Proyecto Sch?nberg

La conmemoraci¨®n del 130 aniversario del nacimiento deSch?nberg ha promovido un proyecto que lleva su nombre y en el que participan, junto a Valencia, Berl¨ªn, Roma, Par¨ªs, Zurich y Bruselas. La sesi¨®n del martes fue la primera celebrada en el Palau. Habr¨¢ dos m¨¢s: el 20 de febrero, con la Orquesta Sinf¨®nica y el Coro de Radio Berl¨ªn, y el 12 de abril, con la SWR Orquesta Sinf¨®nica de Baden-Baden y Friburgo.

Nace este proyecto con una clara vocaci¨®n de difundir el significado, las ra¨ªces, la evoluci¨®n y la proyecci¨®n de la m¨²sica de Sch?nberg. De ah¨ª el inicio del concierto con el Preludio de Lohengrin -Wagner fue siempre un referente importante para el compositor vien¨¦s- y el cierre con La noche transfigurada, una obra donde la influencia wagneriana se hace m¨¢s patente que nunca. En medio, el Lied der Waldtaube (uno de los Gurre-Lieder, arreglado para orquesta de cuerdas y magn¨ªficamente desgranado por Ivonne Naef), el Concierto para viol¨ªn y orquesta, con un Sch?nberg ya totalmente encarrilado en el sistema serial que ¨¦l cre¨®, y una preciosa obra de su disc¨ªpulo Alban Berg: los Tres fragmentos de Wozzeck para soprano y orquesta, err¨®neamente titulados en el programa de mano como "Tres fragmentos sinf¨®nicos de Wozzeck", con lo cual m¨¢s de un espectador se llev¨® una sorpresa al ver que Ivonne Naef se pon¨ªa a cantarlos. Estos fragmentos son, de hecho, arreglos realizados por el compositor a partir del interludio orquestal que hay entre la segunda y tercera escena del primer acto y el principio de ¨¦sta (Tchim Bum! Soldaten), de la primera escena del tercer acto (Und ist kein Betrug) y del ep¨ªlogo orquestal y la ¨²ltima escena de la ¨®pera (Ringel, Ringel).

Michael Gielen (que tambi¨¦n dirigir¨¢ las otras dos sesiones del proyecto) se mostr¨® en todo momento como un excelente conocedor de la Segunda Escuela de Viena, preocup¨¢ndose hasta el mil¨ªmetro por los aspectos de afinaci¨®n y ajuste y consiguiendo, al mismo tiempo, una emotiva respuesta de la orquesta. Supo evocar a Mahler en los ritmos f¨²nebres de la Canci¨®n de la paloma del bosque, tensar las cuerdas expresionistas en la Noche transfigurada, dibujar con inmensa tristeza -tristeza "militar"- los fragmentos de Wozzeck y hacer transparente el lenguaje dodecaf¨®nico del Concierto para viol¨ªn. En este ¨²ltimo cont¨® con la ayuda de Christian Tetzlaff, que estuvo impecable en la dificil¨ªsima tarea que Sch?nberg asigna al solista. Los aplausos del p¨²blico le arrancaron, como propina, el delicioso Andante de la Sonata n¨²m. 2 en la menor de Bach.

Conciertos como ¨¦ste, proyectos como ¨¦ste, son todav¨ªa necesarios, porque Sch?nberg contin¨²a siendo un extra?o para muchos aficionados: la prueba es que bastante gente abandon¨® la sala a lo largo del concierto, a pesar de la belleza de la m¨²sica y la calidad de los int¨¦rpretes.