Maria Dolors Mir¨® Juncosa, mecenas e hija de Joan Mir¨®
Maria Dolors Mir¨® Juncosa, mecenas y ¨²nica hija del pintor Joan Mir¨®, falleci¨® ayer a las diez de la ma?ana en la Policl¨ªnica de Palma de Mallorca, a los 74 a?os, a causa de un infarto, a los seis d¨ªas de ser intervenida quir¨²rgicamente de una cadera, seg¨²n detall¨® su hijo Joan Punyet Mir¨®. "Ha sido un golpe demasiado brutal, jam¨¢s previmos esta posibilidad. Qued¨® muy d¨¦bil. No tengo ganas de hablar m¨¢s", apostill¨® Joan.
Veinti¨²n a?os y un d¨ªa despu¨¦s de la muerte del genial Joan Mir¨®, a los 92 a?os, precisamente en otro d¨ªa de invierno agudo, la figura de la heredera del artista adquiri¨® -fatalmente- un protagonismo que ella siempre desde?¨® en vida. Hace menos de un mes hab¨ªa concertado la celebraci¨®n de una de sus pocas entrevistas -que despu¨¦s aplaz¨® a causa de un viaje y sus preparativos quir¨²rgicos- para reclamar al Estado y a la Generalitat de Catalu?a la protecci¨®n de la casa familiar y el entorno de Montroig de Tarragona -el paraje de La Masia, obra cumbre del primer mir¨® que compr¨® en Par¨ªs Hemingway.
El caser¨®n catal¨¢n y los jardines donde pas¨® los veranos Mir¨®, la conexi¨®n con el mundo rural at¨¢vico y de las ra¨ªces, est¨¢n amenazados por el trazado de grandes obras de infraestructura ferroviaria, despu¨¦s de ser segados por los desmontes una autopista. Dolors apel¨® al recuerdo de su padre y escribi¨® una misiva al presidente Pasqual Maragall, tras anunciar que los sucesores de Mir¨® quer¨ªan crear un centro muse¨ªstico en aquel territorio. Proteger Montroig era su empe?o y abrir all¨ª un nuevo referente Mir¨®, la ilusi¨®n compartida con sus hijos. Su padre pretend¨ªa "liberarnos de todos los arquetipos ya utilizados. (...) Espero que los sue?os de Mir¨® se vean cumplidos", escribi¨® Dolors en 1992. Fue la embajadora que ejerci¨® durante d¨¦cadas ante museos y amigos del artista.
Dolors Mir¨® fue discreta, menuda y elegante, una bella r¨¦plica en femenino del rostro y el cuerpo de su progenitor, como reflejan retratos de ambos de grandes fot¨®grafos. Naci¨® en Barcelona el mes de julio de 1930, a los nueve meses de la boda de su padre, que se cas¨® a los 36 a?os con la mallorquina Dolors Juncosa, fallecida a los 91 a?os, en enero de 1995.
Era presidenta de honor y vocal nato de los patronatos de las fundaciones Joan Mir¨® de Barcelona y Pilar y Joan Mir¨® a Mallorca, centros que desde mediados de los setenta, el primero, y en los noventa, el segundo, se transformaron en enclaves determinantes para la difusi¨®n y estudio de la obra mironiana, y en ¨¢mbitos vivos para la experimentaci¨®n y muestra del arte contempor¨¢neo en Europa. "Nada de museos fosilizados", dec¨ªa Mir¨®.
Joan Mir¨® represent¨® un ejemplo de mecenazgo, compromiso y solidaridad progresista, y, tambi¨¦n, de desprendimiento con las ciudades y las instituciones democr¨¢ticas.
Un altruismo compartido por su mujer, Pilar, y, tambi¨¦n, por las dos generaciones posteriores, representadas en Dolors y los cuatro hijos que ¨¦sta tuvo en sus dos matrimonios. El autor y los familiares dotaron con obra propia las dos fundaciones, cedieron casas y terrenos, impulsaron la construcci¨®n de sus complejos arquitect¨®nicos dise?ados por Josep Llu¨ªs Sert en Barcelona y Rafael Moneo de Palma, abrieron el camino con regalos para sendas subastas con el fin de inyectar capital a estas iniciativas.
Un ejemplo pionero fue el legado Mir¨® al Estado en 1986 por pago de impuestos de herencia, gestionado por el entonces ministro de Cultura, Javier Solana. Despu¨¦s lleg¨® la donaci¨®n de la viuda de una obra al Museo del Prado y los sucesivos pr¨¦stamos y dep¨®sitos de obras, como los de la semana pasada a la fundaci¨®n de Palma, tras el desencuentro grave con el PP local por el cese del anterior director, Aurelio Torrente.
Dolors Mir¨® Juncosa era una gran viajera, amante del arte y de la moda, y una precisa narradora de la vida y peripecia pl¨¢stica de su padre. Era su memoria. En 1937 pas¨® la infancia en Par¨ªs tras salir de la guerra de Espa?a; con la llegada de los nazis, los Mir¨® emigraron al mundo rural franc¨¦s donde estall¨® el gran Mir¨® de las Constelaciones, los periodos de calma, tragedia y euforia.
A mitad de los a?os cincuenta el clan recal¨® en Mallorca, una tierra familiar. Dolors tuvo que afrontar la muerte al perder a su primer marido y al ver morir otro d¨ªa fr¨ªo de enero de 1991 a su primog¨¦nito, David Fern¨¢ndez Mir¨®, poeta, traductor, editor musical, que se fue a los 35 a?os escasos. La foto alegre de madre e hijo del d¨ªa de la boda de David, con la mirada p¨ªcara de los abuelos en segundo plano, quedar¨¢ en el ¨¢lbum de la historia interior en la saga de los Mir¨®.
El martes, el cuerpo de Maria Dolors Mir¨® ser¨¢ incinerado en el tanatorio Bon Sosec, en los aleda?os de Palma, donde por la tarde la familia atender¨¢ a sus allegados.-
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