Vuelta al colegio electoral
Los comicios reabren el debate sobre el sistema electoral, que dio el triunfo a Bush con menos votos
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Nada sucedi¨® despu¨¦s de que muchos clamaran al cielo en 2000. Se habl¨® incluso de crisis de legitimidad. Al Gore gan¨® en las urnas, pero George W. Bush se impuso en el colegio electoral. En un sistema en el que la elecci¨®n del presidente es indirecta, a trav¨¦s de los 538 compromisarios que forman el colegio electoral, en el a?o 2000 lleg¨® a la Casa Blanca, por tercera vez en la historia, no quien tuvo m¨¢s votos populares sino quien m¨¢s reuni¨® en el colegio electoral. La m¨¢xima "un hombre, un voto" y la mitad m¨¢s uno da el ganador, en Estados Unidos, al igual que en otros pa¨ªses democr¨¢ticos, no siempre se cumple.
Para sus detractores, el colegio electoral es un dinosaurio que deber¨ªa estar en un museo, de cuando s¨®lo pod¨ªan votar los hombres blancos y pudientes. Para sus defensores, es la garant¨ªa de que los Estados peque?os y las comunidades rurales no se quedan fuera. En opini¨®n del profesor Emilio Viano, de la American University, "la tesis de los padres fundadores sigue viva: el colegio permite que se escuche y se tenga en cuenta a los Estados m¨¢s peque?os".
"El ¨®rgano de elecci¨®n indirecta se cre¨® en 1787 como una garant¨ªa frente al voto popular"
Una encuesta reciente se?ala que el 60% desea que el presidente sea elegido por voto popular
Viano s¨®lo concede que hay una parte que merecer¨ªa ser revisada, y que al no estar en la Constituci¨®n no generar¨ªa demasiados quebraderos legales: el principio que establece que "el ganador se lleva todos los votos". En su opini¨®n, es esta premisa, y no el colegio electoral, la que provoca problemas.
El profesor David Lublin incide en la herencia hist¨®rica que supone el colegio electoral. "Refleja nuestro sistema federal y no se olvida de los Estados menos poblados", explica. Llegados a este punto, ambos se preguntan: "?Cree usted si no que alg¨²n candidato habr¨ªa ido tantas veces, por ejemplo, a Nuevo M¨¦xico?".
Pero para el analista pol¨ªtico James Klurfeld, el colegio electoral es una cosa del pasado. "Imagine que Bush, al explicar su fervor por expandir la democracia en Oriente Pr¨®ximo, intentara defender un sistema en el cual el ganador del voto popular no llega a alcanzar el poder", explica Klurfeld. "Es algo absurdo en estos d¨ªas y en estos tiempos", puntualiza. "Los fundadores de EE UU establecieron una elitista democracia representativa dentro de un sistema federal", finaliza Klurfeld.
Esta ¨²ltima opini¨®n se refrenda con un sondeo del Instituto del Colegio Marista para la Opini¨®n P¨²blica del pasado martes, que se?alaba que el 60% preferir¨ªa que fuera el voto popular el que decidiera el presidente frente al 35% que sigue apegado al colegio electoral.
El caso es que desde la polvareda de 2000, nada ha cambiado. La mec¨¢nica ser¨¢ en esta ocasi¨®n la misma. Los electores podr¨ªan levantarse el pr¨®ximo d¨ªa 3 y encontrarse con que su presidente gana el voto electoral, pero no el voto popular. Y por si no hubiera bastantes incertidumbres, Colorado ha decidido romper la baraja y jugar con sus propias reglas. Cuando el pr¨®ximo martes este Estado vote, tambi¨¦n dir¨¢ s¨ª o no a la "enmienda 36": cambiar la distribuci¨®n de sus votos dentro del colegio electoral y que el ganador no se los lleve todos, sino que sean repartidos de forma proporcional al voto popular.
Puede que la idea de retocar la Constituci¨®n suene a palabras mayores en EE UU, pero en los dos m¨¢s que largos siglos transcurridos desde su redacci¨®n se le han a?adido 27 enmiendas. Sobre el colegio electoral ha habido 700 intentos de reforma desde su creaci¨®n, en el siglo XVIII. El mecanismo del colegio electoral data de 1787. Fue entonces cuando los padres de la Constituci¨®n crearon este ¨®rgano como una garant¨ªa ante el voto popular y un compromiso entre quienes defend¨ªan el sufragio personal y quienes abogaban por una elecci¨®n indirecta del presidente. Este sistema obedeci¨®, adem¨¢s, a un pacto con los Estados de menor peso demogr¨¢fico, que exig¨ªan igual voz en la elecci¨®n presidencial. George Washington, que se convirti¨® en el primer presidente de EE UU, el 4 de febrero de 1789, defini¨® el Colegio como "el platillo que permite sostener la taza de un caf¨¦ hirviendo".
El colegio electoral est¨¢ compuesto por 538 compromisarios, repartidos por Estados en igual n¨²mero a la suma de sus parlamentarios en la C¨¢mara de Representantes (435) y senadores (100) m¨¢s tres electores ofrecidos para la ocasi¨®n por el Distrito de Columbia (Washington DC), que est¨¢ privado de representaci¨®n en el Congreso. La representaci¨®n final de los Estados depende adem¨¢s de su poblaci¨®n y var¨ªa entre los 55 compromisarios del m¨¢s poblado (California) a los tres con que contribuyen los siete m¨¢s peque?os.
Los compromisarios son elegidos por cada partido y los del candidato ganador son convocados el primer lunes despu¨¦s del segundo mi¨¦rcoles de diciembre (el 13 de diciembre en el caso de este a?o) a la capital de cada Estado para votar por el candidato presidencial, salvo Nebraska y Maine, cuyos compromisarios votan de forma proporcional al sufragio en sus respectivas circunscripciones.
El resultado de la votaci¨®n es secreto y no se conoce hasta el 6 de enero, cuando en sesi¨®n solemne del Congreso se hace el recuento oficial de los 538 votos. La cifra m¨¢gica para ser presidente de EE UU es 270 votos electorales. En la mitad de los Estados los compromisarios est¨¢n obligados -bajo amenaza de sanci¨®n- a votar a favor del vencedor. En el resto son libres de votar en conciencia, y en el pasado ha habido ocasiones en las que los compromisarios no han respondido a las expectativas.
Y antes que Bush, otros dos pol¨ªticos llegaron a presidente gracias a imponerse s¨®lo en el colegio electoral: en 1888, Benjam¨ªn Harrison, y en 1876, Rutherford Hayes, quien lleg¨® a la Casa Blanca gracias a su victoria por un solo voto en el colegio electoral.

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