La modesta vuelta de La Paglia
El argentino, un ¨ªdolo en Boca antes de ser golpeado por las lesiones, intenta renacer en el Tenerife, que se enfrenta al Madrid en la Copa
La historia de C¨¦sar "El Leche" La Paglia deber¨ªa ser contada a los chavales de las canteras que s¨®lo tienen ojos para ver a las estrellas m¨¢s brillantes del mundo del f¨²tbol. Si creen que llegar a ocupar un sitio en ese firmamento no requiere esfuerzo y es s¨®lo una cuesti¨®n de condiciones para el juego, de intermediarios sin escr¨²pulos o de marcas deportivas que te auspicien, vale contar por una vez el rev¨¦s de la trama. Es f¨¢cil repasarla hoy, cuando su actual equipo, el Tenerife, que malvive en la Segunda Divisi¨®n, se enfrenta al Real Madrid (PPV, 22.30) en los dieciseisavos de final de la Copa del Rey.
Talento no le faltaba al pibe del Argentinos Juniors cuando a los 17 a?os fue traspasado al poderoso Boca junto con las cinco mejores promesas de su generaci¨®n, entre ellos Riquelme -hoy en el Villarreal- y Coloccini, defensa del Milan, ambos titulares en la selecci¨®n Argentina. Y hab¨ªa que ser muy bueno para destacar, primero en el m¨ªtico club Parque y luego en esa cantera, de la que salieron Maradona, Sor¨ªn, Placente, entre otros cientos de grandes jugadores. El Leche era de los mejores.
De ¨¦l dijo Pablo Aimar: "Cuando le vi jugar, me quer¨ªa morir. Sent¨ªa que yo estaba de m¨¢s all¨ª"
El t¨¦cnico Jos¨¦ Pekerman, hoy seleccionador argentino, le consideraba "titular indiscutible" como media punta cuando dirigi¨® a las selecciones juveniles. La memoria de Pekerman se ilumina con im¨¢genes inolvidables del juego que desplegaban juntos La Paglia, Aimar y Riquelme, entra?ables amigos y compa?eros desde la ¨¦poca en que los reun¨ªa en la selecci¨®n sub 17. El t¨ªmido y modesto Pablito Aimar recuerda: "Cuando llegu¨¦ y vi jugar a La Paglia en los juveniles, me quer¨ªa morir. Sent¨ªa que estaba de m¨¢s ah¨ª".
Para que no queden dudas de la clase de jugador que era, debe apuntarse tambi¨¦n que debut¨® con el Boca antes que el propio Riquelme. En un partido amistoso, a los 18 a?os, llev¨® el n¨²mero nueve en la camiseta y en el vestuario tuvo a su lado a Maradona, su ¨ªdolo, con el diez. ?ste, en los entrenamientos, le ped¨ªa que siguiera "tirando ca?os, que no luchara". Nadie pod¨ªa imaginar entonces para ¨¦l otro futuro que no fuera el de la consagraci¨®n en el Boca y en los grandes de Europa.
En enero de 1998, tal vez como reacci¨®n contra esa habilidad humillante del Leche, un rival le parti¨® el tobillo en un partido con la sub 20. El regreso se demor¨®. La recuperaci¨®n fue larga, complicada, dolorosa. Cuando hac¨ªa los primeros ejercicios de rehabilitaci¨®n y estaba alejado de los campos de juego, no pod¨ªa evitar las convulsiones que le provocaba la angustia. Se le saltaban las l¨¢grimas en los sitios y momentos menos esperados. Casi un a?o m¨¢s tarde, cuando ya hab¨ªa vuelto a jugar, Ra¨²l Cardozo, duro marcador del V¨¦lez, le peg¨® una patada brutal y todos temieron de nuevo lo peor. Se recuper¨® tambi¨¦n de ese golpe y Pekerman le convoc¨® nuevamente para las selecciones inferiores. El esfuerzo muscular que hizo para ponerse en forma y no defraudar las expectativas de su regreso lo pag¨® con un desgarro profundo en el torneo sudamericano sub 20. Por esa lesi¨®n La Paglia perdi¨® el puesto de titular en el Boca que entrenaba Bianchi y ganaba todos los t¨ªtulos. En 2001 le cedieron al Talleres de la provincia de C¨®rdoba, donde tuvo momentos de esplendor hasta 2003, cuando le demolieron la rodilla izquierda a golpes. En 2004 el Boca le recuper¨®, pero no hab¨ªa lugar para ¨¦l en el equipo campe¨®n de la Intercontinental. Al final, lleg¨® al Tenerife. Ahora, a sus 25 a?os, empieza otra vez desde abajo. Tal vez sea ese su destino, la "mala leche", como se dice en Argentina cuando la buena fortuna te regatea.
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