Cultura a punta pala
Uno de los objetivos prioritarios del PP cuando gan¨® las elecciones auton¨®micas en 1995 consisti¨® en borrar el rastro socialista all¨ª donde fuera posible. Y as¨ª, de la emergente Ciudad de las Ciencias, buque insignia de las iniciativas urban¨ªsticas y culturales del PSPV en Valencia, no hubiera dejado ni los cimientos, pero ¨¦stos ya estaban construidos y comprometido el resto del proyecto. No pudiendo, pues, cancelarlo se aplic¨® con ah¨ªnco a desfigurarlo a?adi¨¦ndole componentes m¨¢s o menos ambiciosos e incluso pintorescos. Uno de ellos fue el Palacio de las Artes, cuya ejecuci¨®n se va demorando a la par que disparando de manera alarmante sus previsiones presupuestarias. Tanto, que se necesitar¨¢ un Santiago Calatrava de las finanzas para inventar un ingenio capaz de aguantar los sobrecostes.
No vamos a cuestionar lo que ya est¨¢ pr¨¢cticamente acabado y menos su calidad arquitect¨®nica, aunque, sin ser peritos en la materia, nos parezca que ese mazacote es de lo m¨¢s chungo que ha dise?ado el admirado y universal arquitecto valenciano. Si hoy lo glosamos es porque estos d¨ªas se comenta el arre¨®n que le est¨¢n dando a las obras para poder inaugurarlo en oto?o del pr¨®ximo a?o. Suponemos que el apresuramiento tambi¨¦n se lleva a cabo ante el riesgo de que el Gobierno popular auton¨®mico pierda las elecciones y la medalla acabe colg¨¢ndosela su competidor.
A punto estamos, pues, de concluir la obra y sin noticia todav¨ªa de cu¨¢nto nos va a costar subvencionar una programaci¨®n acorde con la magnificencia del coliseo. A lo peor, es que les da reparo divulgar la cifra millonaria, no obstante la prodigalidad que ha venido exhibiendo esta derecha gobernante. Un aspecto, el econ¨®mico, que nos resultar¨ªa irrelevante si se tratase de una entidad privada que apostase sus cuartos. Pero siendo p¨²blica, ese cap¨ªtulo nos concierne a todos, aunque sus beneficiarios s¨®lo sean a la postre unos pocos miles de ciudadanos, como es propio de tales fastos art¨ªsticos elitistas que nos cuestan un huevo de la cara.
No vamos a polemizar con quienes predican que la cultura, m¨¢s all¨¢ de su dimensi¨®n intelectual e ilustrativa, es en nuestros d¨ªas una mercadotecnia, un instrumento id¨®neo -dicen- para promocionarnos en el mundo como comunidad desarrollada. Un negocio, en suma. Y quiz¨¢ lo sea all¨ª donde hayan sabido explotarlo, tengan bien cubierta su calidad de vida y les sobren recursos para invertirlos en este cometido. Que no es el caso valenciano. Prueba de ello es que, despu¨¦s de un espectacular despliegue cultural estos a?os pasados, estamos metidos ahora en un mortificante periodo de liquidaciones por falta de fondos. Causa verg¨¹enza ajena el trato descort¨¦s que se les dispensa a figuras como Irene Papas, Bigas Luna, Jos¨¦ Vidal Beneyto y un largo etc¨¦tera.
Pero es que, a¨²n pudiendo aguantar el tipo y pagarnos el lujo de convocar a los artistas eximios y subvenir cultura a punta pala, tal marketing u Olimpo s¨®lo tendr¨ªa sentido si antes se han atendido las necesidades mayoritarias y apremiantes en los cap¨ªtulos de la salud, la ense?anza, el I m¨¢s D, la vivienda y similares. De no ser as¨ª, la cultura tiene visos de impostura o de simple pirotecnia para gozo de unos privilegiados. Quiz¨¢ por eso, cuando miro el Palau de les Arts s¨®lo veo un agujero negro astron¨®mico por donde se desangran las finanzas p¨²blicas. O sea, un derroche.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.