Por la senda de la involuci¨®n

El Partido Popular que preside Francisco Camps ha hecho del valenciano uno de los elementos de oposici¨®n al Gobierno central y a los partidos que colaboran con los socialistas, especialmente Esquerra Republicana de Catalunya y Esquerra Unida. La oposici¨®n frontal al PSOE ha llevado al Consell a una involuci¨®n en sus posiciones en materia ling¨¹¨ªstica en la Comunidad Valenciana, todav¨ªa m¨¢s llamativa si se compara su discurso con el que mantiene el PP que gobierna en las Islas Baleares y el de Catalu?a, que dirige desde la oposici¨®n Josep Piqu¨¦. La radicalizaci¨®n en el discurso esgrimido por el PP de Francisco Camps ha llevado al propio ex presidente de la Generalitat de Catalu?a Jordi Pujol a desvelar la existencia del pacto -alcanzado en 1996 con su entonces hom¨®logo Eduardo Zaplana- para que no se cuestionase la unidad ling¨¹¨ªstica del valenciano y el catal¨¢n. Una posici¨®n que, seg¨²n ha revelado recientemente, el primer consejero de Cultura de Zaplana, el popular Fernando Villalonga, ya estaba asumida cuando se reunieron a medio camino entre Valencia y Barcelona los dos dirigentes auton¨®micos ese a?o.

El PP da protagonismo al discurso secesionista tras las victorias de Maragall y Zapatero

La pol¨ªtica de Camps ha llevado a Jordi Pujol a desvelar su acuerdo con Zaplana de 1996

El camino recorrido por Eduardo Zaplana para cumplir lo pactado con Jordi Pujol no fue, sin embargo, un camino de rosas. En el debate de Pol¨ªtica General de las Cortes Valencianas de septiembre de 1997 Eduardo Zaplana lanz¨® la propuesta de que las Cortes pidiesen un dictamen al Consell Valenci¨¤ de Cultura (CVC) sobre la cuesti¨®n ling¨¹¨ªstica. Un dictamen que fue objeto de dura negociaci¨®n entre los miembros del CVC, por un lado, y la necesidad de que el PP -

presionado entonces por sus socios de gobierno, los secesionistas de Uni¨®n Valenciana- y

el PSPV -necesitado de garantizar la unidad ling¨¹¨ªstica en una situaci¨®n de crisis org¨¢nica- diesen el visto bueno al mismo.

A partir del dictamen del CVC, aprobado en verano de 1998, se fragu¨® la ley de creaci¨®n de la Acad¨¨mia, que incorpor¨® en su pre¨¢mbulo el texto elaborado por el Consell Valenci¨¤ de Cultura que reconoc¨ªa sin matices, aunque con una alambicada per¨ªfrasis, la unidad ling¨¹¨ªstica de valenciano y catal¨¢n.

El texto de la ley de creaci¨®n de la Acad¨¨mia Valenciana de la Llengua avanz¨® a trompicones mediante contactos y conversaciones muy discretas en las que participaron dirigentes de varios partidos pol¨ªticos, entre ellos el entonces consejero de Cultura, el popular Francisco Camps, junto con otros cargos del PP, del PSPV-PSOE, de CiU, instituciones universitarias y miembros del Consell Valenci¨¤ de Cultura.

La ley de creaci¨®n de la AVL se aprob¨® en las Cortes Valencianas el 2 de septiembre de 1998, no sin sobresaltos. "Est¨¢ claro que lo que ustedes defienden es el catal¨¢n", afirmaba por entonces el portavoz de Uni¨®n Valenciana, Ferm¨ªn Artagoitia, que compart¨ªa en este tema posiciones con Rafael Ferraro, ex regionalista que fund¨® el partido Iniciativa de Progreso antes de pasarse al PP, donde sigue manteniendo acta de parlamentario.

La ley sali¨® adelante pese a que el todav¨ªa secretario general del PSPV Joan Romero hab¨ªa acusado a Zaplana de romper in extremis el tramo final del acuerdo: que la elecci¨®n de los acad¨¦micos se hiciese a la vez.

Con la campa?a de las elecciones auton¨®micas de 1999 encima, Zaplana presion¨® a los socialistas para que rebajasen su pretensi¨®n de imponer una mayor¨ªa de fil¨®logos en la Acad¨¨mia y, as¨ª, contentar a los sectores secesionistas. Para presionar al PSPV, Eduardo Zaplana esgrimi¨® p¨²blicamente y, por primera vez, la amenaza de nombrar a los acad¨¦micos unilateralmente gracias a su mayor¨ªa parlamentaria. Zaplana reconoc¨ªa en diciembre de 1998 que la citada medida "ser¨ªa una opci¨®n extrema y muy desesperada", aunque en caso de tener que llevarla a cabo ser¨ªa despu¨¦s de las elecciones de 1999 y tras incluir su propuesta en el programa electoral. Eduardo Zaplana nunca materializ¨® la amenaza, aunque s¨ª utiliz¨® la pugna con los socialistas sobre la Acad¨¨mia para bloquear las conversaciones sobre la reforma -a¨²n pendiente- del Estatut. El PP hace ya cinco a?os se negaba a especificar el car¨¢cter cient¨ªfico de la Acad¨¨mia.

Con la nueva legislatura 1999-2003 estrenada, Zaplana y el nuevo secretario general del PSPV, Joan Ignasi Pla, acometieron nuevamente las negociaciones sobre la composici¨®n de la AVL. Ambos, sonrientes, comparecieron el 15 de junio de 2001 para presentar el acuerdo sobre la composici¨®n del organismo -10 acad¨¦micos a propuesta del PSPV y 11 a propuesta del PP, de los cuales 5 hab¨ªan de contar con el visto bueno de los socialistas y los seis restantes pod¨ªan representar las posturas secesionistas-. El acuerdo incluy¨® un Pacte pel Valenci¨¤, a instancias de Pla, para impulsar la normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica, apoyado en las Cortes tambi¨¦n por el PP, pero pendiente de desarrollar todav¨ªa en muchos de sus extremos.

A partir del a?o 2001, la pol¨¦mica ling¨¹¨ªstica fue decayendo paulatinamente de la agenda pol¨ªtica, salvo salidas de tono inusuales por parte de cargos del PP procedentes de Uni¨®n Valenciana, como el entonces senador Vicente Ferrer -que llam¨® "listillo de tierras adentro" al presidente de la Real Academia de la Lengua Espa?ola, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, en 2002- o el presidente de la Diputaci¨®n de Valencia, Fernando Giner -que en noviembre de 2003 ya arremet¨ªa contra la AVL por su voluntad de definir la naturaleza del valenciano. Pero no ser¨ªa hasta la victoria de Maragall en Catalu?a y de Zapatero en Espa?a cuando el PP de Camps colocar¨ªa el discurso de los secesionistas en el centro de su pol¨ªtica para contrarrestar la influencia de Catalu?a en las pol¨ªticas del Estado.