Consejos
Un grupo de acad¨¦micos le pide a la presidenta del organismo que indague si la AVL tiene competencia o no para tratar sobre el asunto del documento donde se plantea una aproximaci¨®n a la hipot¨¦tica doble denominaci¨®n de la lengua propia de los valencianos, dirigi¨¦ndose al Consell Jur¨ªdic Consultiu, mientras el Consell habr¨ªa requerido de sus propios servicios jur¨ªdicos un informe sobre si la AVL es competente para tomar acuerdos sobre ello.
Mientras tanto, otras informaciones se?alan que para el pr¨®ximo 22 de diciembre y mediante la propuesta de una mayor¨ªa estatutariamente suficiente, otro grupo de acad¨¦micos propone que el pleno de la instituci¨®n someta a debate y aprobaci¨®n el texto sobre la doble denominaci¨®n que ven¨ªa preparando una ponencia con toda tranquilidad hasta que empez¨® el bombardeo de la Batalla de Madrid.
As¨ª, pues, a la guerra medi¨¢tica, a la de nervios entre los gobiernos aut¨®nomos de Catalunya y Madrid, a la del de Val¨¨ncia con los dos primeros, y a la de la calle de nuevo ocupada por los de la algarada de siempre -con m¨¢s yugos y flechas que de costumbre-, se une ahora la de una supuesta batalla jur¨ªdica entre las competencias que unos quiz¨¢s tienen y que los otros entienden que quiz¨¢s no deban tener.
Y es que las interferencias, como las desgracias, nunca vienen solas: los da?os del Efecto Carod, con epicentro en Catalunya, se notan aqu¨ª, lejos de su metr¨®poli, como ocurre con los se¨ªsmos. Es por ello que, ante las maniobras que ahora mismo se est¨¢n produciendo entre Consell y AVL deber¨ªa oponerse un sereno an¨¢lisis sobre si no estaremos protagonizando un gui¨®n escrito ya hace mucho tiempo por los que nunca creyeron en la AVL, los que desde?aron cualquier acuerdo entre valencianos, y los que apostaron no por la resistencia ling¨¹¨ªstica y la traves¨ªa del desierto sino por victimismos m¨¢s o menos rentables en lo inmediato y pol¨ªticamente conducentes a la nada, cuando no a la legitimaci¨®n de lo impresentable, es decir, de todos aquellos cuyo objetivo no est¨¢ en la salud del valenciano sino en acabar con ¨¦l como lengua de relaci¨®n y de cultura normal.
Puede felicitarse el l¨ªder de ERC de haber agudizado al m¨¢ximo las contradicciones de la v¨ªa valenciana hacia la recuperaci¨®n de esa lengua que dice compartir con nosotros, y puede sentirse c¨ªnicamente orgulloso de haber provocado manifestaciones, desconcierto y desasosiego entre los valencianos, porque le ha hecho -a sabiendas- el trabajo sucio no s¨®lo a quienes s¨®lo piensan en su negocio de gestores de la miseria y de la marginaci¨®n -ese catalanismo impol¨ªtico de aqu¨ª, inasequible al desaliento pero siempre atento a la subvenci¨®n-, sino a quienes s¨®lo les conmueve el recuerdo de la Espa?a del extinto, es decir, a la extrema derecha.
Ni nuestro Gobierno ni nuestra AVL deber¨ªan caer en la pen¨²ltima trampa que estos estrategas de la nada les han tendido. A mi modesto entender, y dado el ruido de chuler¨ªa y exhibicionismo de mesianismos prepotentes, lo m¨¢s recomendable ser¨ªa, primero, que la AVL se pronunciase sobre un ¨²nico punto, es decir, pidiendo calma, reclamando para s¨ª ese clima de serenidad que se supone es condici¨®n inexcusable para cualquier trabajo cient¨ªfico; segundo, que el Gobierno se olvide de dict¨¢menes a esgrimir bajo el fuego cruzado; y, tercero, que los acuerdos de la AVL que puedan avivar la guerra simplemente se pospongan para cuando no haya tribulaci¨®n, que es, adem¨¢s, lo que la santa escritora habr¨ªa recomendado.
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