Desigualdades en salud laboral
Contrariamente a lo que algunos te¨®ricos posmodernos han se?alado en a?os recientes, el trabajo sigue ocupando un lugar central en la vida de las personas y determina no s¨®lo su sustento diario, grado de influencia social y nivel de vida, sino tambi¨¦n su salud. Las personas trabajamos dentro y fuera del hogar, con o sin contratos laborales, en forma estable o temporal y en ocupaciones saludables, insalubres o peligrosas.
Pero, adem¨¢s, el trabajo se produce en un contexto social influido poderosamente por las instituciones y las relaciones de poder. Los trabajadores pertenecen a clases sociales y sexos distintos, y la mayor parte de lugares de trabajo se organizan en forma jer¨¢rquica, que refleja una distribuci¨®n muy desigual en su nivel de control sobre el planeamiento y la ejecuci¨®n de tareas. Las diferencias de poder de los trabajadores influyen profundadamente sobre la salud, ya que ¨¦ste determina, por ejemplo, qu¨¦ tipo de trabajadores tendr¨¢n m¨¢s posibilidades de ser despedidos, cu¨¢les estar¨¢n sometidos a un contrato precario o qui¨¦nes estar¨¢n expuestos a factores de riesgo da?inos para la salud.
Cada d¨ªa mueren en Espa?a tres trabajadores a causa de accidentes laborales que se debieran prevenir
Los problemas de salud producidos por las condiciones de trabajo causan un enorme impacto sobre la salud de los trabajadores y sus familias, adem¨¢s de generar un gran coste econ¨®mico para las empresas y la sociedad en general. Las lesiones causadas por accidentes laborales en Espa?a tienen la incidencia m¨¢s alta de la Uni¨®n Europea (UE-15) de accidentes con m¨¢s de tres d¨ªas de baja y una de las tasas m¨¢s elevadas de mortalidad ligada al lugar de trabajo.
Las cifras hablan por s¨ª mismas. Uno de cada ocho trabajadores sufre cada a?o alg¨²n tipo de accidente laboral y diariamente se producen m¨¢s de 2.700 lesiones laborales con baja, que, adem¨¢s, son responsables de la muerte de tres trabajadores. Tres trabajadores mueren cada d¨ªa en Espa?a debido a accidentes laborales que se debieran prevenir mediante acciones concertadas entre el Gobierno central y los aut¨®nomos. Se estima que una cuarta parte de los trabajadores espa?oles se halla expuesta a carcin¨®genos, una cifra que sobrepasa el 50% en los sectores de actividad m¨¢s peligrosos. Anualmente mueren m¨¢s de 7.000 personas a causa del c¨¢ncer contra¨ªdo por productos t¨®xicos en el lugar de trabajo. Estos ejemplos son s¨ªntomas de las importantes deficiencias que existen en Espa?a en la organizaci¨®n del trabajo y en los sistemas de prevenci¨®n de riesgos laborales.
No obstante, uno de los problemas de salud laboral menos conocido e investigado hasta el momento son las desigualdades en salud. Las diferencias entre distintos tipos de ocupaciones (por ejemplo, entre trabajadores que realizan un trabajo manual y no manual) y de contrato (por ejemplo, permanentes y temporales) son muy notables, con una clara segregaci¨®n horizontal y vertical de las mujeres, ya que son ¨¦stas quienes ocupan con mayor frecuencia los trabajos menos cualificados, tienen m¨¢s contratos temporales, reciben una menor retribuci¨®n y tienen cargos con menos poder dentro de las empresas. Casi el 52% de los trabajadores que realizan tareas manuales est¨¢ expuesto a ruido (30,5% en las mujeres), comparado con s¨®lo el 32% de empleados que efect¨²an un trabajo no manual (20,5% en las mujeres). La tasa de prevalencia de movimientos repetitivos entre las mujeres es del 46,3% entre quienes realizan un trabajo manual (34,4% en los hombres) en comparaci¨®n con s¨®lo el 28,2% entre quienes realizan un trabajo no manual (29,2% en los hombres). La falta de capacidad de decisi¨®n en el lugar de trabajo, un importante factor de riesgo para la salud, es cuatro veces mayor entre los trabajadores que realizan un trabajo manual en comparaci¨®n con quienes tienen un trabajo no manual. Los trabajadores con contrato temporal tienen una probabilidad de dos a tres veces superior de padecer una lesi¨®n por accidentes de trabajo respecto a quienes tienen un contrato permanente.
Los trabajadores con contrato temporal tienen menos libertad para tomarse un descanso en el trabajo (26,5%) en comparaci¨®n con los trabajadores con contrato permanente (39%), una situaci¨®n que es a¨²n mucho peor entre los trabajadores en situaci¨®n irregular, muchos de los cuales son inmigrantes. En relaci¨®n con la salud, los trabajadores con trabajos manuales no especializados tienen un mayor riesgo de morir, padecer enfermedades (como el asma, la bronquitis cr¨®nica, la hipertensi¨®n o la diabetes) y un peor estado general de salud que el resto de trabajadores y, sobre todo, que los profesionales o los gerentes de empresas. Por ejemplo, en varios estudios efectuados en Catalu?a se ha visto c¨®mo las mujeres de la limpieza est¨¢n m¨¢s afectadas por enfermedades como el asma o la bronquitis cr¨®nica, y padecen con una frecuencia tres veces mayor mala salud que las mujeres que desarrollan trabajos no manuales.
Aunque la evidencia cient¨ªfica es a¨²n muy limitada, estos ejemplos ilustran una situaci¨®n dram¨¢ticamente injusta, en la que la necesidad de acci¨®n es tan urgente como insuficiente. No cabe duda de que necesitamos un mayor conocimiento e investigaci¨®n sobre las desigualdades en salud laboral, en especial por lo que se refiere al da?o causado por asuntos tan poco conocidos como la precariedad laboral (sobre todo en j¨®venes e inmigrantes), los factores de riesgo psicosocial (en especial entre mujeres que realizan un trabajo manual) o la exposici¨®n a productos qu¨ªmicos (principalmente en hombres que realizan un trabajo manual y mujeres de la limpieza). Sin embargo, el mayor reto radica en la urgente necesidad de planificar pol¨ªticas sociales y laborales que reduzcan los factores de riesgo y los problemas de salud.
Las intervenciones deber¨¢n adaptarse a cada tipo de trabajador y lugar de trabajo, con una especial prioridad para los problemas de las mujeres, inmigrantes, trabajadores precarios, trabajadores de las clases sociales m¨¢s pobres y peque?as empresas. Por ejemplo, la legislaci¨®n europea a¨²n pendiente de aprobaci¨®n sobre Registro, Evaluaci¨®n y Autorizaci¨®n de Sustancias Qu¨ªmicas (REACH) es una oportunidad para reducir el impacto de multitud de productos qu¨ªmicos da?inos para el medio ambiente y la salud de los trabajadores, especialmente de los m¨¢s vulnerables.
Pero, adem¨¢s, para que la acci¨®n sea realmente eficaz, deber¨¢ ir acompa?ada de dos requisitos imprescindibles: aumentar la participaci¨®n de los trabajadores en la obtenci¨®n de conocimiento y la realizaci¨®n de intervenciones, y poner en pr¨¢ctica en forma real (y no s¨®lo formal) intervenciones cuya evaluaci¨®n demuestre su efectividad. Si no hacemos frente a esos desaf¨ªos, las desigualdades en salud laboral seguir¨¢n siendo en Espa?a injustas e inaceptables.
Firman este art¨ªculo Joan Benach y Marcelo Amable, de la Unidad de Investigaci¨®n en Salud Laboral (Universidad Pompeu Fabra); Carles Muntaner, del Institute of Work and Health (Toronto), y Luc¨ªa Artazcoz e Imma Cort¨¦s, del Servicio de Salud Laboral (Agencia de Salud P¨²blica de Barcelona)
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