"El castellano no es superior, pero parece ponernos siempre en el camino de la amistad"
Casi todas las voces del castellano se cuelan por las ventanas de la casa de Claudio Guill¨¦n en Madrid. Vive en Cuatro Caminos, una de las zonas de inmigrantes latinoamericanos donde palpita una lengua que despu¨¦s de 512 a?os de haber ido a Am¨¦rica ha retornado con incontables resonancias. Una frondosidad ling¨¹¨ªstica que le maravilla a este acad¨¦mico, escritor, profesor y doctor en literatura comparada. Para Claudio Guill¨¦n (Par¨ªs, 1924) -hijo del poeta Jorge Guill¨¦n, que ha vivido casi la mitad de su vida en el exilio (desde 1939 hasta 1983)- ya no hay un centro ling¨¹¨ªstico y aboga por aumentar el conocimiento mutuo entre Espa?a y Latinoam¨¦rica. Es parte de lo que abordar¨¢ en el III Congreso Internacional de la Lengua Espa?ola en Rosario (Argentina), del 17 al 20 de noviembre, quien ha impartido sus conocimientos en universidades como Harvard, Princeton y Aut¨®noma y Pompeu Fabra de Barcelona y que en 1999 obtuvo el Premio Nacional de Ensayo con M¨²ltiples moradas (Tusquets). Cuatro d¨ªas que servir¨¢n para mostrar la fraternidad y apertura que vive la Real Academia Espa?ola (RAE) con las otras 21 academias, en "una coincidencia feliz y oportuna" tras la llegada progresiva de inmigrantes a Espa?a durante los ¨²ltimos a?os.
"Hay que defender la espontaneidad, la libertad, porque la lengua permite decirlo todo y no tiene obligaciones negativas. La diversidad es positiva"
"Algo se va haciendo en un fascinante proceso de mutuo conocimiento. La comunidad de la lengua castellana no puede construirse sobre el desconocimiento de s¨ª misma"
PREGUNTA. La sensaci¨®n de que la RAE iba por un lado y las latinoamericanas por otro ha cambiado. ?Hay m¨¢s fraternidad?
RESPUESTA. Mucha. Hay un proceso admirable y positivo. Un paso adelante grande iniciado bajo la direcci¨®n de L¨¢zaro Carreter y reforzado ahora por V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha. Antes, la Academia Espa?ola era vista como la de la madre patria, digamos que ten¨ªa una situaci¨®n de privilegio y las dem¨¢s la segu¨ªan, eso est¨¢ superado. Ahora hay un trabajo com¨²n. Ya no hay un centro, ni Madrid, ni M¨¦xico, ni Argentina, son varios centros. Tal vez es el espacio que construye la lengua que no es lo mismo que el espacio pol¨ªtico o social o intelectual o art¨ªstico; es un espacio humano de una extraordinaria espontaneidad y verdad que es el compartir la lengua, el querer conocerla mejor. Hay que contribuir a construir su camino. Por eso es importante esta reuni¨®n en Rosario. Adem¨¢s, voy a tratar de contribuir a disipar algunos equ¨ªvocos, malentendidos y confusiones que existen sobre t¨¦rminos como identidad y cultura que est¨¢n tan zarandeados y maltratados.
P. ?En qu¨¦ sentido?
R. Las identidades a lo que m¨¢s se parecen es a las verdades. Las verdades proceden de las palabras verdaderas o mentirosas. La identidad es lo mismo, no es un algo que est¨¦ ah¨ª, sino que supone un proceso de reflexi¨®n o definici¨®n respecto a unas realidades sociales o culturales que la gente quiere que tengan identidad. Por eso es problem¨¢tica la idea de trasladar al mundo social y humano y literario el concepto l¨®gico de identidad, que es una forma de recto razonamiento desde la gran filosof¨ªa griega. Las cosas cuando se razonan no pueden ser y no ser, o pretender que son las dos a la vez, pero en la vida existen estas superposiciones. Se puede ser mexicano y no ser mexicano, se puede ser varias cosas a la vez. No somos s¨®lo una cosa. Una de las personas que mejor mostr¨® esto fue Edward W. Said. ?l tuvo muy claro que hab¨ªa que buscar t¨¦rminos y posturas morales nuevas que superaran las fronteras y que permitieran, por ejemplo, salir de esa tr¨¢gica mara?a palestina. Trataba de evitar el simple enfrentamiento l¨®gico. Nosotros sabemos ahora que se puede ser catal¨¢n, espa?ol y europeo a la vez.
P. ?C¨®mo se ha zarandeado la palabra cultura?
R. Es la m¨¢s maltratada. Tiene un sentido muy personal, que es una cualidad de la persona, desarrollo de un gusto, de una sensibilidad, de unos conocimientos; luego hay un sentido de segundo grado que trata del conjunto de obras y pr¨¢cticas art¨ªsticas e intelectuales de una determinada sociedad o su patrimonio; y est¨¢ el concepto antropol¨®gico que se ha venido utilizando y que se refiere a los usos, costumbres y creencias que comparten los miembros de una misma sociedad. Como ocurre en una pel¨ªcula de Bob Hope, que un d¨ªa est¨¢ en una tribu can¨ªbal africana y se sorprende de que cocinen a unos prisioneros, entonces el jefe de la tribu le dice en un perfecto acento de Oxford: "Forma parte de nuestra cultura". ?Entonces de qu¨¦ hablamos, de la cultura de Bob Hope o de la cultura de las obras literarias y art¨ªsticas? Yo espero que este malentendido no exista en este Congreso de la Lengua. Algo se va haciendo, y cada vez mejor, en un fascinante proceso de autoconocimiento de integraci¨®n cultural. Es que la comunidad de la lengua castellana no se puede construir sobre el desconocimiento de s¨ª misma, lo mismo ocurre con Europa.
P. Adem¨¢s de la identidad ling¨¹¨ªstica, el otro tema del congreso es la globalizaci¨®n.
R. Mi contribuci¨®n es que usemos unos conceptos claros y rigurosos. La globalizaci¨®n la veo muy alejada de los procesos culturales que nos interesan aqu¨ª. Habr¨¢ un momento en que no se trate, por ejemplo, la literatura latinoamericana, aunque es enormemente interesante, para hablar de literatura en lengua espa?ola; hay que pensarlas conjuntamente. Los conceptos de literaturas nacionales son obsoletos. Se usan en las universidades y escuelas, pero la cr¨ªtica literaria y la literatura misma nunca han estado m¨¢s alejadas la una de la otra. Un escritor de Colombia o de Chile no vive encerrado en un entorno que se llama literatura colombiana o chilena. Todo escritor culto y consciente se escapa hoy de esas categor¨ªas universitarias.
P. ?C¨®mo influye la singularidad de la lengua de cada pa¨ªs en la literatura?
R. El porcentaje de palabras o de usos diferentes que se practican no llega al 20%; el vocabulario y las formas comunes son mayoritarias. Lo que indica que esas diferencias son enriquecedoras, y muchas veces son un recurso estil¨ªstico que no ha preocupado ni molestado a nadie. Esa diversidad se va incorporando al conocimiento de unos y otros. Desde luego, la Academia no est¨¢ aqu¨ª para imponer normas, sino para que se sepa lo que ocurre y que haya un acuerdo sobre todo en aspectos gramaticales.
P. ?Qu¨¦ opina con la estandarizaci¨®n del espa?ol?
R. Hay que defender la espontaneidad, la libertad. La lengua permite decirlo todo y no nos obliga a nada. Aunque cada lengua tiene sus obligaciones; en espa?ol tenemos que escoger entre ser y estar, pero no hay obligaciones negativas. En general la experiencia de la diversidad es positiva.
P. ?Y el spanglish?
R. Hay un tipo de spanglish que es un fen¨®meno bastante mediocre y no s¨¦ exactamente cu¨¢l ser¨¢ su futuro. Ahora bien, la influencia de la lengua inglesa en la castellana es indudable y asimilable. Toda la vida las lenguas se han fertilizado mutuamente, es algo que forma parte de la evoluci¨®n normal de la lengua y por eso es importante que las academias presenten lo que pasa y lo conozcan.
P. Usted que habla franc¨¦s, ingl¨¦s y espa?ol y que ha vivido casi la mitad de su vida fuera del pa¨ªs, ?es tan bonito el espa?ol como se dice o esa idea es otro falso amigo?
R. Ninguna lengua es m¨¢s bonita que otra. No, el espa?ol no es superior a ninguna otra lengua. Ahora, lo que conviene entender mejor, y espero que a eso contribuya este congreso, es por qu¨¦ el espa?ol manifiesta tanta y con tanta facilidad la comunicaci¨®n y con tal sentimiento de convivencia humana. Hay ah¨ª un fen¨®meno de comunicaci¨®n pero que no es ling¨¹¨ªstico sino social; es una tradici¨®n humana, un pozo hist¨®rico, eso es lo importante, el car¨¢cter de utilidad comunicativa de la lengua. Lo que hay que hacer es disfrutar de una lengua que tiene de manera espont¨¢nea una calidad de sociabilidad. Tengo una an¨¦cdota: Am¨¦rico Castro vivi¨® en el exilio en Princeton y California y durante un periodo coincid¨ª con ¨¦l. Un domingo fui a verlo y hablamos largo rato, al marcharse me dijo: "Qu¨¦ alegr¨ªa haber compartido el sacramento de la lengua".
P. Qu¨¦ bonito.
R. Mucho, y yo no tengo explicaciones para esto, pero es algo que la gente siente y que es diferente de la calidad de la lengua. Es sencillamente su fuerza de integraci¨®n y de comunicaci¨®n. Yo que pido rigor en el uso de los t¨¦rminos, en este caso me temo que no lo tengo; pero me parece que es una experiencia que quisi¨¦ramos entender mejor como el uso de la lengua castellana, que insisto no es mejor que otra, parece ponernos siempre en el camino de la amistad.
P. ?Hay alguna palabra o palabras del espa?ol que le gusten m¨¢s, pero no por su significado sino por su sonoridad o su est¨¦tica?
R. ...lo interesante es relacionarlas. Son muchas, las encuentro en los nombres de los pueblos y de las ciudades que a veces son deliciosas; la toponimia del lenguaje castellano es una constante maravilla. Por ejemplo: ?Madrigal de las Altas Torres!, ?Santa Mar¨ªa la Real de Nieva! La familia de mi padre proced¨ªa de Montealegre...
Tambi¨¦n est¨¢ ?Granada! Con esas vocales y esa resonancia interior maravillosa. Eso Federico Garc¨ªa Lorca lo sab¨ªa manejar. C¨®rdoba y Granada son dos nombres maravillosos. Como dec¨ªa ¨¦l, "?Sevilla para herir, C¨®rdoba para morir!".
P. ?Y del lenguaje cotidiano?
R. ?Sosiego! ...ummm, no s¨¦ qu¨¦ otra, es que en el fondo no soy poeta. Me quedo con las ciudades.
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