Dick Cheney, el halc¨®n sombr¨ªo
Tras 30 a?os en pol¨ªtica, el vicepresidente acumula un enorme poder en la Casa Blanca
"Excepto por un ataque al coraz¨®n de vez en cuando, nunca me he sentido mejor", dijo hace poco el vicepresidente de EE UU, Dick Cheney. Su influencia sobre el presidente es de tal magnitud que se da por hecho este reparto de papeles: Cheney piensa y Bush ejecuta. Richard Bruce Cheney naci¨® en Lincoln (Nebraska) el 30 de enero de 1941, aunque su infancia y sus ra¨ªces est¨¢n en la ciudad de Casper (Wyoming). Cheney era ejemplar en su adolescencia. Luc¨ªa con brillantez como estudiante y destacaba como atleta en el equipo de f¨²tbol americano de su instituto. Era el chaval con mayor posibilidades de tener ¨¦xito en la vida. Incluso sal¨ªa con la chica que hab¨ªa sido nombrada la reina del colegio, Lynne Vincent, con quien se cas¨®. Tienen dos hijas, Elizabeth, casada y con cuatro hijos, y Mary, convertida por John Kerry en la lesbiana m¨¢s conocida de EE UU.
Sus padres quer¨ªan lo mejor para ¨¦l: quer¨ªan que triunfase en Yale. Pero Dick no estaba a la altura. Dej¨® de estudiar al a?o y medio para volver a trabajar. Intent¨® regresar a la vida acad¨¦mica, pero tuvo que dejar definitivamente esa universidad porque sus notas no alcanzaban el m¨ªnimo necesario.
Su vida en ese momento apuntaba al desastre: "Trabajaba en algo que no me gustaba, instalaba tendidos el¨¦ctricos y ten¨ªa encontronazos con la ley", dijo Cheney hace a?os a The New Yorker. No esconde que fue detenido en dos ocasiones por conducir bajo los efectos del alcohol. Era el a?o 1961. Cheney ten¨ªa 21 a?os. Ser detenido por la polic¨ªa "me hizo pensar d¨®nde estaba y hacia d¨®nde me encaminaba. Si segu¨ªa por ah¨ª, iba por un mal camino". Algunos bi¨®grafos apuntan otro factor en esta reconversi¨®n espiritual de Cheney: si no estudiaba ni manten¨ªa a una familia, ten¨ªa que ir a combatir a Vietnam.
Cheney volvi¨® a estudiar, lo que le permiti¨® obtener cuatro pr¨®rrogas de incorporaci¨®n a filas entre 1959 y 1966; la quinta y ¨²ltima la logr¨® cuando su esposa se qued¨® embarazada. Se matricul¨® en la Universidad de Casper en 1963 y despu¨¦s en la de Wyoming, donde culmin¨® con notas excelentes su graduaci¨®n en Ciencias Pol¨ªticas. Lanzado en la v¨ªa acad¨¦mica, trat¨® de hacer el doctorado en la Universidad de Wisconsin, pero la pol¨ªtica real se cruz¨® en su vida cuando el congresista William Steiger le ofreci¨® trabajo. Empez¨® la traves¨ªa hacia el epicentro de Washington.
Su primer empleo en el Gobierno fue en la Oficina de Oportunidades Econ¨®micas bajo el mandato de Nixon. All¨ª empez¨® a tejer una red de contactos que se ha mantenido durante 30 a?os. El entonces senador Donald Rumsfeld convirti¨® a Cheney en su protegido. Rumsfeld era amigo de Gerald Ford, y cuando lleg¨® al Despacho Oval se llev¨® al secretario de Defensa como jefe de Gabinete. Cheney se fue a la Casa Blanca de la mano de Rumsfeld como su n¨²mero dos. Cuando Rumsfeld fue nombrado -la primera de dos veces- secretario de Defensa, Cheney asumi¨® su cargo en la Casa Blanca.
Cuando Ford arranc¨® la campa?a para las elecciones que perdi¨®, Cheney se convirti¨® en su responsable de estrategia. Ford perdi¨® ante Carter en 1976 y Cheney volvi¨® a Wyoming, pero por poco tiempo: dos a?os despu¨¦s gan¨® con soltura un esca?o como congresista y regres¨® al Capitolio.
George H. Bush nombr¨® a Cheney secretario de Defensa en 1989. Suyo es lo que para unos es un m¨¦rito y para otros un desastre: lograr que Arabia Saud¨ª permitiera el despliegue de un enorme contingente de tropas estadounidenses para lanzar la primera guerra del Golfo. Ese acuerdo y su vigencia cambiaron la mentalidad de un guerrillero que hab¨ªa contado hasta entonces con el favor secreto de Estados Unidos: Osama Bin Laden.
No deja de ser parad¨®jico que Cheney fuera el ide¨®logo de una guerra librada para establecer el principio de que ning¨²n pa¨ªs puede invadir a otro por decisi¨®n de un mandatario. Con Bill Clinton en la Casa Blanca, Cheney decidi¨® hacerse empresario. Como responsable de Halliburton, acumul¨® una fortuna de la que todav¨ªa recibe dividendos millonarios. Incluso bajo la sospecha de pr¨¢cticas contables dudosas, la compa?¨ªa ha disparado sus beneficios, con decenas de contratos del Pent¨¢gono en Irak adjudicados sin subasta.
Como vicepresidente, Cheney es el hombre sombr¨ªo, una especie de aguafiestas de la pol¨ªtica siempre dispuesto a recordar la inminencia de un ataque nuclear. Desde el b¨²nker de la Casa Blanca movi¨® los hilos del Gobierno de Estados Unidos el 11-S cuando Bush parec¨ªa paralizado. Ese d¨ªa encontr¨® la raz¨®n para invadir Irak y todav¨ªa mantiene las premisas que se han demostrado falsas, como la conexi¨®n entre Al Qaeda y Sadam. Pero ¨¦ste es, al fin y al cabo, el hombre que vaticin¨® que las tropas ser¨ªan recibidas con flores en Irak como liberadores.
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