Un delito extendido entre los pol¨ªticos franceses
El actual comisario europeo de Transportes, el franc¨¦s Jacques Barrot, declar¨® el 23 de febrero de 2000, tras ser condenado por "encubrimiento de un caso de abuso de confianza", que se "consideraba v¨ªctima de una injusticia". "Si no presento recurso contra la sentencia es debido a la imposibilidad de hacerlo, pues se trata de una condena amnistiada, legalmente inexistente", dijo en su d¨ªa. Barrot, al igual que otros dos compa?eros suyos del desaparecido CDS (Centro de los Dem¨®cratas Sociales), ministros los tres entre 1993 y 1997, se vio atrapado por el embrollo de la financiaci¨®n ilegal de su partido. El dinero obtenido de diversas sociedades era enviado a Suiza, donde transitaba por diversas cuentas antes de regresar a Par¨ªs y servir para alimentar al CDS.
La financiaci¨®n irregular de los partidos cobr¨® gran importancia a finales de la d¨¦cada de los setenta debido al encarecimiento de campa?as en televisi¨®n y a una disminuci¨®n de la militancia pol¨ªtica que exige contratar personal para efectuar trabajos que antes realizaban gratuitamente los afiliados. El Partido Socialista, el gaullista RPR, los liberales del Partido Republicano, los centristas y europe¨ªstas de la UDF e incluso el Partido Comunista han tenido que explicarse ante los tribunales por financiaci¨®n ilegal.
El socialista Henri Emmanuelli; el republicano Fran?ois L¨¦otard; el centrista Bernard Bosson; el liberal Philippe Carignon; el gaullista Alain Jupp¨¦, e incluso el actual ministro de Cultura, Renaud Donnadieu de Vabres, han tenido que interrumpir su carrera pol¨ªtica -temporal o definitivamente- por asuntos relacionados con la financiaci¨®n irregular de sus partidos. El propio presidente de la Rep¨²blica, Jacques Chirac, ha escapado al procesamiento s¨®lo gracias a la inmunidad que le confiere el cargo.
Tanto la izquierda como la derecha hicieron aprobar a la Asamblea Nacional sucesivas leyes de amnist¨ªa con la promesa de acabar con las pr¨¢cticas ilegales gracias a una ley de financiaci¨®n de los partidos.
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