Maestros antiguos
Coincido con Julio A. M¨¢?ez, quien le dedic¨® unas expresivas l¨ªneas en estas mismas p¨¢ginas, declar¨¢ndome, entre otros muchos, humilde seguidor de las lecciones literarias, incluso vitales, de Thomas Bernhard, y celebro por tanto que los productores del Teatro Romea de Barcelona se hayan atrevido con la representaci¨®n del espl¨¦ndido texto Mestres antics que durante unos d¨ªas se ha ofrecido en L'Altre Espai de Valencia. En las mismas fechas se ha emitido el reportaje La rep¨²blica de los maestros por TVE 2, que rend¨ªa homenaje debido a aquellos maestros clave de la regeneraci¨®n espa?ola que desde la escuela se pusieron al servicio de la cultura para lograr la transformaci¨®n social a trav¨¦s de la educaci¨®n llevando el papel del maestro m¨¢s all¨¢ de las aulas.
Incluso su influencia lleg¨® m¨¢s tarde, en nuestra adolescencia, a algunas ¨®rdenes religiosas que evolucionaron en sus planteamientos educativos pasando, desde aquella Ratio studiorum que desde hac¨ªa siglos hab¨ªa informado la educaci¨®n jesuita, a la militancia junto a los trabajadores, donde pudimos encontrar a Francisco Garc¨ªa Salve, quien nos ense?¨® que se pod¨ªan impartir ejercicios espirituales y acabar de cura obrero, a Pere Closa, que desde el Ensanche barcelon¨¦s devino en reivindicativo gitano granadino, o a Francisco Cuervo, quien abandon¨® las salinas de Torrevieja, donde era habitual que a ¨¦l le sirvieran, para dedicar el resto de su vida al servicio de quienes en su militancia sindical se encontraban junto a Rafael Casanova o Ramiro Reig.
Despu¨¦s fueron los a?os universitarios de los sesenta, que nos advirtieron tambi¨¦n de que los tiempos estaban cambiando, de que la ense?anza no s¨®lo se impart¨ªa en las aulas, de que las bibliotecas no conten¨ªan todo el saber, y de que el franquismo quedaba definitivamente atr¨¢s mientras Manuel Sacrist¨¢n se manten¨ªa fiel a su militancia comunista aun a costa del alejamiento de su c¨¢tedra, V¨ªctor Fair¨¦n se mostraba absolutamente intransigente con el uso de la terminolog¨ªa falangista por quienes contestaban ?Presente! al pasar lista en sus clases, o Adolfo Miaja se extend¨ªa sobre la represi¨®n sufrida por los republicanos que, entre otros, acompa?aron a las tropas de su t¨ªo, el conocido general republicano del mismo apellido.
Uno de aquellos maestros antiguos fue el propio Bernhard, de quien Luis Goytisolo afirma tiene entidad m¨¢s que suficiente para no precisar otra referencia que alguna de sus lecciones, que durante varios d¨ªas se han podido escuchar en Valencia en las voces de excelentes actores. Brillante escritor austriaco, sin serlo pues hab¨ªa nacido en Holanda, renunci¨® a volver a Austria denunciando la falsedad del mundo que le rodeaba, entre otros el art¨ªstico, afirmando con su amigo Paul Wittgenstein, sobrino del fil¨®sofo Ludwig, que si aceptar un premio era una perversi¨®n, aceptar un premio nacional era la mayor de las perversiones. Albert Boadella, director de Els Joglars, acaba de manifestarse de manera an¨¢loga ante la posible concesi¨®n de la Creu de Sant Jordi de la Generalitat catalana.
Hombre de ciudad, afirmaba que uno s¨®lo se puede resignar ante la naturaleza y que ¨¦l obten¨ªa el mayor disfrute observando pasar tranquilamente a sus conciudadanos. Entend¨ªa que el noventa por ciento de cuantos conoc¨ªa, compart¨ªan su ambici¨®n de estar siempre donde no se estaba, advirtiendo, con magistral iron¨ªa, que s¨®lo sentado en el coche, entre el lugar que acababa de dejar y aquel al que se dirig¨ªa, era tan feliz como desde el caf¨¦, principalmente el Sacher vien¨¦s, desde el que observaba el deambular de sus conciudadanos. Con esta percepci¨®n de la vida, no era dif¨ªcil concluir que Bernhard presumiblemente acabar¨ªa cuestionando tambi¨¦n el prestigio de determinados maestros antiguos al afirmar que las personas que verdaderamente significan algo en la vida de cada cual pueden contarse con los dedos de una mano. Uno o dos, concretaba a¨²n m¨¢s.
En la literatura como en la vida, y seg¨²n afirma el protagonista de Mestres antics, no hay relato redondo, cuadro perfecto, o pieza musical acabada, lo que tambi¨¦n sucede con cuantos grandes maestros hayamos tenido. Sin embargo el colectivo de maestros republicanos s¨ª merec¨ªa el homenaje agradecido del que han sido objeto con el citado reportaje por parte de quienes hemos sido sus beneficiarios. Fueron ejemplos vivos de honestidad, que efectivamente trascendieron los l¨ªmites de las aulas y los tiempos de la Instituci¨®n Libre de Ense?anza. Fueron puestos a prueba en graves momentos de confrontaci¨®n social, cuando m¨¢s necesaria resultaba la referencia colectiva, y dignificaron el trabajo metodol¨®gico de los maestros uni¨¦ndolo a los ideales de solidaridad humana que sin duda se encuentran entre las escasas excepciones a las que alude Bernhard.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.