Otra instituci¨®n
Ma?ana, si no hay problemas, se re¨²nen los consejeros de las autonom¨ªas para preparar la de presidentes, que se reunir¨¢n el jueves: puede que estas reuniones de presidentes se conviertan en una instituci¨®n y que tengan periodicidad fija y a veces extraordinaria. Una instituci¨®n compleja cuyas decisiones, si las tienen, influir¨¢n sobre el Estado central -pr¨¢cticamente, sobre el Consejo de Ministros-; aunque no hay seguridad de que se re¨²nan todos, y de que la iniciativa de Zapatero salga adelante, parece que el camino es el de un pa¨ªs federal: cuando sea. Otra vez el PP se encuentra atrapado por la rapidez del cambio pol¨ªtico: su exclamaci¨®n de que esta conferencia convocada "no tiene contenido" no parece m¨¢s que una muletilla que repiten desde el cambio electoral. Los presidentes auton¨®micos de ese partido se encontrar¨¢n obligados a no sabotearla para mantener a sus votantes, pero esto puede enfrentarles a la direcci¨®n de su partido, si es que existe una direcci¨®n real. El intento ser¨ªa inutilizar la conferencia antes de que se celebre. No les gustar¨ªa ver a Ibarretxe, presunto delincuente por la ley que ellos votaron, sentado junto a Fraga. Pienso que la condici¨®n de Ibarretxe para asistir ha sido la desaparici¨®n de aquella ley que podr¨ªa encarcelarle si convocase el refer¨¦ndum sobre su proyecto o "plan": el presidente del Supremo, que lo es tambi¨¦n del Consejo del Poder Judicial, ha declarado ya que la forma de la suspensi¨®n no le parece bien; pero ha tenido que a?adir que tampoco le parece bien el fondo. La posici¨®n de este juez y la del PP coinciden: el reto de un presidente de autonom¨ªa al Estado espa?ol ha de ser castigado, y las circunstancias no han variado desde que ellos lo denunciaron.
Tambi¨¦n el Supremo, o el Consejo del Poder Judicial, est¨¢ pendiente de un cambio: a los esp¨ªritus inocentes siempre nos ha extra?ado que los grandes jueces est¨¦n designados por un sistema de partidos, cuando la ley es una y su profesi¨®n parece bastante clara. Durante el gobierno de Aznar fueron los suyos los que determinaron la sustancia ¨¦tica, como una parte del todo ideado por el jefe: tener las autonom¨ªas, la justicia, la prensa y el ej¨¦rcito de su lado. No han perdido del todo sus influencias, pero est¨¢n a punto. Viven muy amargamente con los matrimonios de homosexuales o con el permiso a Ibarretxe para convocar un refer¨¦ndum, pues no otra cosa supone despenalizarlo. Y todo lo dem¨¢s a lo que no pueden oponerse pero tampoco pueden aceptar.
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