Un jam¨®n para Bush
El escritor Norman Mailer nos refresc¨® la memoria poco antes de las elecciones: Bush, vino a decirnos, estuvo aquejado durante a?os de alcoholismo cr¨®nico y aunque ahora no beba ni una gota seguir¨¢ siendo de por vida eso que se llama un alcoh¨®lico seco. Es decir, un enfermo. As¨ª que a la hora de enjuiciar su comportamiento pol¨ªtico conviene no ignorar este hecho.
Otro comentarista, Sami Na?r (profesor de Ciencias Pol¨ªticas en la Universidad de Par¨ªs), explic¨® (EL PA?S 9 de noviembre) que Bush navega sobre una visi¨®n apocal¨ªptica del mundo y se comporta con una mezcla de mesianismo armado y de paranoia nacionalista.
Por ¨²ltimo, un ex asesor de Bill Clinton y catedr¨¢tico de Derecho en la universidad de Georgetown, Normam Birnbaum, sostiene (EL PA?S, 9 de noviembre) que Bush encabeza un bando belicista que se siente legitimado para extender la guerra all¨¢ donde lo crea conveniente. Y a?ade que su triunfo electoral lo debe a los grupos religiosos a los que supo poner de su lado y que ya est¨¢n dispuestos a imponer una moral represiva en la pol¨ªtica de los Estados Unidos.
"De forma alucinante, al fanatismo isl¨¢mico se opone el fanatismo religioso cristiano. Al terrorismo suicida de unos ap¨¢tridas desesperados se opone el terrorismo de Estado homicida"
De forma alucinante, al fanatismo religioso isl¨¢mico se opone el fanatismo religioso cristiano. Al terrorismo suicida de unos ap¨¢tridas desesperados se opone un terrorismo de Estado homicida. Es s¨®lo el comienzo de una espiral imparable de violencia y contra violencia.
En este contexto prestar apoyo incondicional a la actual pol¨ªtica estadounidense equivale, en buena medida, a prestar apoyo condicionado a su enemigo m¨¢s peligroso (que tambi¨¦n es el nuestro), ya que ese respaldo acelera la espiral de muerte y de terror. Mientras se hable ¨²nicamente de malos y buenos, de asesinos y de inocentes, de victoria o de derrota, la destrucci¨®n no cesar¨¢.
Las palabras de Aznar en la universidad de Georgetown (pronunciadas luego de un encuentro id¨ªlico con Bush), insistiendo en que existe un antiamericanismo en Espa?a, no s¨®lo en la calle sino tambi¨¦n fomentado por el Gobierno, son propias de un despechado alcoh¨®lico a quien le han vaciado la copa del poder.
Nos encontramos ante dos almas gemelas, la de Bush y la de Aznar, que anhelan abrir los ojos a los ignorantes y descre¨ªdos no con la luz cegadora de su inteligencia, de su visi¨®n hist¨®rica, o con pruebas de sus conquistas armadas (Irak, Perejil), sino con un discurso que est¨¢ equidistante entre el cinismo y la payasada. Porque, ?c¨®mo no se arriesga Aznar a polemizar, por ejemplo, con Norman Birnbaum, que est¨¢ en la misma Universidad de Georgetown? ?Qu¨¦ replicar¨ªa este miembro tragic¨®mico del PP en su ingl¨¦s preuniversitario a un devastador Noam Chomsky quien s¨®lo con la mirada lo har¨ªa balbucear?
Norman Birnbaum lleva raz¨®n al declararse, en el art¨ªculo antes citado, harto y aburrido de "las tediosas declaraciones de los pol¨ªticos europeos sobre la necesidad de cooperar con el Gobierno de los Estados Unidos" Propone que los europeos que desean influir sobre Bush presten atenci¨®n a la oposici¨®n dem¨®crata dentro de Estados Unidos.
No deber¨ªa ofenderse el presidente Zapatero ante la tardanza de Bush en responder a su apresurada felicitaci¨®n por la pr¨®rroga indeseada de cuatro a?os en la Casa Blanca. Tal vez deber¨ªa haber llamado antes a Kerry para darle el p¨¦same. En todo caso podr¨ªa haber enviado un jam¨®n ib¨¦rico al rancho tejano de Bush, la otra pata negra del mismo cochino que entreg¨® Zapatero en Le¨®n el pasado d¨ªa 8 a su hom¨®logo alem¨¢n, Gerhard Schr?der. Un jam¨®n socialista para Bush con las chorreras (y las chorradas) conservadoras de Aznar.
Est¨¢ claro que Aznar quiere emplearse por horas en la Casa Blanca. ?ste es su delirio. La concentraci¨®n de toda su l¨ªbido pol¨ªtica. Desde all¨ª pretende demostrar lo indemostrable, el retorno de sus obsesiones: que la autor¨ªa intelectual del 11 M corresponde a ETA; que la fechor¨ªa del Yak 42, el desastre del Prestige, o la sequ¨ªa de los ¨²ltimos meses es fruto de una conspiraci¨®n de la izquierda y no un vulgar efecto de su paranoia.
No es extra?o que una cabeza confusa busque su medio mel¨®n al otro lado del Atl¨¢ntico. No le satisface el obcecado Acebes. No le gratifica el adulador Zaplana aunque queme sus ¨²ltimos restos de aceite en el motor de los embustes del partido. Hay que animarles a todos ellos a dar clases magistrales en universidades de prestigio internacional donde ya no existe esta especie inaudita de profesorado. Que se enorgullezca Aznar de una estrecha amistad con un presidente que desat¨® una feroz guerra preventiva sobre falsedades, ocultaciones y mentiras no es, ni deber¨ªa ser, ning¨²n honor sino mas bien una verg¨¹enza. Y una ignominia.
Sobre la peor ignominia trata el documentado libro de la periodista norteamericana Amy Goodman, responsable del programa radiof¨®nico Democracy Now! (emitido por Pacifica Radio, desde Nueva York, diariamente), un libro que desvela las aut¨¦nticas razones econ¨®micas por las que la administraci¨®n Bush invadi¨® Irak. Este libro, editado en Espa?a por Temas de Hoy, se titula En la cama con el enemigo. Conviene leerlo. Vemos el verdadero rostro de un presidente inepto y sin escr¨²pulos rodeado de colaboradores corruptos, servicios de inteligencia chapuceros, y un pueblo alienado y silenciado por cadenas informativas manipuladas cuando no con intereses en las grandes corporaciones del petr¨®leo y la industria armament¨ªstica.
Conozco a Amy Goodman. Es, tal vez, la periodista mas respetada en los Estados Unidos, aunque eso no signifique que es la m¨¢s conocida. En distintas ocasiones me ha llamado desde Radio Pacifica para que, en directo y como lo hace ella con toda clase de gente en todo el mundo, diera mis impresiones de lo que ocurr¨ªa en nuestro pa¨ªs. As¨ª lo hice con motivo del 11 M y de las elecciones que acabaron con el poder arrogante de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
Pero Aznar no es Bush, aunque al parecer aspira a serlo. Tampoco es Kerry, un candidato que supo perder y de inmediato se puso a disposici¨®n del vencedor para unir a ese gran pueblo norteamericano. No, Aznar s¨®lo es Aznar. No une. Divide. Y lo que es peor, delira como un desdichado resentido incapaz de meditar y serenarse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.