Loter¨ªa no, gracias
Ganar el mayor premio de la loter¨ªa de Estados Unidos fue un sue?o convertido en realidad para Jack Whittaker. En el d¨ªa de Navidad de hace dos a?os, Whittaker ten¨ªa los cinco n¨²meros ganadores de un premio de 314 millones de d¨®lares, que fueron 113 millones despu¨¦s de impuestos. Whittaker, de 57 a?os, se hizo famoso y prometi¨® que donar¨ªa a la Iglesia un 10% de las ganancias y que entregar¨ªa jugosas aportaciones a otras obras de caridad. Seg¨²n su abogado, Norm Daniels, desde entonces ha donado m¨¢s de veinte millones de d¨®lares a diferentes instituciones de caridad. Pero ha sido arrestado en dos ocasiones por conducir en estado de ebriedad en el ¨²ltimo a?o y ha tenido que someterse a un tratamiento de rehabilitaci¨®n para alcoh¨®licos. El lunes pasado fue acusado formalmente de asalto por atacar al due?o de un bar y tambi¨¦n est¨¢ acusado de alterar el orden en un club nocturno y en un hip¨®dromo. Esos incidentes han sido los menos graves. Los ladrones han entrado en su casa, en su autom¨®vil y en su oficina en Scott Depot, en el Estado de Virginia Occidental, en varias ocasiones. Para Evelyn Adams, quien se adjudic¨® el premio mayor del Estado de Nueva Jersey no s¨®lo una, sino dos veces (1985 y 1986), "ganar la loter¨ªa no es lo que muchos piensan". En una reciente entrevista se?al¨® que los 5,4 millones de d¨®lares que totalizaron ambos premios, despu¨¦s de que se le descontaran los impuestos del Estado y federal, se le fueron entre los dedos en los ¨²ltimos a?os y hoy vive en la pobreza. "Todos quer¨ªan mi dinero. Todos extend¨ªan la mano. Nunca aprend¨ª la palabra m¨¢s simple del idioma ingl¨¦s...: no", se?al¨®. Su dinero tambi¨¦n se escurri¨® en las m¨¢quinas tragaperras de los casinos de Atlantic City. Otro caso fue el de William Bud, quien recibi¨® 16,2 millones de d¨®lares de la loter¨ªa del Estado de Pensilvania en 1988 y ahora vive de la Seguridad Social lament¨¢ndose de su suerte. "Ojal¨¢ nunca hubiera ocurrido. Fue una verdadera pesadilla", dice. A s¨®lo un a?o del gran acontecimiento, no le quedaba un centavo y sus deudas, que ascend¨ªan a un mill¨®n de d¨®lares, le obligaron a declararse en quiebra.
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