Contra la guerra preventiva y el terrorismo

El papa Juan Pablo II ya conden¨® la "guerra preventiva", y en concreto la invasi¨®n de Irak, antes del inicio del conflicto. El Compendio incluye, dentro de la doctrina social de la Iglesia, ese rechazo, extensivo a todas las guerras como "devastaciones in¨²tiles".

"Una acci¨®n b¨¦lica preventiva, lanzada sin pruebas evidentes de que una agresi¨®n est¨¦ a punto de desencadenarse, suscita graves interrogantes bajo los puntos de vista moral y jur¨ªdico", se?ala el texto. "Por tanto", sigue, "s¨®lo una decisi¨®n de los organismos competentes (en referencia a la ONU), sobre la base de comprobaciones rigurosas y de motivaciones fundadas, puede dar legitimidad internacional al uso de la fuerza armada".

Nunca es aceptable atacar a la poblaci¨®n civil, y los militares "est¨¢n moralmente obligados a oponerse a las ¨®rdenes que impliquen comisi¨®n de cr¨ªmenes", a?ade el texto.

La doctrina social de la Iglesia hace suya la Carta de las Naciones Unidas y subraya que s¨®lo existen dos casos en que una guerra puede ser aceptable: en leg¨ªtima defensa ante una agresi¨®n externa y con el respaldo de una decisi¨®n del Consejo de Seguridad encaminada al uso "proporcionado" de la fuerza para el mantenimiento global de la paz.

El documento vaticano condena, por otra parte, "de la manera m¨¢s absoluta" el terrorismo. "Manifiesta un desprecio total por la vida humana y ninguna motivaci¨®n puede justificarlo, en cuanto el hombre es siempre fin, nunca medio", afirma el Compendio.

Los t¨¦rminos se hacen especialmente duros cuando se refiere al terrorismo ejercido en nombre de Dios: "Constituye una profanaci¨®n y una blasfemia proclamarse terrorista en nombre de Dios", dice, "y definir m¨¢rtires a aquellos que mueren ejecutando actos terroristas es subvertir el concepto de martirio, que es testimonio de quien se hace matar para no renunciar a Dios, y no de quien mata en nombre de Dios".