Los programas econ¨®micos de Bush y de Kerry
Es realmente sorprendente, en un pa¨ªs con tan elevados desequilibrios fiscal, de ahorro y de balanza de pagos, el poco tiempo dedicado a los programas econ¨®micos en los debates de ambos candidatos, que han estado dominados por la guerra de Irak y por la seguridad de los ciudadanos americanos, sin tampoco aludir al elevado gasto p¨²blico que estos dos asuntos generan. S¨®lo en el ¨²ltimo debate se han planteado algunas de sus diferencias de objetivos de pol¨ªtica econ¨®mica. Probablemente su ausencia estriba en la dif¨ªcil soluci¨®n que tienen dichos problemas, que la hace pol¨ªticamente incorrecta en ¨¦poca electoral.
En cuanto al d¨¦ficit fiscal, ambos candidatos han prometido reducirlo a la mitad en los pr¨®ximos cuatro a?os, mediante, fundamentalmente, una mayor tasa de crecimiento, pero tambi¨¦n un cierto control del gasto p¨²blico, sin explicar c¨®mo. Es m¨¢s, de las palabras de Bush se infiere que va a aumentar el d¨¦ficit, ya que su m¨¢xima prioridad es renovar la vigencia de los tres recortes impositivos aprobados en su primera legislatura, tan pronto venzan, para hacerlos permanentes. Kerry, por su lado, s¨®lo ha dicho que va a dejar sin efecto los recortes fiscales para las personas de mayor renta, por encima de los 200.000 d¨®lares, pero no para reducir el d¨¦ficit, ya que su ahorro fiscal se va a aplicar a financiar un programa de extensi¨®n del seguro sanitario a muchos ciudadanos que todav¨ªa no lo tienen. Kerry ha propuesto reintroducir el sistema pay as you go propuesto por Clinton en los a?os noventa, que hace que cualquier aumento de gasto o reducci¨®n de ingresos por recorte de impuestos tendr¨¢ que ser compensado por una medida contraria en otras partidas presupuestarias para que no aumente el d¨¦ficit. Bush ha admitido que har¨¢ lo mismo, pero s¨®lo para los futuros aumentos de gasto y no para las reducciones de impuestos.
Aunque salga elegido, Kerry va a contar con un Congreso y un Senado con mayor¨ªa republicana
Bush hered¨® de Clinton un super¨¢vit de 236.000 millones y en cuatro a?os deja un d¨¦ficit de 415.000
Ante tan poca concreci¨®n hay que obligadamente fiarse de su palabra. No es f¨¢cil fiarse de la de Bush, ya que hered¨® de Clinton un super¨¢vit presupuestario de 236.000 millones de d¨®lares y, en s¨®lo cuatro a?os, lo ha transformado en un d¨¦ficit de 415.000 millones de d¨®lares, del que dos tercios se explican por las tres reducciones de impuestos, y ha conseguido elevar la deuda p¨²blica de 3,3 billones (europeos) de d¨®lares a 4,3 billones, es decir, 14.600 d¨®lares por persona. Kerry, al menos, tiene el aval de los anteriores presidentes dem¨®cratas, que siempre fueron mucho m¨¢s austeros que los republicanos. Tambi¨¦n es conveniente saber qu¨¦ piensan fiscalmente las personas con mayor influencia en ambos candidatos. En el caso de Bush, basta con escuchar a Cheney decir que, "como ya demostr¨® Reagan, los d¨¦ficit presupuestarios ni importan ni tienen efectos sobre los tipos de inter¨¦s", contradiciendo lo dicho unos d¨ªas antes por Mankiw, jefe de los asesores econ¨®micos de Bush. En el caso de Kerry, por el contrario, sus principales asesores, como Rubin y Summers, han demostrado que, aunque Clinton hizo su campa?a proponiendo tambi¨¦n reducci¨®n de impuestos y aumento de gastos, ambos se encargaron de convencerle, una vez elegido, de reducir el d¨¦ficit.
Pero, aunque salga elegido Kerry, va a contar con un Congreso y, probablemente, un Senado, con mayor¨ªa republicana que han votado favorablemente todas las reducciones de impuestos y aumentos de gastos que han llevado a la dif¨ªcil situaci¨®n actual. Por ejemplo, hace un mes, el Senado vot¨® la renovaci¨®n de la primera reducci¨®n de impuestos de Bush y cont¨® con el apoyo de 92 senadores, frente a s¨®lo tres en contra, dos republicanos y un dem¨®crata. Si no se hace nada por reducir el d¨¦ficit y contin¨²a la tendencia actual, en 10 a?os podr¨ªa alcanzar 2,3 billones (europeos) de d¨®lares multiplicando por cuatro el d¨¦ficit actual.
El d¨¦ficit de balanza de pagos por cuenta corriente, que ya alcanza el 5,5% del PIB, no ha sido casi mencionado por ambos candidatos, ya que su soluci¨®n pasa por tres hechos complementarios, dos de ellos pol¨ªticamente incorrectos: primero, que EE UU reduzca su demanda interna y, por tanto, su tasa actual de crecimiento, para que aumente su tasa de ahorro; segundo, que el d¨®lar contin¨²e cayendo, y tercero, que el resto del mundo crezca m¨¢s deprisa. El problema no es de falta de competitividad de la econom¨ªa americana, sino de su baj¨ªsima tasa de ahorro tanto del sector p¨²blico, que ha alcanzado un d¨¦ficit superior al 4% del PIB, como del sector privado, cuya tasa de ahorro de las familias ha ca¨ªdo al 1% de su renta disponible, por un mayor y continuado gasto de consumo y de inversi¨®n en relaci¨®n a sus ingresos corrientes, frente al 10% de la Uni¨®n Europea o al m¨¢s del 30% de Jap¨®n o China. S¨®lo las empresas americanas han mejorado su tasa de ahorro cortando radicalmente sus costes e invirtiendo menos. Si no se hace nada por aumentar su tasa de ahorro, el d¨¦ficit externo americano podr¨ªa alcanzar el 10% del PIB en 2010.
Otro aspecto importante es la disposici¨®n de ambos candidatos a reducir su protecci¨®n comercial y ayudar a que la Ronda Doha liberalice m¨¢s el comercio internacional, aspecto tampoco debatido, por su sensibilidad pol¨ªtica. Si acudimos a la experiencia de Bush en su primera legislatura, en contra de la tradici¨®n republicana, su actitud ha sido claramente proteccionista. Ha elevado brutalmente los aranceles a las importaciones de productos sider¨²rgicos, ha aumentado en un 21% las subvenciones a la producci¨®n agr¨ªcola interna y ha puesto toda clase de trabas a las importaciones asi¨¢ticas, especialmente a las de China. Al menos, Kerry puede demostrar que, tambi¨¦n en contra de la tradici¨®n dem¨®crata, ha votado favorablemente las propuestas de liberalizaci¨®n comercial en sus muchos a?os como senador.
En pol¨ªtica energ¨¦tica, sus diferencias son mayores. Bush es partidario de la total independencia energ¨¦tica de EE UU y, confirmando su oposici¨®n al Protocolo de Kyoto, propone grandes inversiones en exploraci¨®n y producci¨®n de combustibles f¨®siles, en territorio nacional, tanto de petr¨®leo como de gas, pero tambi¨¦n de carb¨®n, aunque prometiendo el desarrollo de nuevas centrales de carb¨®n que no tengan emisiones de CO2. Adem¨¢s, ha propuesto un aumento de las subvenciones a la nueva producci¨®n de energ¨ªa nuclear a cambio de construir una gran central de tratamiento de residuos nucleares en el desierto de Yucca, en Nevada. Kerry, por el contrario, propone aumentar las energ¨ªas renovables: solar, de viento, geot¨¦rmica y de biomasa, hasta el 20% del total de la producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica para 2020, frente al 2% actual, a trav¨¦s de subvenciones y un marco regulatorio favorable.
En los temas sociales sus diferencias son tambi¨¦n importantes. Frente al problema del aumento de gasto de la Seguridad Social que est¨¢n generando las pensiones de la generaci¨®n del baby boom que ahora est¨¢ empezando ya a jubilarse, Bush propone, por un lado, una privatizaci¨®n parcial del sistema actual de pensiones mediante la creaci¨®n de "cuentas o fondos de pensiones individuales privados" (ISA) fiscalmente incentivados, aportadas por los trabajadores m¨¢s j¨®venes, y de otro, una indexaci¨®n de las pensiones a la inflaci¨®n en lugar de a los salarios. Naturalmente, no ha hablado de los posibles costes para el erario p¨²blico de transici¨®n a este nuevo sistema que, de acuerdo con los expertos, podr¨ªa alcanzar dos billones (europeos) de d¨®lares en los pr¨®ximos 10 a?os, cifra similar al coste previsto por la renovaci¨®n de sus tres reducciones de impuestos. Kerry ha atacado esta propuesta, pero no ha explicado la suya, salvo una vaga referencia a su prioridad de reducir a la mitad el d¨¦ficit presupuestario, a trav¨¦s de una mayor tasa de crecimiento, y, si al final de su legislatura el coste de las pensiones para la Seguridad Social sigue siendo un problema, "se har¨¢n los ajustes necesarios".
Bush propone algo similar para reducir el creciente coste del seguro sanitario. Su propuesta es incrementar la cobertura del seguro sanitario mediante tres medidas. La primera es mantener e incrementar las HSA, "cuentas privadas de ahorro para el gasto en salud", incentivadas fiscalmente, hasta 2.600 d¨®lares anuales, y complementarlas con una p¨®liza de seguro sanitario, cuyas primas son deducibles fiscalmente. La segunda es una fuerte subvenci¨®n al que establezca un HSA o adquiera la p¨®liza de seguro. Finalmente, propone "asociaciones de planes de salud" (AHP) para conseguir que las peque?as empresas puedan tambi¨¦n cubrir a sus trabajadores de un seguro de salud, negociando colectivamente primas m¨¢s baratas. El coste estimado de estos programas ser¨ªa de unos 100.000 millones de d¨®lares en 10 a?os.
Kerry, por el contrario, propone ampliar los actuales programas de salud de los Estados y del Gobierno federal al mayor n¨²mero de trabajadores, ya que todav¨ªa hay un 16% de la poblaci¨®n que no tiene seguro. Para conseguir que las peque?as empresas cubran a sus trabajadores est¨¢ dispuesto a reembolsarles el 75% del coste de seguro sanitario en el que incurran por encima de los 50.000 d¨®lares por empleado y por a?o. Adem¨¢s, permitir¨¢ que los ni?os de las familias m¨¢s pobres puedan acogerse al programa de seguro sanitario de cada Estado y que los adultos y parejas sin ni?os m¨¢s pobres puedan acogerse a las prestaciones de Medicaid. Finalmente, los trabajadores mayores podr¨¢n acogerse al programa federal de seguro sanitario para empresas, incentivando a sus empleadores con una subvenci¨®n. El coste estimado de la propuesta de Kerry ser¨ªa de unos 560.000 millones de d¨®lares en 10 a?os.
Ninguno de los dos candidatos ha mencionado los problemas que plantea la financiaci¨®n de los costes crecientes de Medicare, el seguro m¨¦dico para los mayores e incapacitados. En todo caso, el creciente coste de la Seguridad Social de cara al futuro es preocupante. Un reciente informe del Departamento del Tesoro calcula que los pasivos contingentes del sistema de pensiones y de la sanidad alcanzan los 45 billones (europeos) de d¨®lares.
En conclusi¨®n, dado que en los ¨²ltimos 10 a?os, EE UU ha aportado m¨¢s del 50% del crecimiento mundial, que va a plantear serios problemas al resto del mundo cuando tenga que ajustar sus elevados y crecientes desajustes fiscales y externos, y que los candidatos no parecen intentar resolver, un reciente ensayo de Simon Robinson en Time propon¨ªa una idea simple: "El presidente de EE UU deber¨ªa ser elegido por sufragio universal de todos los ciudadanos del mundo".
Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research (CEPR).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.