El papel milenario y la botella fetiche
Los locales del potente grupo franc¨¦s LVHM no se hab¨ªan abierto nunca al p¨²blico ajeno. En la elitista avenida Montaigne aquello parece y se gestiona como un museo de arte moderno con sus espacios minimalistas y sus altas techumbres de cristal. En la entrada, adem¨¢s de unos trajes surrealistas de John Galliano para Dior, ya hay dos enormes esculturas, una de Richard Serra (muy parecida a la del Guggenheim de Bilbao) y otra de Mathiew Barney (el marido de la cantante islandesa Bj?rk), que preparan al visitante para ver las novedades de la artista japonesa Eriko Horiki (Kioto, 1962), famosa en todo el mundo por ser una especialista en el uso art¨ªstico del papel washi (ella es recordada por el decorado para el violonchelista Yo-yo-Ma en el Carnegie Hall en mayo de 1999 y el coche el¨¦ctrico Hotaru, tambi¨¦n de papel washi, en la Expo de Hannover de 2000). Ahora, Horiki, acompa?ada del artista conceptual nip¨®n Keiichi Tahara, ha creado un objeto-escultura-arco iris, siempre con ese papel artesano de tradici¨®n, que alberga la forma cl¨¢sica y centenaria de la botella de Dom P¨¦rignon con su caracter¨ªstica curva y delgado cuello. Los papeles pol¨ªcromos calados a mano reciben como un guante prism¨¢tico al m¨ªtico envase, que contiene un caldo vintage de 1996, con el resultado de un objeto de colecci¨®n a medio camino entre el capricho en¨®logo y los nuevos soportes pl¨¢sticos: la escultura de patrocinio. En otra vitrina se expon¨ªa el chaqu¨¦ de David Bowie, con el que actuara por ¨²ltima vez en Par¨ªs, otra leyenda de la moda ligada a las artes visuales: la estilista Krizia.-
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