?lex Grijelmo descubre "la incre¨ªble" l¨®gica del espa?ol en 'El genio del idioma'
El autor analiza el germen y los cambios de la lengua a trav¨¦s del tiempo
El genio del idioma es melanc¨®lico y lento, "tarda en asimilar los cambios". Tambi¨¦n es taca?o. "Rebusca en sus ba¨²les para utilizar palabras a las que adapta el significado. Azafata ya exist¨ªa en el siglo XVII y con un sentido parecido al de ahora: era la que llevaba las bandejas". El genio del idioma es caprichoso, conservacionista, "ecologista en muchos sentidos", y tambi¨¦n pacifista, aunque est¨¢ bastante de vuelta.
"Ya ha pasado por muchas cosas", dice ?lex Grijelmo (Burgos, 1956), autor de El genio del idioma (Taurus) -presentado ayer por Juan Cruz y el autor en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid-, o m¨¢s bien fabulador de este personaje que ha ido persiguiendo durante muchos a?os, en discusiones y diatribas con compa?eros de redacci¨®n y lectores desde EL PA?S, primero, y ahora como presidente de la agencia Efe, hasta hallarlo y describirlo en este libro, que es un estudio de ese fen¨®meno que hace que la lengua se comporte de una manera asombrosamente l¨®gica. "Tanto, que parece que los cambios que ha sufrido a lo largo de los siglos los ha hecho una sola persona, un genio de las normas que hace que haya evolucionado de una manera determinada y muy coherente, y no de otra".
Quietos, tranquilos, no se alarmen, que nadie pierda los estribos, el genio del idioma lo controla todo. ?Que los fines de semana las redes mundiales y los sat¨¦lites descifran los nuevos c¨®digos de los mensajes por m¨®vil?, no importa. "El genio del idioma ya ha pasado por eso con los telegramas y la taquigraf¨ªa, y no ha pasado nada. Hoy existen tel¨¦fonos que convierten los mensajes en frases correctas, con los acentos en su sitio. Se adaptar¨¢".
Grijelmo es optimista frente a los males que otros ven como el apocalipsis. Adem¨¢s, los cambios se producen con la misma l¨®gica en Espa?a que en Am¨¦rica. "Cuando est¨¢s en Colombia y te dicen que se ha armado un tranc¨®n en la carretera, lo entiendes, porque tiene una gen¨¦tica espa?ola, como atasco, taco...". Conf¨ªa tanto en este genio oculto que todo lo controla porque ha demostrado a trav¨¦s de los siglos que es coherente con sus propias reglas. "Transforma algunas palabras porque tiene buen o¨ªdo. Por ejemplo, diestra y siniestra, lo l¨®gico hubiese sido sinistra, pero el genio del idioma lo transform¨® en siniestra para que acompa?ara mejor a diestra".
A veces se muestra perezoso, pero acaba espabilando y levant¨¢ndose del sill¨®n, como con los cambios de g¨¦neros. "Acabaremos diciendo abogada y m¨¦dica, lo mismo que enfermero se ha impuesto en vez de ATS. Pero no jueza, por la misma raz¨®n que no existe juezo. Ah¨ª ser¨¢ el art¨ªculo quien defina el g¨¦nero: la juez". Lo mismo que borrar¨¢ del mapa la palabra e-mail, dice Grijelmo. "Para eso, el genio del idioma es muy taca?o y escoger¨¢ alguna palabra adaptando su significado, como mensaje". En otros casos muestra una tradici¨®n que impone respeto. "En las palabras que unen verbos con sujetos, coloca siempre el verbo delante: limpiaparabrisas, espantap¨¢jaros, sacacorchos".
La idea de ese personaje se la dio el gran Fernando L¨¢zaro Carreter. "En sus art¨ªculos siempre citaba al genio del idioma como algo existente". Esa pista le ha llevado a definirlo con la precisi¨®n que le dan los dardos y la diana que ha heredado ¨¦l.
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