Dadme un buen Consejo
Los ladrones querr¨ªan que no existiera la polic¨ªa. Los pir¨®manos, que no hubiera bomberos. Los defraudadores, vivir sin la sombra de hacienda. Unos y otros desear¨ªan que no hubieran leyes que regularan los comportamientos sociales. La puesta en marcha de organismos reguladores siempre molesta a aquellos que se aprovechan de la ausencia de normativas. Hoy esto sucede en el campo de la televisi¨®n. Un sector lleno de hombres de negocios que se est¨¢n haciendo multimillonarios, pol¨ªticos sin escr¨²pulos que dictan contenidos y mercenarios disfrazados de profesionales que ejecutan sin pesta?ear. Juntos defienden un curioso liberalismo que les lleva a descalificar cualquier intento de regulaci¨®n del sector audiovisual apelando a la libertad y alertando contra la censura. En nombre de la libertad manipulan informativos, hacen apolog¨ªa de los peores ejemplos y entronizan a los personajes m¨¢s indolentes, vagos y descerebrados de nuestra sociedad. Y encima pretenden que los dem¨¢s nos limitemos a re¨ªrles las gracias.
Donde hay fuertes y d¨¦biles, la libertad oprime y la ley, libera. La frase es de un sacerdote franc¨¦s del siglo XIX, Robert Lammenais, representante del catolicismo liberal.
El liberalismo es una doctrina pol¨ªtica que est¨¢ en la base de la democracia tal como la conocemos y practicamos hoy. Se etiqueta de liberal a pensadores muy distintos: de izquierdas, Rawls, por ejemplo; m¨¢s a la derecha, como Berlin; o m¨¢s, m¨¢s, m¨¢s a la derecha, caso de Hayek. En nombre del liberalismo han hablado sabios pero tambi¨¦n insensatos e iluminados. La pena es que han sido estos ¨²ltimos los que, m¨¢s all¨¢ de la teor¨ªa, parecen haber ganado la batalla de la pol¨ªtica real. La pol¨ªtica que dirige a los gobiernos. La que gobierna el mundo.
La afirmaci¨®n de Lammenais es el mejor resumen que conozco para justificar la existencia de una autoridad independiente para regular el funcionamiento, desarrollo y contenidos de los medios audiovisuales. Concreto m¨¢s: una verdadera m¨¢xima autoridad de lo audiovisual, independiente del poder pol¨ªtico. Un organismo formado por especialistas de prestigio en la materia con mandatos distintos a la duraci¨®n de las legislaturas, comprometido con la sociedad y con amplia capacidad de seguimiento y sanci¨®n. Un organismo que tendr¨¢ que ocuparse de la adaptaci¨®n legislativa que reclamen los avances tecnol¨®gicos, coordinarse con sus hom¨®logos a nivel estatal y europeo y asumir los nombramientos de los m¨¢ximos directivos de las cadenas p¨²blicas y la concesi¨®n de licencias de explotaci¨®n de los servicios audiovisuales.
Es importante esta concreci¨®n ya que se ha extendido tanto el consenso en relaci¨®n a la puesta en marcha de un Consejo Audiovisual (nombre que parece haber hecho fortuna, tomado del modelo franc¨¦s, ojal¨¢ se copiaran m¨¢s cosas) que yo ya temo lo peor.
Lo peor ser¨ªa crear un nuevo organismo dise?ado y compuesto desde la mala fe para que sea incapaz de satisfacer las necesidades que dan sentido a su creaci¨®n. Llegar al consenso a trav¨¦s de las cuotas partidistas es un seguro de fraude. Aqu¨ª sabemos mucho de eso. Por poner s¨®lo un par de ejemplos: tenemos una Academia Valenciana de la Lengua que no se moja ni cuando llueve; una Sindicatura de Comptes que vive de eufemismos; un S¨ªndic de Greuges que no habla por no ofender; m¨²ltiples consejos de administraci¨®n de empresas p¨²blicas simples palmeros de los dislates que perpetran sus directivos. Y tanto cargo nombrado s¨®lo porque existe un sill¨®n a llenar, pero que ni aportan, ni ejercen; ni saben, ni quieren saber. S¨®lo obedecer y cobrar. Nunca decir no. Es, de facto, la renuncia a todas las funciones de control, que tambi¨¦n se tienen. Adi¨®s contrapesos, adi¨®s democracia. Si las referidas situaciones fueran excepcionales ser¨ªan meras an¨¦cdotas pero generalizadas como est¨¢n suponen una tupida red de incompetencias y maldades raz¨®n de todas las mentiras, irregularidades y abusos que despu¨¦s padecemos.
Si el futuro Consejo Audiovisual que se pretende va en esta misma l¨ªnea ser¨¢ un nuevo timo. Como lo fue aquella Comisi¨®n Parlamentaria de Nuevas Formas de Gesti¨®n de RTVV que mare¨® la perdiz durante un par de a?os para dejarlo todo como estaba y concluir, eso s¨ª, que lo mejor era privatizar Canal 9. Igual que lo es el Consejo Asesor de RTVV que lleva 20 a?os en la ley pero que ni siquiera se ha llegado a constituir o los Estatutos de Redacci¨®n de Canal 9 y Radio 9 que, a golpe de amenazas a los profesionales, no se aplican. Como lo es la Comisi¨®n Parlamentaria de Control de RTVV donde lo ¨²nico que se controla son las cr¨ªticas de la oposici¨®n o su Consejo de Administraci¨®n que, de viaje en viaje, ni sabe de contratos, ni conoce de presupuestos. Y no sigo.
El Consejo que se precisa no dicta leyes pero debe velar por el cumplimiento de las existentes. Su valor depender¨¢ del prestigio social que consiga. En su capacidad de influencia pesar¨¢ m¨¢s su autoridad moral que su potestad sancionadora. O es un referente ¨¦tico o no valdr¨¢ para nada.
M¨¢s all¨¢ de las palabras y las promesas, veamos qu¨¦ hacen nuestros partidos. Los tres con representaci¨®n parlamentaria. El PP, claro, pero tambi¨¦n atentos a la actitud del PSPV y de Esquerra Unida. Para saber lo que ser¨¢ el futuro Consejo bastar¨¢ con ver c¨®mo es el proceso de aprobaci¨®n legislativa y puesta en marcha y qui¨¦nes son sus miembros. Que no nos confundan con m¨¢s propaganda. Que no nos enga?en. Que sea un Consejo independiente, con las m¨¢ximas competencias y que sus componentes no tengan vinculaciones partidistas. Ya est¨¢ bien de comisarios. Ya est¨¢ bien de proclamar el compromiso con la m¨²sica cl¨¢sica y acabar nombrando a Georgie Dann.
Por cierto, el sacerdote Lammenais, adem¨¢s de un liberal, era un convencido defensor de la separaci¨®n iglesia-estado. Acab¨® excomulgado. Eso s¨ª, despu¨¦s se han declarado influidos por ¨¦l desde Jaime Balmes a Bakunin pasando por Mariano Jos¨¦ de Larra.
Juli¨¤ ?lvaro es periodista.
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