Vuelven los colmados
En estos tiempos de grandes superficies y de franquicias uniformadoras, sorprende ver que todav¨ªa hay quien apuesta por resucitar los viejos colmados, aquellas tiendas de barrio en las que se acumulaba en medio de un caos aparente todo tipo de comestibles y de productos para el hogar y en las que un tendero, generalmente vestido con una bata azul, se esmeraba en atender personalmente a la clientela. Quim Vila, propietario de la tienda de vinos Viniteca, anda estos d¨ªas atareado en la resurrecci¨®n de un viejo colmado situado en la calle de Agullers, muy cerca de la bas¨ªlica de Santa Maria del Mar. "Desde 1932 el colmado pertenece a mi familia", se?ala con orgullo, "aunque ya exist¨ªa anteriormente, y guardo un recorte de prensa en el que se indica que fue el primer importador barcelon¨¦s de queso de bola de Holanda. El pasado mes de febrero lo cerramos para reformarlo y muy pronto podremos abrirlo como una especie de colmado actualizado, con jamones colgados del techo, fruta y latas en los estantes, todo tipo de aceites y dos c¨¢maras para quesos afinados, equipadas con instrumentos para controlar la temperatura y la humedad".
En la calle de Agullers, en pleno barrio de la Ribera, va a nacer un nuevo colmado de la mano de un enamorado del oficio: Quim Vila
El colmado, que estar¨¢ decorado en tonos blancos -modernidad obliga-, contar¨¢ con el m¨¢rmol original del mostrador del abuelo y con dos salas de degustaci¨®n. "Es una pena que los colmados est¨¦n desapareciendo", comenta Vila. "A m¨ª me gusta el ambiente que se respira en estas tiendas y tengo adem¨¢s un rollo familiar que viene de los abuelos y que hace que tengan un atractivo especial para m¨ª. Me doy cuenta, de todos modos, de que el de colmadero es un oficio que en cierta manera supone anticalidad de vida, ya que te toca trabajar todos los s¨¢bados y s¨®lo cierras los domingos y festivos, pero a m¨ª me compensa. Por otra parte, los colmados son dif¨ªcilmente viables econ¨®micamente, ya que sol¨ªan estar a cargo de un matrimonio con hijos que se iban turnando y la rentabilidad del negocio era tu sueldo. Para combatir todo esto, nosotros haremos un colmado especial, ya que venderemos tanto a particulares como a restaurantes. Al hacer la venta al mayor hay m¨¢s movimiento y esto va a favor de la rentabilidad. Es cierto que el m¨ªo es un negocio que tiene mucho de emotivo, pero tiene que ser rentable. No somos una ONG gastron¨®mica".
El secreto de Quim Vila, como ya ha hecho con la Viniteca, est¨¢ en cuidar la calidad y en la especializaci¨®n. Por eso tiene mucho inter¨¦s en ofrecer productos muy cuidados. "Cortaremos el embutido junto a la gente, como se hac¨ªa antes", indica, "y en lo referente al queso haremos lo posible por venderlo en su punto ¨®ptimo, tanto a particulares como a restaurantes. Pienso que es algo que en general no se hace, y por eso vale la pena contar con dos c¨¢maras especiales que nos permitir¨¢n controlar la humedad y la temperatura".
Cuando Quim Vila habla de los colmados de antes, y de los que todav¨ªa sobreviven, se le ilumina la cara. Destaca el de Joan Murri¨¤, en la calle de Ll¨²ria, pero tiene claro que "intentar reproducir aquello es imposible". "Lo que haremos en nuestro colmado", a?ade, "en vez de recuperar lo de antes, es renovarlo. La idea ser¨¢ la misma, pero no podemos abrir pretendiendo que somos antiguos y que todo se conserva igual que antes".
A los 18 a?os, Quim Vila empez¨® a trabajar en el colmado familiar. Posteriormente estudi¨® arquitectura, pero lo dej¨® en cuarto curso, ya que se dio cuenta de que sus intereses iban en otra direcci¨®n. En 1992 abri¨® la Viniteca, una tienda de vinos que se ha especializado en buscar los m¨¢s raros del mercado. "Vendemos en un 80% al mayor a restaurantes y a otras tiendas", aclara, "pero tenemos tanto joyas muy dif¨ªciles de encontrar como bisuter¨ªa".
Instalado desde siempre en el barrio de la Ribera, se siente bien en ¨¦l y sue?a con que se vaya poblando de negocios como el de su colmado. "Interesa que el barrio se reforme, que venga gente a vivir aqu¨ª", se?ala. "Creo que ¨¦ste es un barrio muy bonito para abrir un colmado. Ya hay negocios entra?ables como el de Caf¨¦s El Magn¨ªfico, el de frutos secos de Gispert, la Botifarreria de Santa Maria del Mar... S¨®lo falta una tienda especializada en chocolate, una pescader¨ªa y una carnicer¨ªa. Antes hab¨ªa un carnicero y un pescadero, pero se jubilaron y ya no quedan en el barrio. Estamos en un barrio de moda muy l¨²dico y los alquileres son muy altos. El secreto est¨¢ en la calidad y en la especializaci¨®n".
Quim Vila est¨¢ orgulloso de su colmado y se mueve por las distintas dependencias con un entusiasmo no disimulado. En el subterr¨¢neo, muestra una especie de cava en la que recuerda que antes hab¨ªa un dep¨®sito de aceite. "Lo sub¨ªan a la tienda con una manivela", explica. Muestra tambi¨¦n unos ganchos del techo donde tiempo atr¨¢s colgaban los racimos de pl¨¢tano. "La casa es antigua, de hace un par de siglos, pero la han reformado a fondo y ha quedado muy bien", comenta. "Este barrio tiene un car¨¢cter muy especial... Y pensar que debajo est¨¢ la arena de la playa".
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