Alicia Markova, bailarina
Alicia Markova muri¨® anteayer en Bath (Reino Unido) a los 94 a?os. Una de las grandes bailarinas del siglo XX, entre sus muchos m¨¦ritos destaca el haber redise?ado en su tiempo el perfil del gran papel femenino del ballet rom¨¢ntico, Giselle, y sobre sus leves huellas de diva cl¨¢sica se han forjado los otros grandes hitos modernos del personaje de la campesina que muere de amor. El English National Ballet, la compa?¨ªa que fund¨® hace m¨¢s de 50 a?os, fue la encargada de difundir la noticia.
Hab¨ªa nacido Markova en Londres el 1 de diciembre de 1910. Su primera formaci¨®n fue decisiva en la forja de su estilo de danza refinado y detallista, pues goz¨® del pupilaje de Serafina Astafieva y Nicol¨¢s Legat (poseedores de la tradici¨®n rusa del norte), combinada con las de Enrico Cecchetti y Vicenzo Celli (¨²ltimos guardianes de la antigua Escuela Italiana de ballet), aunque hab¨ªa comenzado sus estudios en la academia de Miss Thorne.
Fue ni?a prodigio, y as¨ª era presentada al p¨²blico como La peque?a Pavlova en miniatura. Esto no le gust¨® a Astafieva, que la rechaz¨® como disc¨ªpula; luego la vio bailar y la acept¨® en su estrecho, fr¨ªo y desvencijado estudio londinense.
Con s¨®lo 14 a?os fue admitida en los Ballets Russes de Sergu¨¦i de Diaghilev, donde permaneci¨® hasta la muerte de ¨¦ste en 1929, ocasi¨®n en que la joven Markova regres¨® a Londres. En 1926 hizo su primer protag¨®nico en Le rossignol, con coreograf¨ªa de un jovenc¨ªsimo George Balanchine y m¨²sica de ?gor Stravinski. Fue Diaghilev quien le "rusific¨®" el nombre, algo habitual en su compa?¨ªa con los miembros no rusos.
Al regresar a Londres se integr¨® en el Ballet de Marie Rambert (que tambi¨¦n hab¨ªa pasado por Diaghilev) y en el Vic-Wells Ballet. Ya en 1934 estabiliz¨® como su partenaire a Ant¨®n Dolin (nacido Sydney Francis Patrick Chippendall, tambi¨¦n ingl¨¦s), al que permaneci¨® unida profesionalmente durante gran parte de su dilatada carrera esc¨¦nica. Juntos fundaron el Markova-Dolin Ballet. En 1941, Alicia Markova entr¨® a formar parte del elenco fundacional del American Ballet Theater y en 1945 recompuso en Nueva York su compa?¨ªa Markova-Dolin Ballet.
Despu¨¦s de la guerra regres¨® a Londres y fund¨® con Ant¨®n Dolin el London Festival Ballet (hoy English National); all¨ª permaneci¨® hasta 1952. Se retir¨® en 1963, cuando la reina Isabel II la nombr¨® Dame.
El paso de Markova por los Estados Unidos fue decisivo para la concepci¨®n estilizada de los cl¨¢sicos seg¨²n la naciente escuela norteamericana. En 1963 asumi¨® la formaci¨®n del Metropolitan Opera Ballet, que nunca brill¨® como compa?¨ªa, pero desempe?¨® un digno papel en las partes bailadas de las grandes producciones de ese coliseo de ¨®pera a las que aport¨® un empaque considerable, un estilo mayor y un car¨¢cter.
En su carrera, basada sobre todo en los cl¨¢sicos del repertorio ruso-franc¨¦s, no faltaron las incursiones, hoy muy valoradas, en otros registros, como la Julieta en el Romeo y Julieta, de Anthony Tudor, en 1942; la gitana Zenfira en Aleko, de Massine, o el acento colonial en Don Domingo de Don Blas, tambi¨¦n de Massine, con m¨²sica de Silvestre Revueltas, el mismo a?o.
Retratada infinitamente por Baron, Platt Lynes y Lido, entre otros grandes fot¨®grafos de la ¨¦poca, de Markova han quedado pocos filmes; entre ellos, los fragmentos de una Giselle que se ha convertido en un precioso documento de los detalles de su estilo personal. Esas fotograf¨ªas han servido de inspiraci¨®n a muchas artistas del ballet acad¨¦mico que no la llegaron a ver bailar pero que veneran el dibujo que fue capaz de armar sobre personajes como Madame Taglioni de Grand Pas de Quatre, su cisne blanco, su Giselle, o su hada de Cascanueces. Sus equilibrios o su peque?a bater¨ªa (elogiados tanto por Arnold Haskell como por Cyril W. Bea¨´mont), su dosificaci¨®n de cualquier virtuosismo, su manera de atenerse a los estilos y al metro musical, le ganaron el apelativo de "exquisita".
Anatol Chujoy la calific¨® como la m¨¢s importante bailarina del mundo anglosaj¨®n en muchas d¨¦cadas: "Habr¨¢ otras m¨¢s famosas, pero ella ha sido la mejor", lleg¨® a afirmar en los a?os cincuenta. Y Haskell apostill¨®: "Su poder cl¨¢sico viene en l¨ªnea directa de Pavlova y Spess¨ªtsseva".-
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.