de este base de 18 a?os y 1,89 metros, figura del equipo espa?ol que gan¨® el Europeo junior el pasado mes de de junio. Pero era indispensable cotejar su calidad entre los grandes de verdad, observar como se ajustaba su juego a la horma imponente de tipos como Bodiroga, Navarro, Due?as y compa?¨ªa.

Sergio no pudo expresarse de mejor manera. Fue el revulsivo de su equipo, que sufri¨® de lo lindo en el primer tramo (26-36). Pero cuando ¨¦l entr¨® en la cancha y empu?¨® el tim¨®n, el Barcelona empez¨® a ceder, a verse tan descolocado como desbordado. La extraordinaria maquinaria azulgrana, con un Due?as primoroso, tuvo que esperar a la pr¨®rroga para sacar adelante un partido que a punto estuvo de ganar, ¨¦l solito, Sergio Rodr¨ªguez.

Su buen criterio a la hora de dirigir a su equipo, su descaro a la hora de enfilar camino de la canasta adversaria, su buena mano, la rapidez de primera zancada cuando arranca -recuerda ligeramente a Ra¨²l L¨®pez-, su excelente mano -una virtud que parec¨ªa olvidada por los bases espa?oles-, su lectura del juego y su capacidad para asistir a sus compa?eros convierten a Sergio Rodr¨ªguez en el jugador m¨¢s atractivo en estos momentos de la Liga ACB, de largo.

Anot¨® 18 puntos, pero lo mejor es que los convirti¨® cuando su equipo ya no encontraba forma de darle r¨¦plica al Barcelona, que dominaba a pesar de un hecho ins¨®lito: llegado el minuto 37 no hab¨ªa lanzado ni un tiro libre. El dato habla por s¨ª s¨®lo de lo mucho que intimid¨® la zona defensiva de Estudiantes y tambi¨¦n la evergadura de Garc¨¦s, plantado en el centro de la botella. Sin embargo, los ca?oneros de Estudiantes fallaron lo indecible. Su paup¨¦rrimo 10% de acierto en los triples, con dos canastas en 20 lanzamientos, conden¨® a su equipo. Pero no fue sin que el Bar?a sufriera hasta la agon¨ªa. Todo porque Sergio Rodr¨ªguez se empe?¨® en que as¨ª fuera. El bal¨®n quemaba por entonces. Se acercaba el final y la igualdad hac¨ªa casi decisiva cada acci¨®n. Un momento en el que los j¨²niors suelen dar gracias por los minutos que se les ha permitido jugar y se van a aprender desde el banco. No fue el caso. Al contrario. Sergio Rodr¨ªguez tomaba el bal¨®n, lo quer¨ªa, lo mimaba, estudiaba la defensa del Barcelona y la descerrabaja una y otra vez.

Tan clamoroso fue el pulso Sergio-Bar?a que sus compa?eros le entregaban la pelota una y otra vez para que fuera ¨¦l quien se la jugara. El t¨¦cnico azulgrana Joan Montes, muy perspicaz, no dud¨® en asignarle un defensor para que le presionara arriba y otro, Ilievski, para que tomara el relevo cuando rebasaba el centro de la cancha. Due?as, Navarro, Ilievski, a cada canasta azulgrana, contestaba Sergio Rodr¨ªguez. Hasta que, ya en la pr¨®rroga, Iturbe y Loncar desperdiciaron los ¨²ltimos cartuchos y el Bar?a sentenci¨® un partido del que quedar¨¢ el recuerdo de la enorme actuaci¨®n de Sergio.