Soldados israel¨ªes ultrajan cad¨¢veres de palestinos
El diario 'Yediot Aharonoth' desvela un esc¨¢ndalo en varias unidades militares
Un n¨²mero indeterminado de soldados israel¨ªes han ultrajado y jugado con cad¨¢veres de palestinos abatidos en Cisjordania y Gaza durante la Intifada, seg¨²n desvel¨® el peri¨®dico Yediot Aharanoth en un largo reportaje publicado ayer. El relato de estos casos, algunos de los cuales se encuentran ilustrados con fotograf¨ªas, ha conmocionado la conciencia de los israel¨ªes y ha provocado la indignaci¨®n de un buen n¨²mero de dirigentes pol¨ªticos.
"Adem¨¢s de dar patadas al cuerpo, un soldado cogi¨® la cabeza y la clav¨® en un palo"
"Es un secreto a voces". Con esta fase lapidaria, Eyal Gonen, reportero del rotativo en lengua hebrea Yediot Aharonoth, el m¨¢s popular y de mayor tirada de Israel, inicia un largo trabajo de investigaci¨®n en el que pone al descubierto la sistem¨¢tica vejaci¨®n por parte de algunos soldados de cad¨¢veres de palestinos abatidos en los territorios ocupados en el transcurso de la segunda Intifada. El trabajo recoge el testimonio de media docena de combatientes an¨®nimos, identificados s¨®lo con una inicial, que explican con detalle los agravios y juegos a que son sometidos los cad¨¢veres, en muchos casos, ante sus superiores, para acabar siendo fotografiados.
Algunas im¨¢genes han sido vendidas en un mercado clandestino creado por los propios soldados. El t¨ªtulo del trabajo -Cuando tu enemigo cae- es en s¨ª mismo una reflexi¨®n moral, ya que es la mitad de una frase muy conocida de la Biblia que acaba diciendo "no te pongas contento".
El relato m¨¢s estremecedor y detallado se refiere a un incidente ocurrido hace dos a?os en la unidad Nahal Haredi, formada por jud¨ªos ortodoxos, que cuando se encontraban de guardia en un cruce de la carretera conocido como Hamara, en el valle del Jord¨¢n, festejaron y vejaron el cad¨¢ver de un suicida palestino que instantes antes se hab¨ªa inmolado cerca de ellos, aunque sin provocar muertos ni heridos.
El testigo J., miembro de la unidad, afirma que sus compa?eros jugaron con los restos descuartizados del terrorista "como si fuera un lego", para acabar haci¨¦ndose fotos con sus restos. Adem¨¢s de dar patadas al cad¨¢ver, un soldado cogi¨® la cabeza y la clav¨® en lo alto de un palo de madera. Sus compa?eros volvieron a fotografiarse con ella, afirma el testigo.
"Estaban todos de fiesta. Todos entusiasmados con las fotos. Dijeron que eran estupendas", afirma uno de los soldados que denunci¨® los hechos al peri¨®dico, para recordar a continuaci¨®n que, dirigi¨¦ndose a la tropa, les afe¨® su conducta diciendo: "Dejaos de tonter¨ªas, olvidad que es un terrorista. ?No os da asco lo que hac¨¦is? ?Sois animales?". Pero no le hicieron caso. El soldado era conocido entre sus compa?eros como el amarillo, sin¨®nimo de izquierdista, casi un insulto en los medios conservadores y nacionalistas israel¨ªes.
Otro testimonio estremecedor es el de un soldado destinado en un carro de combate, identificado con la inicial G., que explica que a mitad del a?o 2003, en la franja de Gaza, los soldados mataron con un proyectil de artiller¨ªa un palestino que se hab¨ªa acercado a ellos. Todos eran conscientes del error, porque conoc¨ªan al muerto, de que no se trataba de un terrorista, sino de un enfermo mental, cuyo cad¨¢ver fue atado con una cuerda a un jeep y arrastrado por la carretera hasta el interior de la base. Su cuerpo fue exhibido como un trofeo, al que pusieron por nombre Inocencio. En opini¨®n de este testigo, el acto levant¨® la moral de la tropa, que ten¨ªa envidia de la infanter¨ªa por "matar m¨¢s gente".
En otra ocasi¨®n, los cuerpos de dos palestinos desnudos fueron arrojados cerca de unas letrinas para servir de mofa de los soldados de la unidad. Alguien tap¨® los cad¨¢veres con una manta, pero de vez en cuando alguien la levantaba para divertirse. Algunos m¨¢s osados llegaron a tirarles de los pelos, explica el reportero. Este caso es similar a otro detallado l¨ªneas m¨¢s abajo, acaecido en Nabl¨²s, donde los militares se re¨ªan y mofaban observando el sexo de un muerto por considerarlo muy peque?o. "Ahora, cuando lo recuerdo, me siento est¨²pido", asegura el militar en sus declaraciones al peri¨®dico.
El trabajo explica otro tipo de vejaci¨®n habitualmente cometida en algunas unidades, que consiste en disparar contra los cad¨¢veres de los palestinos hasta convertirlos en un verdadero "colador" -textual en el reportaje-, lo que permite a los soldados presumir de que ellos tambi¨¦n han disparado contra el enemigo y asegurarse de que el supuesto activista no intenta una ¨²ltima acci¨®n b¨¦lica: hacer explotar una bomba o un artefacto. En una ocasi¨®n, un soldado se sobrepas¨® e hizo cuatro disparos sobre el muerto, por lo que fue sancionado, sacado de la unidad de combate y convertido en telefonista de un mando, a?ade el peri¨®dico. En otra ocasi¨®n, los cuerpos convertidos en colador fueron los de dos cazadores libaneses que por error pasaron la frontera del norte de Israel mientras persegu¨ªan una pieza. Este ¨²ltimo incidente ocurri¨® hace un a?o. A pesar de que el mando sab¨ªa que se trataba de dos civiles, los soldados de la unidad fueron felicitados, porque "hab¨ªan hecho un buen trabajo", asegura otro de los testigos citados en el reportaje.
Pero lo m¨¢s demoledor y contundente del trabajo del reportero del Yediot lo constituyen las fotos de lo que el periodista denomina "¨¢lbum secreto", en el que se puede ver, por ejemplo, el cad¨¢ver de un palestino abatido en cuyos labios se ha colocado un cigarrillo encendido, el cuerpo semidesnudo de otro muerto sobre el que reposa el pie de un militar o las fotos de grupo en torno a un terrorista reci¨¦n muerto. En todos los casos, los rostros de los soldados y de los palestinos aparecen velados, y su identidad es irreconocible. Pero aun as¨ª, los datos son aplastantes. La sociedad israel¨ª est¨¢ conmocionada.
Multitud de voces reclaman una investigaci¨®n parlamentaria en profundidad. El Ej¨¦rcito, indignado, ha anunciado ya la apertura de indagaciones. "?stas son pr¨¢cticas horrendas que no tienen cabida en un ejercito jud¨ªo o israel¨ª", afirm¨® ayer el jefe del Estado Mayor, Moshe Yaalon, quien calific¨® los hechos de "abominables". Para el mando militar, lo sucedido traspasa "cualquier norma". El general ha prometido una investigaci¨®n que podr¨ªa acabar en los tribunales.
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