?De qu¨¦ federalismo hablamos?
En su art¨ªculo titulado ?Es el federalismo cosa de ingenuos?, publicado en este peri¨®dico en su edici¨®n del d¨ªa 6 de diciembre, Miquel Iceta advierte del riesgo de incurrir en "falsos debates nominalistas". Sin embargo, no tarda ni un instante en ofrecernos su propia noci¨®n de federalismo. Seg¨²n Miquel Iceta, el federalismo "se propone evitar el enfrentamiento entre sentimientos nacionales de distinto signo" y constituye, por ello, "una gu¨ªa de soluciones pr¨¢cticas a los problemas planteados por estructuras pol¨ªticas complejas, especialmente las integradas por diversas realidades nacionales".
Cabe preguntarse, sin embargo, si es ¨¦sa la funci¨®n que cumple el federalismo en pa¨ªses tales como, por ejemplo, Alemania, Austria, Estados Unidos de Am¨¦rica, Australia, Argentina o Brasil, por mencionar s¨®lo algunos Estados federales. ?Qu¨¦ "realidades nacionales diversas" articula el federalismo en dichos Estados? La respuesta es sencilla: ninguna, pues son todos ellos, aunque federales, pa¨ªses b¨¢sicamente homog¨¦neos desde el punto de vista de su identidad nacional.
Lo ¨²nico cierto, por tanto, es que el federalismo, en singular, no existe. Desde luego, no es exclusivo de pa¨ªses de estructura plurinacional. En realidad, el federalismo constituye un espectro en uno de cuyos extremos podemos encontrar el llamado federalismo unitario, sim¨¦trico y cooperativo, que es como se lo ha caracterizado, por ejemplo, en Alemania y Austria, y en el otro, el federalismo plurinacional y asim¨¦trico de (normalmente inconfesada pero inequ¨ªvoca) inspiraci¨®n confederal.
?Cu¨¢l es el modelo de desarrollo federal que se propugna para la Espa?a plural: el m¨¢s unitario de patr¨®n germ¨¢nico, el plurinacional de corte m¨¢s o menos confederal, o uno intermedio de -por ahora- difusos contornos? En ocasiones, no resulta ciertamente f¨¢cil saberlo, pero, a juzgar al menos por el contenido de la reforma constitucional -prudente y acotada- anunciada por el Gobierno, parece bastante claro que ¨¦ste se inclina por la primera de las alternativas. Ello es razonable: el federalismo de patr¨®n germ¨¢nico, muchos de cuyos rasgos ya ha venido adoptando el Estado auton¨®mico espa?ol, tiene f¨¢cil encaje en nuestro marco constitucional. Por el contrario, la opci¨®n por un federalismo plurinacional de car¨¢cter confederal implicar¨ªa necesariamente la reforma del mismo T¨ªtulo Preliminar (art¨ªculos 1.2 y 2) de la Constituci¨®n, que s¨®lo ser¨ªa posible llevar a cabo por la v¨ªa agravada del art¨ªculo 168 CE.
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