Hambre de escuelas en Latinoam¨¦rica
La autora considera que la comunidad internacional debe implicarse m¨¢s a fondo en el subcontinente para facilitar el acceso de los m¨¢s pobres al sistema educativo.
Pocas regiones del mundo han experimentado transformaciones tan profundas como Am¨¦rica Latina en tan poco tiempo. Hace apenas 25 a?os, buena parte de esta regi¨®n se encontraba bajo reg¨ªmenes autoritarios, y sus pueblos, al igual que el espa?ol poco antes, luchaban por la libertad. Hace poco m¨¢s de dos d¨¦cadas estall¨® la crisis de la deuda externa en M¨¦xico, extendi¨¦ndose r¨¢pidamente por todo el continente, y comenz¨® la llamada d¨¦cada perdida. Tras esta situaci¨®n se dieron una serie de cambios pol¨ªticos, econ¨®micos y sociales de gran calado. Por un lado, casi todos los pa¨ªses recuperaron la democracia y, por el otro, se pusieron en marcha una serie de reformas econ¨®micas e institucionales dentro del marco del llamado Consenso de Washington. La confianza en la mejora de las magnitudes macroecon¨®micas atrajo una suma elevada de inversiones extranjeras, destacando las provenientes de Espa?a, que se convirti¨®, a fines de los noventa, en la segunda fuente m¨¢s importante de la llegada de capitales a la regi¨®n. A la vez se llev¨® a cabo un ambicioso proceso de proyecci¨®n exterior, que tuvo como resultado las Cumbres Iberoamericanas, el proceso del Acuerdo de Libre Comercio de las Am¨¦ricas y la emergente Asociaci¨®n Estrat¨¦gica Euro-Latinoamericana lanzada en la Cumbre de R¨ªo de Janeiro, en 1999.
La regi¨®n ha pasado de un periodo de desarrollo sin democracia a otro de democracia sin desarrollo
Latinoam¨¦rica parec¨ªa bien encaminada para salir de su situaci¨®n de subdesarrollo y formar parte de un conjunto de pa¨ªses influyentes en la escena mundial. Sin embargo, a fines de 2004 esa situaci¨®n no ha cuajado y presenta algunos riesgos que conviene evaluar en su justa medida. Por un lado, se ha extendido un desencanto preocupante con los gobiernos democr¨¢ticos, puesto que la ciudadan¨ªa confi¨® en la indisoluble relaci¨®n entre derechos c¨ªvicos y progreso econ¨®mico, que no siempre vino a la par. Seg¨²n los datos del ¨²ltimo sondeo recogido en el informe Democracia en Am¨¦rica Latina: hacia una democracia de los ciudadanos, elaborado por el PNUD, m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n latinoamericana apoyar¨ªa un gobierno autoritario capaz de resolver problemas econ¨®micos. Por otro, a pesar de haber mejorado algo en los par¨¢metros macroecon¨®micos, los pa¨ªses de la regi¨®n no han logrado resolver una de sus caracter¨ªsticas negativas m¨¢s preocupantes: la desigualdad. Un lastre econ¨®mico y social que se refleja en que el 44% de la poblaci¨®n latinoamericana, unos 225 millones de personas, vive en una situaci¨®n de pobreza. Una cifra que supera el 50% de la poblaci¨®n en algunos pa¨ªses de la regi¨®n y que demuestra la falta de relaci¨®n autom¨¢tica entre el crecimiento econ¨®mico y la redistribuci¨®n de la riqueza entre las personas.
Ambos aspectos, una democracia que no responde a las demandas ciudadanas y la exclusi¨®n social en econom¨ªas que podr¨ªan ser m¨¢s din¨¢micas, est¨¢n muy interrelacionados en un c¨ªrculo vicioso del cual Latinoam¨¦rica no ha sido todav¨ªa capaz de escapar. Como ha argumentado la soci¨®loga brasile?a Sonia Fleury recientemente, la regi¨®n ha pasado de un periodo de desarrollo sin democracia en los a?os setenta a una situaci¨®n actual de democracia sin desarrollo.
Pero al igual que esta regi¨®n ha encarado antes otras transformaciones hondas, estoy convencida de que sus pueblos y gobiernos sabr¨¢n enfrentarse a los retos actuales, aunque es importante para ello que los esfuerzos latinoamericanos reciban un apoyo mayor y constante de la comunidad internacional.
En l¨ªnea con las propuestas de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza -promovida por Lula-, hay que explorar mecanismos de financiaci¨®n que servir¨¢n a la regi¨®n para complementar la ayuda recibida. Tambi¨¦n se debe trabajar para reducir la carga de la deuda externa de los pa¨ªses latinoamericanos m¨¢s endeudados. Como resultado de este problema, en los ¨²ltimos a?os Am¨¦rica Latina ha exportado mucho m¨¢s capital en forma de pagos de intereses y devoluciones que lo que recibe de ayuda oficial al desarrollo. La relaci¨®n entre el pago de la deuda y el bajo nivel de gasto social en los pa¨ªses en desarrollo es incuestionable.
La reciente Cumbre Iberoamericana ya ha dado el primer paso para atajar esta situaci¨®n. Espa?a abrir¨¢ un marco de discusi¨®n para ofrecer algunas soluciones a los pa¨ªses con elevada deuda. La propuesta del Gobierno espa?ol significar¨¢ utilizar el canje de deuda a cambio de desarrollo social de los ciudadanos y ciudadanas de los pa¨ªses muy endeudados, lo que supondr¨ªa abrir una nueva v¨ªa de oportunidades en Latinoam¨¦rica. La propuesta del presidente del Gobierno espa?ol, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, toma cuerpo al focalizar su incidencia en un problema de ra¨ªz: la dificultad de acceso a la educaci¨®n de los grupos sociales m¨¢s desfavorecidos.
Este avance debe suponer un apoyo para la dotaci¨®n de capacidades y oportunidades del grupo social m¨¢s abandonado, que sufre como causa y consecuencia la privaci¨®n de toda instrucci¨®n p¨²blica, un mal end¨¦mico que perpet¨²a a generaciones enteras a vivir en situaci¨®n de pobreza. En esta l¨ªnea, Latinoam¨¦rica seguir¨¢ siendo una zona prioritaria en el destino de nuestra cooperaci¨®n y recibir¨¢ m¨¢s del 40% de nuestra ayuda oficial al desarrollo en los pr¨®ximos a?os. Este compromiso viene dado por razones hist¨®ricas, ling¨¹¨ªsticas y culturales, pero adem¨¢s por la necesidad de responder a las bolsas de pobreza que habitan en estas sociedades y para aprovechar la experiencia espa?ola en materia de desarrollo en Latinoam¨¦rica. Al mismo tiempo, trabajaremos en la integraci¨®n territorial de la regi¨®n, como ilustra el Plan de Cooperaci¨®n con Centroam¨¦rica, anunciado en la Cumbre de San Jos¨¦. Un plan que se ocupar¨¢ del desarrollo de las instituciones regionales y de la mejora en la gobernabilidad, as¨ª como en la atenci¨®n integral de las necesidades sociales b¨¢sicas.
Tambi¨¦n es necesario un cambio en las reglas de juego del comercio internacional. Varios pa¨ªses de esta regi¨®n abanderaron la oposici¨®n a la oferta poco generosa de los pa¨ªses ricos en la Conferencia Ministerial de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio del a?o pasado porque consideraron -con buenas razones por su parte- que uno de los principales frenos a su desarrollo es la falta de acceso a los mercados del Norte. El compromiso del Gobierno espa?ol manifestado en San Jos¨¦, con el que pretende impulsar un acuerdo entre la Uni¨®n Europea con Centroam¨¦rica, supondr¨¢ dar un mejor trato a la zona m¨¢s pobre de la regi¨®n.
Sin embargo, la comunidad iberoamericana debe ir m¨¢s all¨¢ de las mejoras en las transacciones econ¨®micas y comerciales, y constituir el germen primario de la Alianza de las Civilizaciones, tal y como propuso el presidente del Gobierno espa?ol. Latinoam¨¦rica ser¨¢ un actor vital en la constituci¨®n de esta alianza por estar hecha desde la amalgama y el crisol de culturas propias y adoptadas; y por haberse formado a lo largo de los tiempos en la mezcla de pueblos, etnias y costumbres, que constituyen un caldo de cultivo que permitir¨¢ volcar todos estos ingredientes en la tarea de di¨¢logo entre las sociedades del norte y las del sur del globo.
Para estos empe?os tambi¨¦n ser¨¢ muy ¨²til la Secretar¨ªa Permanente de las cumbres iberoamericanas reci¨¦n aprobada, que dar¨¢ voz propia y un¨ªvoca a esta alianza de pueblos y estados iberoamericanos. Un paso m¨¢s para fortalecer un sistema multilateral de decisiones, pero tambi¨¦n de responsabilidades en la confecci¨®n de un nuevo horizonte donde labrar sociedades m¨¢s justas en cada uno de los continentes, tal y como establecen los objetivos del milenio. No queda mucho por inventar, s¨®lo pasar a la pr¨¢ctica.
Leire Paj¨ªn es secretaria de Estado de Cooperaci¨®n Internacional.
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