Un ni?o que vio a King Kong
El ¨²ltimo libro de Frabetti incluye dos cap¨ªtulos con elementos de inter¨¦s. Uno de car¨¢cter eminentemente narrativo titulado Un mill¨®n para un chino es una buena variaci¨®n sobre la famosa par¨¢bola del mandar¨ªn de origen franc¨¦s en la que se bas¨® el gran E?a de Queir¨®z para escribir su estupenda novela corta El mandar¨ªn. Como se recordar¨¢, tal par¨¢bola plantea el problema moral de si ser¨ªamos capaces de apretar un bot¨®n que produjese la muerte de un ignorado y alejado mandar¨ªn chino sabiendo que tal fallecimiento nos hace herederos de su fortuna. Aqu¨ª, Frabetti propone un vuelco a esa historia: nos dice qu¨¦ sucede cuando prestamos un mill¨®n a una amiga y ella no nos lo quiere devolver. El narrador puede decir con verdad que "me has enga?ado como a un chino cont¨¢ndome un cuento chino".
LA AMISTAD DESNUDA
Carlo Frabetti
Lengua de Trapo. Madrid, 2004
122 p¨¢ginas. 13,50 euros
El cap¨ªtulo final titulado Agradecimientos y advertencias es m¨¢s que eso. El autor muestra en ¨¦l bastante de s¨ª mismo al contar el proceso de elaboraci¨®n del libro. Frabetti se refiere un tanto despectivamente a la difundida noci¨®n de la cocina del escritor, pero algo an¨¢logo es lo que cuenta en esas p¨¢ginas finales. Explica por qu¨¦ el libro se publica bajo la advocaci¨®n de C¨¦sar Vallejo e intenta justificar su forma final con razones admisibles aunque el lector pueda creer, como es mi caso, que el resultado sea en conjunto deficiente. El cap¨ªtulo contiene un an¨¢lisis de King Kong y nos confiesa su infinita fascinaci¨®n infantil por la cinta y desde luego por el gorila, por cierto en t¨¦rminos parecidos a como lo cuenta Peter Jackson, el director que ha empezado a rodar la nueva versi¨®n de la pel¨ªcula. El autor declara que sus bases literarias parten de la ciencia-ficci¨®n, la matem¨¢tica recreativa y la narrativa infantil y termina con una nota humor¨ªstica: nos enteramos de que el autor pose¨ªa en Barcelona un cuervo al que llamaba Hegel y con el que sosten¨ªa "di¨¢logos hegelianos". Aun en desacuerdo con varias afirmaciones, los elementos autorreflexivos son atractivos.
El resto del libro es prescin
dible. No pertenece, sin duda, a lo mejor de su autor. Es una reuni¨®n de textos cuya unidad es muy dudosa y, como ya se ha visto, apreciable s¨®lo en una peque?a parte. Ni es una novela, ni un libro de cuentos, ni tampoco un ensayo. La mezcla no es mala en principio pero s¨ª lo es cuando lo reflexivo no consigue encarnarse en lo narrativo. Al disertar sobre Dios y otras metaf¨ªsicas y emitir unas cuantas trivialidades sobre la vida sentimental, el autor cae precisamente en los mismos t¨®picos que despu¨¦s nos dir¨¢ que ha querido evitar. Las sentencias y el lenguaje taxativo afean especialmente sus discursos sobre el amor y la amistad ("el amor implora. La amistad explora", por ejemplo) y una serie de mon¨®tonos enunciados exhortativos ("hay que... Hay que...") agotan al lector.
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