Bush y los valores
El resultado de las elecciones estadounidenses no deja duda sobre el hecho de que George W. Bush ha sido capaz de explotar en su beneficio la creciente polarizaci¨®n social de su pa¨ªs. Los llamados valores morales, m¨¢s propiamente los valores conservadores, han jugado un papel determinante en el resultado de la carrera por la Casa Blanca. Para m¨¢s del 20% de los electores, seg¨²n sondeos a pie de urna, fue el argumento decisivo de su voto. De manera que esa constelaci¨®n de convicciones ha orientado la elecci¨®n ciudadana m¨¢s que la guerra de Irak, la situaci¨®n econ¨®mica o el modelo sanitario estadounidense.
Probablemente el gran ¨¦xito de Bush y sus estrategas haya sido el de conseguir que millones de votantes conservadores abracen esos mismos valores morales de los que les ha hablado su presidente, marginando con ello aspectos fundamentales y fallidos de su ejecutoria pol¨ªtica. El ejemplo es meridiano en el caso de las uniones entre homosexuales, una de las muchas consultas vinculantes coincidentes con la jornada electoral. Su legalizaci¨®n fue masivamente rechazada en los 11 Estados que lo sometieron a votaci¨®n -no todos Estados rurales-, en l¨ªnea con la decisi¨®n de Bush de plantear una enmienda constitucional despu¨¦s de que el Tribunal Supremo de Massachusetts abriera la puerta a su legalizaci¨®n.
Estados Unidos es un pa¨ªs culturalmente dividido, pero la elecci¨®n presidencial ha venido a corroborar una nueva falla, esta vez de ¨¢mbito religioso. La movilizaci¨®n de los grupos cristianos protestantes en favor de Bush ha resultado, seg¨²n todos los indicios, decisiva. Han sido ellos -representantes de una Am¨¦rica adscrita a valores conservadores aparentemente inmutables- los que han hecho cola durante horas y en masa para otorgarle su voto. Que en este contexto California haya decidido aprobar, con el apoyo de su cinematogr¨¢fico gobernador republicano y en contra del establishment del partido, la dotaci¨®n de 3.000 millones de d¨®lares para investigar en los pr¨®ximos 10 a?os sobre c¨¦lulas madre embrionarias con fines terap¨¦uticos es una excepci¨®n alentadora.
Bush, que nunca se ha caracterizado por buscar consensos en la fijaci¨®n de su agenda pol¨ªtica interna, tiene con su abultada victoria una oportunidad dorada para ser ese presidente unificador que ha prometido ser, como lo prometi¨® hace cuatro a?os y nunca ha sido. Una pista clave sobre sus intenciones estar¨¢ en el Tribunal Supremo de la naci¨®n, donde el presidente debe proponer al sustituto del seriamente enfermo juez William Rehnquist. La decisi¨®n entre un moderado o un doctrinario para ese sanedr¨ªn de nueve miembros vitalicios se?ala a medio plazo la direcci¨®n de las actitudes sociales de la superpotencia, y eso es algo que explicar¨¢ mejor que cualquier otra cosa el rumbo que quiere dar a su segunda presidencia.
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