Maravilloso acorde¨®n

Aunque los ¨²ltimos discos de Galliano son una grabaci¨®n con Michel Portal y un homenaje a Astor Piazzolla con cuarteto de cuerda, el franc¨¦s vino con su tr¨ªo de Nueva York. En realidad, Clarence Penn es de Detroit y Scott Colley naci¨® en Los ?ngeles.

Colley, de larga experiencia junto a Hancock, y uno de los bajistas m¨¢s solicitados, toc¨® un contrabajo de l¨ªneas claras y musculosas. Atento improvisador que huye de lo superfluo. El vers¨¢til Clarence Penn, que ha trabajado con Wynton Marsalis o Betty Carter, demostr¨® un marcado sentido del espacio.

Comprar una entrada para Galliano es adquirir un billete de avi¨®n sin restricciones. Porque hay un Galliano brasile?o, que toca a Hermeto Pascoal y se adentra en los ritmos populares del noreste -all¨ª al acorde¨®n se le llama sanfona -; el de orillas del Sena o el que recuerda su origen italiano con una cita de La Strada. Toda la intensidad dram¨¢tica del tango se concentra en el fuelle y los botones de su acorde¨®n hasta convertir a Galliano en el m¨¢s porte?o de los tangueros.

Richard Galliano, franc¨¦s del Mediterr¨¢neo, lidera un fabuloso tr¨ªo de jazz en el que el acorde¨®n desplaza al piano. Ese piano de tirantes o piano de pobres, como ya fue llamado, se transforma en un instrumento de matices inimaginables. Parece un ap¨¦ndice de su cuerpo. Su Victoria de color negro es ya un Steinway, un B?sendorfer, con el que aborda la Gnossienne. Debussy y Bill Evans, Parker y Coltrane, con esa pasi¨®n y ese swing que Galliano le ha dado al trasnochado vals musette que rein¨® en los bailes parisienses de principios del siglo XX.